Capítulo 6: Lucha interna

1291 Words
El vampiro camina por la sala, pero de un momento a otro su rostro cambia a una expresión alterada y preocupada. A pasos rápidos se me acerca, y un miedo primitivo comienza a generarse en mi interior. —¿Dónde está Elleonor? ¿Qué le pasó? Siento que estuvo aquí, y que estaba enojada —en sus ojos destello unas aureolas rojas que comienzan a teñir sus irises en un aterrador escarlata. No era lo mismo verlos en mi amiga que en otra persona. —Ella está en mi habitación durmiendo, está inconsciente porque tuve que sedarla —levanto mis manos en son de paz, y él retrocede con un asentimiento de cabeza reconociendo mi espacio personal—. Es por eso por lo que te llamé, es importante hablar sobre lo que pasó hace un rato. —Bueno, comienza a explicarlo, entonces —sus ojos van directo al pasillo que daba a las habitaciones, y le hago una seña con la cabeza para que me siga. —Ella vino a verme, pero no me dio un motivo y tampoco me contó nada sobre lo que le estuviese pasando, pero de por sí estaba alterada cuando llegó —cuando abro la puerta de mi habitación giro a verle la cara, y juro que vi remordimiento en sus ojos, pero de un segundo a otro voltea hacia adentro a donde Elleonor descansa en la cama. Ingreso detrás de él, y su rostro se descompone al verla así, y sí es raro verla tan quieta y vulnerable tan sólo un rato después de que se haya convertido en una bestia depredadora roba mapas. Con cuidado se sienta a su lado tomando una de sus manos y con la otra acariciándole el cabello con delicadeza, y para darles espacio apoyo la espalda en la pared frente a los pies de la cama. —Cuando me comentó sobre la misión de mañana le mostré la investigación sobre el caso, y que tenemos la constante ubicación del grupo de Jacqueline Blass. Se hospedan en un motel sobre la ruta 95, a menos de una hora de Carvers. Y bueno, eso la alteró y su intención era ir tras ellos y “sorprenderlos” cargada de armas de fuego. —Es una muy buena iniciativa —el orgullo y un profundo amor impregnan sus ojos, y baja la mano hasta su mejilla, acariciándola con su dedo pulgar—. Pero arruinaría el plan de recaudar información de la reunión de mañana, y eso es algo que esperamos desde hace semanas. Además de que habría civiles cerca corriendo peligro. —Exacto, eso fue lo que le dije y… —su vista se clava en mí, atento a que termine de contar todo—. Ella se transformó y quiso irse con el mapa para emboscarlos ella sola, por lo que le tuve que inyectar un tranquilizante que me dio María para uso de emergencia —un silencio nos envuelve mientras se lo ve pensativo, como procesando la información—. Nunca la vi así, tan colmada de odio, de venganza, ella… Tan sólo parecía otra persona, más bien una bestia. —Desde hace un mes que no se transforma, sólo sus ojos y en… —titubea y larga un suspiro pesado, llevándose una mano a su cara—, algunas situaciones específicas. Ya no se enoja y parece controlarse de sobremanera, calcula cada sentimiento como si fuese un robot. —¿Y no crees que es mejor convencerla de que aprenda a controlar su instinto, y que deje de luchar contra él? —no podía decirle que ya sabía sobre su sangre, no era algo que me correspondía, y mucho menos era algo que fuese a tocar con él cuando, según ella, los sentimientos sexuales también estaban involucrados. De un momento a otro Elleonor comienza a temblar, su frente se cubre con una leve capa de sudor, y de sus labios cae un fino hilo de sangre. Alessander automáticamente le revisa los colmillos y en efecto están largos y filosos, clavándose en su labio inferior. Levanta con cuidado su párpado izquierdo y su iris va nublándose de un fuerte rojo y blanco cambiando constantemente, como si su lado humano y su lado vampírico estuviesen en una lucha interna. Voy del otro lado de la cama y tomo su mano, y sus uñas están negras y puntiagudas, pero sólo las puntas, por lo que la transformación parece detenida. Su cuerpo comienza a temblar con espasmos más fuertes, y en la desesperación corro a la sala para llamar a María Cromwell, a ver si tiene respuestas sobre esto. Los timbrazos resuenan en mi cabeza aturdida, y al quinto tono atiende, pero no le dejo tiempo para hablar. —Elleonor está inconsciente, sudando y con espasmos de temblores, su transformación comienza y cesa como si su lado vampírico quisiese salir, pero el lado humano no lo dejara —la agitación corta mi voz cuando termino de lanzarle todo como un balde de agua fría, y se escucha que algo de cristal se quiebra del otro lado de la línea. —Dale sangre, debes darle sangre para que despierte. ¿Has notado si ella reacciona más fuerte a un tipo de sangre que de otra? Eso también ayudará a que se recupere pronto —tras recibir las indicaciones corro pasillo adentro de nuevo y pongo el celular sobre el buró. —Hay que darle sangre, de la que más le afecte a su lado vampiro. Él comprende lo que le digo, y sin pensarlo dos veces su dedo índice crece en una garra afilada y corta su antebrazo del cual brota una cantidad de sangre que me hace marear. Coloca su otra mano bajo la nuca de Ellie, elevándole la cabeza y colocándole la herida en sus labios. El cuerpo de ella reacciona y abre la boca, comenzando a succionar cada vez más fuerte. Así pasan unos aterradores segundos en los que deja de temblar, y en un instante su cabeza se hace levemente hacia atrás, soltando la herida ya sin sangre, y su respiración se vuelve a normalizar. —Iré a buscar un paño frio para ponerle en la frente —salgo rápido de la habitación, aturdida por lo que acabo de ver. Ella realmente se comienza a trasformar en Dhampir, y es aterrador ver su cambio a vampiro. ¿Tendrá más fuerza o velocidad que un vampiro? ¿O quizá sea más brutal o salvaje? La incertidumbre y el miedo de perder a mi mejor amiga me invaden, dejándome paralizada en la cocina apoyada en la mesada. Un leve toque en mi hombro me sobresalta dándome un susto terrible, y veo que Alessander hace una sonrisa intentando ser amable. —Lo siento, es que como tardabas vine a ver si estabas bien, luego de ver eso… —Estoy bien, gracias —me apresuro a interrumpirlo, tomando un repasador nuevo y abriendo el refrigerador para sacar unos cubitos de hielo—. Ahora le llevo el paño a ver si le baja la temperatura. —Yo… —lo veo titubear, debatiéndose internamente por lo que dirá—, intentaré convencerla para que afronte su instinto, y la ayudaré a controlarlo. No debe pasar de nuevo por esto, seguirá débil y su cuerpo humano no resistirá si sigue así. —Espero que lo hagas —nuestros ojos se cruzan unos segundos, y en los suyos veo arrepentimiento y una angustia inmensa. Él realmente la ama, y es muy duro también para él que ella deba pasar por esto. Y aunque seamos muy diferentes, y que la amemos de formas distintas, ambos coincidimos en que lo que más queremos es verla feliz y a salvo. Y eso implica ayudarla a aceptar su realidad.
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