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1166 Words
Liam corrió dejando atrás su propio importante evento. Salió del salón tropezando con algunas personas del staff y, cuando se encontró en el iluminado pasillo, miró hacia un lado y hacia el otro. No había rastro del hombre con espalda fuerte y traje color vino. Se dirigió hacia su boutique, entró en su oficina y empezó a escarbar entre todos los regalos de sus fans y clientes. No pasó mucho tiempo cuando Taylor apareció frente a él, con un caminar pausado y sus manos metidas en los bolsillos. Su tranquilidad llego incluso a molestar a Liam, sin saber la razón.
—Liam, te he estado buscando. ¿Sucede algo? —preguntó Taylor.
—¿Por qué lo preguntas? —respondió Liam sin levantar la cabeza de entre todos los regalos.
—Lo pregunto porque deberías estar en la piscina en este momento siendo un buen anfitrión, como siempre. Pero en cambio, estas aquí… ¿Qué estás buscando?
—Una rosa —respondió en su susurro, casi sin darse cuenta.
Taylor repartió la mirada entre todas las cosas. Había infinidad de regalos: joyas, peluches, frutas, vinos costosos, pero, sobre todo, flores de todo tipo.
—Debe estar por aquí en alguna parte —habló Liam al ver el rostro extrañado de su amigo—. Lisy me dijo que había dejado otra.
—Hay muchas flores aquí, Liam. ¿Qué tiene de especial la que esas buscando?
—No lo entiendes —Liam paso un mano por su cabello, exasperado —esa rosa es…—detuvo sus palabras cuando vio una caja igual a la que había recibido aquella vez, estaba justo detrás de un inmenso arreglo de flores —. ¡la encontré! —una sonrisa triunfal se dibujó en su rostro y corrió hacia ella. La tomo en sus manos y la miraba como si estuviera el más grande de los tesoros. Taylor no entendía que tenia de especial una caja tan fea, pero bueno al parecer su amigo si lo sabía.
Liam tomo la pequeña tarjeta que colgaba a un lado y leyó en voz alta.
— “Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que las mire para ser dichoso”.
—¿El principito? —pregunto Taylor, reconociendo la frase del famoso libro. Liam asintió sin quitar los ojos de la tarjeta; su sonrisa aún iluminaba su rostro.
Liam guardó el pequeño rectángulo de cartón en el bolsillo interior de su saco y se apresuró a abrir la rústica caja. Estaba ansioso por ver su nueva hermosa rosa color lavanda, pero se llevó una grata sorpresa cuando sacó la frágil cúpula de cristal.
—Es anaranjada —susurró mirándola extasiado.
—puedo ver eso, ¿qué significa?
—Una rosa anaranjada tiene un significado…mmm, ¿cómo te lo explico?... De admiración, pero no solo eso, representan deseo, fascinación, entusiasmo y energía. Las rosas anaranjadas sirven para expresar “Estoy muy orgulloso de ti”. También es el color del atardecer, como el nombre de mi marca. Quiere que sepa que vino a verme y que está orgulloso de mi trabajo —Liam suspiro—. Creo que amo q este hombre
—Wow, wow, wow, no tan rápido, chico. ¿Me estás hablando en serio? —Taylor vio a Liam dando pequeños saltos emocionados, lo que le recordó a su pequeño Zack cuando recibía un premio de su Daddy—. ¿Quién eres y que hiciste con mi escéptico, desconfiado y anti romántico amigo?
—No es cierto, no soy así —Liam refutó con un puchero tierno.
—Sí, si lo eres.
—No, no lo soy. Es solo que… creo que encontré el indicado, encontré al Amo perfecto para mí. Él es… grande, fuerte, maduro, inteligente, dominante y la vez muy dulce. Es romántico y muy creativo, además es un tipo elegante y de buena posición —Liam describió emocionado al hombre tal como él lo percibía.
Una luz extraña atravesó los ojos de Taylor, que Liam no sabía cómo interpretar.
—¿Qué sucede? —pregunto extrañado por la decepción que su amigo intentaba disimular—. Taylor, solo tú y Jaison son mis amigos, son los únicos que saben por todo lo que he pasado. Pensé que… estarías feliz porque al fin me estuviera sucediendo algo bueno.
—Lo estoy —dijo Taylor, y era la verdad. No quería que Liam lo malinterpretara. Si las cosas eran así como él decía, estaba feliz por él. Pero no podía evitar pensar en su otro amigo, David. Quien parecía estar interesado en Liam. Taylor suspiró, recompuso una sonrisa y preguntó—. ¿Y quien es este Dom afortunado que está ganándose al majestuoso Liam Maxwell?
—No seas tan curioso, mi querido. Por ahora eso es todo lo que tendrás, pero te prometo que, si las cosas avanzan, serás el primero en conocerlo.
—Trato —Taylor le extendió su mano derecha con el dedo meñique levantado.
—Trato —respondió Liam entrelazando sus dedos en una promesa de meñiques con una gran sonrisa—. Ahora vamos a la piscina, creo que ya me ausenté demasiado tiempo de mi propia fiesta.
—Ah, por eso te estaba buscando. No quería irme sin despedirme. Mañana tengo mucho trabajo temprano y…
—Sí, está bien, ya me había olvidado que estaba hablando con el incansable adicto al trabajo y genio de los negocios Taylor Summer —ambos rieron—. Gracias por venir y… por todo —Liam se acercó y poso un beso casto en los labios de su amigo.
—Debes dejar de hacer eso o Zack me hará la rabieta de mi vida, “y David va a matarme”—pensó Taylor eso último, pero no lo dijo.
—Controla a tu mocoso. Es solo un beso de amigos. Además, no se enterará a menos que se lo digas.
—No le guardo secretos a mi niño. Ya sabes lo que paso la última vez que lo hice.
—Bien, entonces devuélvemelo, y aquí nunca paso nada. No ando desperdiciando mis besos por allí.
Liam dejo su preciado regalo en un lado y acunó su rostro con sus manos, levanto sus labios rojos haciendo una tentadora boquita de pescado en espera. Taylor sonrió; pocos conocían este lado sinceramente tierno e infantil de Liam. Pudo ver como David podía caer fácilmente ante los encantos de ese hermoso chico. Pero no él.
—Aléjate de mi pequeño demonio —le dio un pequeño golpe con sus dedos en la frente.
—¡Auch! Eso dolió —se quejó Liam—. Te aprovechas que aún estoy solo, pero no será por mucho. Y cuando tenga a mi Amo, a mi propio Daddy, tendrás que vértelas con él —amenazó.
Ambos hombres se dirigieron hacia los ascensores entre risas y jugueteos amistosos, sin percatarse de la mirada fría que los observaba en silencio.
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