Capítulo 12. No eres débil mujer. Huiste sola a una ciudad. Adaia se encontraba en una pequeña cabaña oculta en lo profundo del bosque. Los árboles altos y frondosos la resguardaban del mundo exterior, ofreciéndole un santuario temporal. Estaba exhausta, tanto física como emocionalmente, ella observa al doctor cuya presencia siempre había sido una mezcla de misterio y autoridad, mientras lo atendía con los suministros que tenía a la mano, su respiración todavía era entrecortada mientras sus ojos mostraban dolor, ella no podía evitar ignorar la intensidad en su mirada. -- Adaia muchacha – le volvía a decir, -- no puedo perder tiempo, te he dicho que no debo tener mucho. Debes escucharme con atención – Adaia asintió mientras lo miraba, su corazón late con fuerza mientras le coloca las co