Who is the Rose?

9

Mientras hablaban y almorzaban, David parecía no poder percibir nada de lo que había a su alrededor. Estaba trabajando tan fuerte por no mantener su mirada fija en el hermoso hombre frente a él. ¿Era siquiera posible tanta belleza? Lo intentó, de verdad se esforzó, pero sus ojos no dejaban de pasearse por toda esa piel clara, por ese cuello delicado y elegante al que ya había tenido apretado entre sus manos y Liam ni siquiera lo sabía. Sus manos hormigueaban y sudaban, se moría por sentir más de esa suave piel, por escuchar más de esos hermosos gemidos, y por deleitarse nuevamente con el sabor de aquella boca rosada, que rogaba por más y lo llamó Amo. Enredar sus dedos por esos rizos rubios y aprisionar su pequeña cintura entre sus manos, mientras se hundía en él y lo atravesaba por completo tanto en su cuerpo como en su ser. Su polla dura saltó, justo en el mismo instante en el que Liam levantó la mirada y la fijó en la suya, con una altivez digna de alguien que sabía el hermoso príncipe que era, y David se debatía entre dominarlo o simplemente rendirse a sus pies.

_ Dav? ¡David!_ repitió Chris en un susurro más fuerte y golpeó ligeramente su pierna debajo de la mesa_ se supone que debes comer tu comida, no a Liam con la mirada.

Las conversaciones de repente se habían dividido en grupos, Taylor y Zack estaban sumergidos en su mundo, y Jaison hablaba algo con Liam, así que nadie más escuchaba su conversación.

_ Puedo hacer las dos cosas al tiempo_ respondió con burla.

_ ¿Me estás jodiendo? ¿Desde cuándo te gustan los hombres?_ David solo se encogió de hombros y sonrió_ Dios, esto no está bien, veo venir los problemas.

_ ¿Qué? ¿Por qué?

_ Porque si te metes con Liam solo por un arranque bicurioso y lo lastimas, Jaison va a matarme.

_ Y te haces llamar Dom? Es obvio quien lleva la corona en esa relación_ David se burló_ pero no te preocupes, bro, eso no va a pasar, él me odia.

Mientras pronunciaba aquellas palabras, vio a Liam removerse en su silla con incomodidad. David frunció el ceño, algo no estaba bien, tal vez Jaison había dicho algo para molestarlo. Liam intentaba mantener una sonrisa y acariciaba su cuello con disimulo, era como si algo le diera comezón o… David miró el hilo de luz solar que se colaba por un tragaluz frente a su mesa y que daba justo en el escote de Liam, atravesándolo como si fuera una cinta de reina de belleza. Se le veía hermoso, pero era obvio que Liam no lo sentía así.

David recordó nuevamente las palabras de su madre, cuando le dijo que la mujer que los visitó en ese entonces y que suponían era la madre de Liam, había ido hasta allí por unas rosas para su hijo que sufría una extraña enfermedad en la piel, o eso recordaba su madre. David miró hacia el tragaluz y vio cómo el atrevido y reacio sol veraniego de una de la tarde se colaba por una rendija. Siguió con la mirada la estela de luz hasta la expuesta piel blanca y delicada del pecho de Liam, que al parecer empezaba a enrojecerse. Joder, ¿y si era fotosensible? Eso explicaría por qué se cubría con un gabán a pesar de llevar un hermoso atuendo en el interior, y explicaría el polarizado especial en su auto y el por qué hace algunos años su madre lo reprendió tan fuerte cuando lo vio fuera del auto. Maldición, ahora se sentía terrible por haber juzgado su vestimenta y haber provocado que se expusiera, pero… ¿por qué simplemente no cambiaba de lugar con cualquiera de sus amigos? ¿Será posible que ellos ignoraran la afección de Liam?

_ Con permiso, debo responder esta llamada_ el teléfono nunca sonó, y David sospechó que Liam solo lo inventó para poder levantarse de su inquisidor lugar. David vio cómo su guardaespaldas lo seguía con preocupación, y quiso poder ser él quien fuera a ver qué le sucedía a Liam.

_ Deja de mirarlo con esa cara de preocupación, solo fue a responder una llamada, no al fin del mundo_ lo reprendió Christian entre risas, pero para David no fue gracioso. Era obvio que ellos no estaban prestando la debida atención a Liam. Intentó sonreír. Ya que no podía ir con él y ver cómo estaba, por lo menos, haría lo que estaba a su alcance. Tomó su cerveza local artesanal que había pedido después de la comida y se levantó sin mencionar palabra.

_ ¿A dónde vas? _ volvió a hablar Chris.

David tomó la copa de vino tinto en lugar de Liam y la arrastró hasta el asiento que acababa de dejar libre_ Solo cambio de lugar, me gusta el sol, ya lo sabes_ David se dejó caer en la silla que antes ocupaba Liam.

_ ¿En serio lo haces por eso?, ¿o solo quieres hacerlo enojar? _ David tomó un trago de su cerveza y se encogió de hombros. Era un gesto que tenía bastante arraigado y que, aunque algunos lo veían despreocupado y divertido, otros lo encontraban exasperante. A decir verdad, a David le importaba poco cómo lo juzgaran los demás.

_ Digamos que un poco de ambos_ todos soltaron una risa.

*-*-*-*-*

Jaison estaba preguntándole el porqué de su actitud hacia David, lo reprendía de manera amistosa diciéndole que David era “buen Dom” y que Liam, como buen sub y fiel practicante del b**m, debería saber mejor que Jaison, que esa no era la manera de dirigirse a un Dominante, y hasta tuvo la osadía de restregarle en la cara la vez que Liam había conocido a Christian y había corrido hacia él, colocándose en posición de sumisión en cuanto lo vio. ¿Qué había hecho David para ser diferente? ¿O solo lo estaba menospreciándolo por su aspecto? Le había preguntado.

_ Solo estoy siguiendo mis propias reglas. Las cosas han cambiado mucho. No todos tenemos la fortuna de encontrar un dominante digno de ser llamado Amo. Solo ustedes, par de imbéciles suertudos, se llevaron el premio mayor_ dijo refiriéndose a Zack y Jaison, que gozaban de unos Doms que los cuidaban, protegían, respetaban y amaban. Sonrió.

Pero por un momento, una sensación de calor en su cuerpo nubló su sonrisa. Sentía que su piel se quemaba. Se llevó la mano a su cuello y a su pecho. Notó que el sol estaba dándole directamente en su cuerpo. Miró hacia el tragaluz sobre ellos y maldijo al haberse permitido ser tan descuidado. Pero todo era culpa de ese maldito hombre que parecía esculpido y decorado por el mismo Miguel Ángel, el David y la Capilla Sixtina se quedaban en pañales antes semejante obra de arte. Volvió a sentir su cuerpo arder. "Joder", tenía que hacer algo o pronto su urticaria sería evidente.

_ Con permiso, debo responder esta llamada_ mintió buscando una salida.

Se dirigió rápidamente a los baños con Jackson pisándole los talones.

_ Señor, ¿se encuentra bien?

_ No_ respondió Liam mientras veía su reflejo en el espejo, la piel empezaba a enrojecerse.

_ Tome, señor_ Jackson le pasó unas pastillas y una crema formulada por su médico de confianza, para que las aplicara sobre la piel afectada. Eran solo unas de las muchas precauciones que debía tomar. Miró con odio la mano extendida de Jackson y luego su rostro que parecía rogarle para que las tomara. Miró su reflejo en el espejo nuevamente. La gente que amaba su físico, que envidiaba su piel, no tenía idea de lo equivocados que estaban. Tomó las pastillas y las pasó sin ningún líquido, aplicó la crema hasta que se desvaneció y luego se cubrió nuevamente con el gabán que su guardaespaldas le devolvió.

_ Señor, debería volver a casa.

Liam lo miró, descargando sobre Jackson un poco de la rabia que tenía por sí mismo _ Si quisiera que alguien me dijera lo que tengo que hacer, seguro tendría a un Dom con una cadena en mi cuello.

_ Lo siento, señor, lo espero afuera...

_ No, yo lo siento_ reaccionó rápidamente_ tú no tienes la culpa de nada y… gracias, pero debo volver con mis amigos a la mesa_ Jackson asintió.

Liam abotonó el gabán hasta lo más alto que podía y lo ató a su cintura, metió las manos en los amplios bolsillos, resopló, irguió los hombros, sacudió su cabello levantando su cabeza hacia atrás, dibujó una sonrisa en su rostro y salió.

Caminó el tramo desde el baño hasta la mesa pensando en qué excusa inventaría para retirarse o para sentarse en otro lugar. Le cansaba tener que mentir, era por eso que evitaba, siempre que podía, estas reuniones, pero se llevó una sorpresa cuando llegó a la mesa y se encontró con el problema solucionado por la persona que menos esperaba.