Alana tomaba su máscara negra y se la ponía junto con lentes oscuros, Steve tenía una capucha y un pañuelo que cubría parte de su rostro, sin que nadie los viera tomaron el primer auto que vieron y lo robaron. Viendo por sus espejos retrovisores siempre condujeron hasta la ubicación que el Sargento les había mandado.
— ¿Estás bien? Te noto tenso – dijo Alana al ver a Steve.
— Si, solo que – suspiro – Siento que algo va a salir mal de esto.
— Steve siempre hemos estado en peligro, pero cuidamos nuestras espaldas, siguiendo el plan saldrá bien – suspiro y lo miro – Tranquilo – le sonrió dulcemente.
— Bien – suspiro y se calmó un poco.
La rubia también estaba tensa, pero podía ocultarlo bien, siempre ha sido la más fuerte de los dos, siguiendo la ubicación en el GPS llegaron a su destino. Los dos bajaron del auto, no vieron a nadie por el momento.
Alana saco su cajetilla de cigarrillos le dio uno a su amigo y otro lo tomo ella, tranquilamente comenzaron a fumarlo en silencio hasta que escucharon una moto cerca de ellos, rápidamente sacaron su arma y apuntaron al hombre que estaba en la moto. Se detuvo frente a ellos y los miro.
— Soy yo anormales.
— Joder avisé antes, porque a la otra lo llenamos de pólvora – dijo Alana guardando su arma.
— Si claro anormal, soy yo quien te llenará de pólvora – los miro, bajo de la moto – Bien princesas ¿Qué tienen?
— José y Angela está en una mafia podría decirse que es nuestro reemplazo, así que ya se imaginara como es, tenemos su confianza le pedí que si tenía algo en lo que pudiéramos trabajar o repartir – hizo una pausa, lo miro y le sonrió de lado – Dijo que vería que podía hacer para darnos, trabaja ahora en mecánicos pero seguramente lo sabes ya como el hecho de que Tomas se chivo con usted.
— Bueno, le ofrecimos un trato muy jugoso y lo acepto sin rechistar – le sonrió a la rubia – Aunque, bueno, hubo fuego cruzado y murió.
— Y eso hará con nosotros ¿No? – dijo Steve llamando su atención – Cuando tenga lo que quiere y ya no le seamos eficaces habrá un "fuego cruzado" –la rubia se cruzó de brazos con una sonrisa divertida mirando como su amigo tenía huevos para decirle eso al Sargento.
— ¿Qué tiene que decir al respecto Sargento? Steve tiene un punto y uno muy bueno – lo miro y levanto una ceja aun teniendo su sonrisa divertida.
— Los saque de la puta federal cabrones – los miro.
— No – dijo Alana negando - No nos sacaste solo nos diste un jodido auto para escapar. Sacarnos habría sido salir bajo tu orden, pero no fue así.
— Además, si le importáramos tanto como usted dice, nuestro rostro no estaría por todos lados – dijo Steve – Di una vuelta por la ciudad y me encontré con muchos rumores y carteles con nuestras caras, si nos encuentran nos llevarán de vuelta a prisión.
— Y dentro de prisión no te podemos ayudar Carrik – sonrió Alana parándose frente a él.
— No dejaré que eso pase – le aseguro mirándola.
— Si claro – Alana se cruzó de brazos – Si eso fuera de verdad nuestros rostros no estarían por todos lados.
— Mira Alana yo puedo hacer lo que quiera contigo – se acercó cara a cara – Eres mi perra.
Alana sonrió, se mordió el labio y lo miró.
— No he aceptado ser tu perra Carrik, al menos no aun – susurro Alana ya que estaban muy cerca – Además ¿qué te hace creer que no te vamos a traicionar? – sonrió divertida.
— Porque te voy a matar si lo haces – gruño mirándola.
— Claro que para entonces ya habremos acabado con mucho – Alana dio un paso al frente, sus alientos se combinaban de la cercanía – Tú solo sabes la versión que nosotros hemos querido que sepas, pero ¿cómo sabes de verdad quiénes somos?
— Alana no me tientes, en un abrir y cerrar de ojos sabré quién eres realmente, tu rostro bonito no me puede engañar.
— ¿Y eso de que te servirá? – Alana le sonrió, paso su lengua por sus labios, Carrik no pudo evitar mirar esa acción. Le encantaba provocar al Sargento – Trabajaremos, pero vas a tener que aflojarte un poco. Aún te quiero conmigo – Alana tomo su corbata y se acercó más - ¿Me deseas Frank?
— Anormal – Frank se separó de ella bruscamente, agradecía que tuviera lentes oscuros porque si no su mirada lo hubiese delatado. Tomo su mochila y saco las identificaciones – Aquí tienen – suspiro – Ahora son Abby y David.
— Abby – dijo Alana mirando la nueva identificación.
— David – susurro Steve.
— Cambio de look, ropa y pueden ser Abby y David ahora – se cruzó de brazos – Y me encargaré de que Alana y Steve dejen de ser el centro de atención.
— Perfecto – sonrieron.
— Ya les haré llegar un número donde puedan contactarme por llamada y mensaje.
— Bien – Steve lo miro – Nos vemos Carrik, te espero en el auto Lana.
Alana espero a qué su amigo se fuera, le gusta estar a solas con el Sargento, podía provocarlo más, llegar a esa fina línea dónde pueda empujar al abismo.
— Gracias por esto – señalo la identificación nueva – Aun no he contactado a mis viejos amigos y me llevaría un tiempo.
— No se metan en problemas, Abby y David jamás han estado fichados, están limpios así que manténganlo así.
— Nos vemos Carrik – sonrió Alana y subió al auto – Cambiamos de auto en el camino.
— Esta bien- suspiro Steve, ya un poco alejados hablo – Vaya puta tensión s****l hay entre ustedes – Alana comenzó a reír – Hablo enserio, el como tú lo retaste y él no se hizo para atrás. Te digo esto Lana, el día que tengas al Sargento vas a ser domado.
— Bueno, alguien debe meterme en cintura – volvieron a reírse.
— Rogare por el bien de tu culo, ahora vamos a seguir con esto – se detuvieron – Somos nuevas personas.
— Literalmente – dijo Alana parando un auto, el chico que conducía se detuvo – Hey amigo – le sonrió y saco su arma – Baja del auto.
— No por favor no hice nada, tengo mi dinero.
— Nos vale una mierda tu dinero – Steve entro del lado del copiloto amenazándolo con una cuchilla. El chico llorando bajo del auto.
— Vamos, sé que quieres hacerlo – sonrió Alana.
Ambos amigos se acercaron y apuñalaron al chico dejándolo entre unos arbustos.
— Pasemos a una tienda de ropa y después a cambiarnos el look – dijo Alana poniendo en marcha el auto – Abby y David son personas limpias y vamos a mantenerlo así.
— ¿Por qué tu novio nos mataría si hacemos algo bajo esos nombres? – soltó divertido.
— Cállate – dijo Alana con una sonrisa divertida.
— Vamos, después de 7 años sigues enamorada de Carrik.
— ¿Y quién no? Solo míralo, traje siempre elegante, su cabello castaño con canas y sus pequeñas arrugas lo hacen ver – Alana saboreo su imagen mental y Steve solo comenzó a reír – Como un jodido Suggar Daddy.
— Bueno no te negare nada, pero vamos ¿cuándo años te lleva?
— Creo que 15 años o más, no sé ni me importa – Alana lo miro unos segundos con una sonrisa – Frank Carrik es como el vino, entre más tiempo pase, más bueno se pone.
Los amigos solo empezaron a reírse. Pasaron a comprar ropa y después se hicieron un cambio de look, Alana salió del baño y vio a Steve a quien le terminaban de arreglar el cabello.
—- Idiota, vas muy mamon debemos pasar desapercibidos – dijo Alana.
— Y el cabello n***o es para parecer desapercibido – dijo Steve mientras se peinaba el cabello.
— Si - sonrió Alana y se miró al espejo, un pircing en la nariz y otro en el labio, su cabello tenía un n***o - Y mira - se puso lentes - Soy una tipo nerd de universidad.
— Pareces sacado de un modelo de lencería – soltó divertido.
— Puede que lo sea - le guiño - Pero enserio Steve llamas mucho la atención.
— Pues discúlpame por exceso de flow - sonrió Steve mirándose al espejo, tenía su cabello peinado en una cresta recién peinada color plata, su barba con un toque gris, maquillaje nuevo, manicura completa - ¿Nos vamos?
— Nos vamos - sonrió Alana.
{…}
Llegaron a casa bueno si a esa “porquería” según Alana, pero debían estar así para no llamar la atención.
— Estoy cansada, me daré un baño y dormiré como una bebé – dijo Alana con una sonrisa.
— Yo hare algo de yoga antes de ir a dormir, descansa nos vemos mañana.
— Duerme bien Steve – le sonrió y cada uno se fue a su habitación.
Alana salió de bañarse, tomo la bolsa que había traído esa tarde con mucha ropa y comenzó a probarse la ropa nueva, viendo como seria Abby, cuál sería su gran look. Cuando su teléfono sonó, se acercó y vio un mensaje de texto.
“Este es mi número, solo úsenlo para emergencias, y no envíes estupideces.”
¿Qué es mandar una estupidez?
No hace falta preguntar quién era, sabe que era Carrik. Entonces algo paso por su mente y una sonrisa divertida se dibujó en su cara.
“Está bien Sargento Carrik ;)”
— Vamos a jugar un poco Frank - susurro después de responderle, dejo su teléfono a un lado.
Entre la ropa nueva, no hacía falta algo de lencería. Tomo la más “adecuada” y se la probo, se miró al espejo mirando como le quedaba. Soltó una risita, tomo su teléfono e hizo lo mejor que su cámara le podía dar.
Reviso las fotos y la retoco un poco, se dejó caer en su cama. Entro a la conversación con Carrik y envió la que mejor tenía. Dejo su teléfono a un lado y sonrió divertido.
Estaba por entrar a la cama cuando su teléfono volvió a sonar. Ya se imaginaba quien era.
{…}
Frank suspiro cansado, había tenido un largo día y encima tuvo que lidiar con Alana y Steve, sobre todo con Alana que no paraba de querer írsele encima para cogerlo. Claro no lo haría, pero no negaba que le provocaba mucho esa rubia.
Tomo su nuevo teléfono con un número que solo usaría para cosas del CIA, le mando mensaje a Steve diciendo que era su número y no quería alguna estupidez de su parte y él le respondió con un "perfecto" y después se lo mando a Alana. Recibió su respuesta con un emoji al final.
Estaba por irse de su despacho, dejaría todo el papeleo para otro día, cuando su teléfono vibro, lo tomo y vio que era un mensaje de Alana.
"¿A esto se le puede llamar estupidez, Sargento?"
Adjunto tenía una foto de Alana con el cabello n***o, con lencería roja puesta, casi no podía ver mucho, pero ver la figura de Alana le hazio jadear.
"Gózala, Frank ;)”
— ¿Que carajos? – susurro Frank al ver la foto. Casi se notan sus muelas del juicio cuando abrió la boca.
Todo en él se descontrolo, tenía que irse de ahí, llegar a su casa y darse una larga ducha.
Pero que bien se le ve el encaje. Pensó Carrik.
Bueno Alana sí que sería un problema para su estabilidad…