Capítulo 7: Aceptando

1370 Words
El reconocible olor a suavizante de jazmín es lo primero que percibo cuando vuelvo a ser consciente de mi alrededor. El calor de las mantas contrasta con el frio que siento en mi frente. Mi cuerpo duele, cada extremidad, cada nervio e incluso detrás de mis ojos, es una sensación de agotamiento extremo. Abro los ojos de a poco, una tenue luz entra a través de las cortinas rosas, y veo a mi amiga durmiendo a mi lado. Intento levantarme con cuidado, pero mi cabeza da demasiadas vueltas y mi estómago se revuelve, provocándome unas inmensas nauseas. Voy lo más rápido que puedo al baño y me lanzo al retrete a vomitar, pero sólo hago arcadas y termino por escupir saliva. Una tremenda acidez me perfora el estómago, y me hago bolita contra la pared del baño, sin poder contener las lágrimas, y reviviendo todo lo que pasó ayer. —Ellie… —mi amiga se acerca a abrazarme y me lanzo en su hombro a sollozar, descargando toda la angustia retenida. —Lo siento, en serio lo siento mucho —ella me abraza aún más fuerte y me ayuda a pararme, guiándome al lavamanos para lavarme la cara. —No fue nada, Ellie. Enserio, ya no importa —el reflejo que me devuelve el espejo es horrendo, mis ojeras nunca estuvieron tan marcadas, mis ojos están irritados por llorar, y mi piel está aún más pálida que antes. —¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué hora es? —Son las seis de la mañana, y has estado inconsciente desde ayer a la tarde. El agua fresca me ayuda a centrar mejor mi mente y a despejar mis pensamientos. Con su ayuda vuelvo a sentarme en la cama, y veo gotas de sangre salpicadas en la sábana. Mi corazón se detiene pensando lo peor, y con miedo tomo la sábana para oler la sangre. Es vieja, y esa esencia…, es de Alessander. —¿Qué hacía Alessander aquí? —Sara bufa con cansancio, y sale de la habitación dejándome con muchas dudas. Me levanto, ya con más fuerzas y equilibrio, y la sigo hasta la sala en donde sigo percibiendo el aroma de Alessander, es tenue, pero su particular fragancia de chocolate y a su piel sigue permaneciendo. Mi amiga regresa con dos tazas de café y con dos bolsitas, una de gomitas y otra de galletas de chispas de chocolate. Deja todo en la mesita ratona ya desocupada, y se deja caer en el sillón, palmando a su lado para que me siente. —Necesito café si te voy a contar lo de ayer. Ven, que fue peor para nosotros que para ti, créeme. —Vamos, escúpelo —ella me saca la lengua mientras abre de un tirón la bolsita de gomitas. —Luego de convertirte en Ellie-la-loca en medio de mi sala, y de haberme robado el mapa tan descaradamente —bajo la vista al suelo, avergonzada, y ella se ríe de mí ofreciéndome gomitas, y tomo algunas para “ahogar mis penas” —. Bueno, resulta que luego de sedarte y de llevarte a la habitación, llamé a Alessander para contarle el incidente y avisarle que tus emociones estaban bastantes disparadas. El problema aquí vino después, cuando de la nada comenzaste a temblar y a sudar, y tu lado vampiro luchaba por transformarte y al parecer tu lado humano no lo dejaba. —¿Qué? —la incredulidad me invade, pero la seriedad en su rostro me hace quedar en shock. —Sí, tan así. Parecía peor que en una película, y en la desesperación llamé a Cromwell para que nos ayudara con eso, y dijo que debíamos darte sangre, de preferencia la que más efecto hiciera en tu lado vampiro. Y bueno, ya sabes qué sangre te dimos —siento mi cara arder de vergüenza, y de nervios por haber pasado por eso. ¿Temblores y una lucha con mi lado humano? Eso sí que parecía irreal… —Y… ¿Cromwell dijo algo más sobre qué lo pudo haber causado? —Sí, eso fue producido por tu instinto, ese que te esfuerzas tanto por reprimir, podría acabar por matarte si no lo dejas salir. Ese “lado humano luchando por prevalecer” era tu lado consciente, impidiendo la transformación, y tu lado vampiro era en realidad tu subconsciente cediendo ante tu verdadera naturaleza. Según Alessander tu genética de vampiro estaba consumiendo la energía vital que tus genes humanos producían, y que en ese momento tu lado humano comenzó a producir una cantidad enorme de energía vital sobresaturando el lado que la consume, provocando que no se pudiese transformar porque aún no dominas la parte de tu cuerpo que consume, por lo que tiene un límite —el silencio nos rodea en un momento para asimilar toda la información, y la preocupación de que esto me sobrepase y termine dañando a las personas que amo es la peor de las culpas, y todo por mi instinto—. Él dice que cuando controles tu instinto, controlarás el consumo de energía vital de tu cuerpo, y la producción de esta, por lo que podrás controlar tu fuerza, tu velocidad, la agudeza de tus sentidos, y sobre todo controlar el don del Ángel, que de por sí te consume mucha energía, y es por eso por lo que siempre quedas exhausta. Sería como abrir la puerta entre tu consciente y subconsciente, aprendiendo a controlar el impulso de tu naturaleza primitiva. —Wao… Eso es mucho por procesar —suspiro rendida, y me recuesto en el respaldar del sofá. Si sucumbir a mi instinto para luego dominarlo era lo que se necesitaba, debería hacerme a la idea de enfrentarlo. El único problema es que no conozco una forma de llegar al límite, a ese quiebre entre la razón y la b*********d. Si fuese por la venganza, la sed insaciable de matar a mis enemigos es un sentimiento totalmente oscuro del cual no podría salir, no podría controlarlo y el terror de que me termine consumiendo es enorme. Y sólo quedaría lo que siento por la sangre de Alessander, esa intensidad brutal que nubla mi mente, despertando un instinto salvaje y sediento de poder, de deseo y de anhelo… Un instinto capaz de devorarme, pero que a su vez es la única forma en que estaría controlada por otra persona, alguien en quien confío mi propia vida. Pero también es alguien que me ocultó algo muy importante para mí, y esa sensación por lo de mi padre, de que traicionó mi confianza todas esas veces en las que hablamos sobre el tema sin tener una respuesta, o bien, sin yo tener una respuesta al parecer. ¿Cómo confiar en é, en lo que me dice o me niega saber si pudo ocultar algo de tal magnitud por un mes entero? No es justo para mí, en este tiempo le abrí mi corazón, le conté todo lo que quiso saber, aun así… No sabría cómo poder soltar mi instinto con él, no ahora al menos, no con esto carcomiéndome el pecho. Me decido a no amargarme más y a distraer la mente, que eso suele ayudar. Ya podría pensar seriamente sobre toda esta nueva información luego de la misión, de que todo este nuevo caos termine. —Iré a mi casa a prepararme —anuncio tomando unas galletas de chispas para el camino—. Será un día muy largo, y sólo un poco cansador si es que la misión sale bien, porque si no es así… —No seas pesimista, intenta pensar que todo saldrá bien y que para la noche estarán todos de vuelta, ¿sí? —los ojos de mi amiga demuestran una falsa esperanza, a ella también le preocupa mucho esta misión, habrá mucho en juego además de que hay una probabilidad de que nos descubran. —De acuerdo —ella abre la puerta y la abrazo fuerte, intentando darle un poco de tranquilidad, y de darme un poco a mi también—. Positividad activada. —Te quiero, Ellie, no lo olvides —sus ojos brillan por unas lágrimas de preocupación que me sorprenden, y le sonrío para darle ánimos. —También te quiero, hermanita.
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