Sin poder encontrar mayor información por su cuenta, y sintiéndose un idiota usado por Vanesa, empieza a creer que es verdad lo que le dijo. Sin embargo, no podía creerlo del todo, pues algo de amor debía sentir por él. No todo podía ser falso, aunque eso implicaría jamás perdonarla por lo que le hizo. Había tomado una decisión, se vengaría de las mujeres de su vida. Aquella quien consideraba el amor de su vida y sin reparo lo dejó, y aquella con la que se casaría y era la culpable de la muerte de su hijo. Ella, más que nadie, no merecía su perdón. Al llegar a casa de su madre, encuentra a todos a la mesa, listos para empezar a comer. —¡Estás aquí! Pensé que no vendrías… Me alegra saber que aún tengo algo de autoridad en tu vida. —Le dice Jazmine delante de todos dedicándole una mirada