Capítulo 3

1055 Words
Mi ex quiso también gritarle a el, pero Alberth con mucho carácter aún manteniendo su educación también le ordenó que se retirará si no quería terminar tras las rejas ya que él solo tenía que hacer una llamada y vendrían a detenerlo en vista de que ese hombre ya tenía una entrada por violencia en la fiscalía. Luego de eso pude notar temor en su rostro por lo que recapacitando decidió retirarse sin dejar su pesada manía de balbucear un montón de cosas desagradables. No pudiendo contenerme más prorrompí en llanto y le agradecí a Alberth diciendo: —Gracias no sé cómo es que estás aquí, pero llegaste justo a tiempo, como si fueras un ángel a defenderme. El se me acercó para darme un cálido abrazo consolador: —No te preocupes, no llores que usted no debe empañar esa belleza por un patán que no vale la pena. Su acto me pareció tan tierno de su parte y a la vez me dejó inmóvil ya que no lo veía venir, tomé aire para lograr responderle: —Gracias, de verdad muchas gracias —Mientras secaba mis lágrimas. —No tiene que agradecer... No llore más, todo estará bien — Repetía lo último logrando devolverme la tranquilidad. En cuanto logré calmarme me alejé un poco apenada por todo lo que había sucedido llevando un mechón de mi cabello detrás de la oreja, iba a agradecerle nuevamente pero no me dejó hablar cuando agregó: —Casualmente venía en mi auto y ví lo que estaba pasando por eso no pude evitar intervenir, detesto las injusticias... Una mujer tan hermosa como usted no merece ningún daño. Le regalé una tímida sonrisa por sus bellas palabras. Por los momentos no podía responder nada por la conmoción, solo quería seguir oyendolo hablar. —Por cierto, luce muy bien en ese vestido —Lo dijo con cara de admiración. Entonces le respondí sonriendo: —Gracias, muchas gracias. Un poco avergonzada por pensar en que el el presencio todo el incidente anterior. —Disculpe Fabiola ¿Le gustaría aceptarme una invitación a tomar un café? — Preguntó con notables nervios. —Me encantaría pero en este momento me está esperando una amiga, disculpe de verdad, será en otro momento— Dije sonriendo con cara de ternura pero a la vez algo triste. Entonces Alberth un poco ansioso agregó: —Pero al menos podrías darme tu número de teléfono, está vez no te vayas sin darme una esperanza de que volveré a verte. Lo miré para responderle: —Está bien te aceptaré el café, pero para otro día — Al escuchar eso asintió. Le dejé mi número de teléfono mientras lo miraba abriendo la puerta de su auto, y se montaba en el despidiéndose con una sonrisa. —Nos vemos señor Alberth, y gracias de nuevo. El también sonriente se despidió: —Llámame Alberth, nos vemos Fabiola, hasta luego. Me dirigí entonces hacia la casa de mi amiga, todavía convulcionada con todo lo sucedido. Me sentí muy mal por el inoportuno encuentro con mi ex, pero a la vez tenía una sensación de alegría por haber vuelto a ver a Alberth que sin conocerlo, sin saber quién era en realidad despertó en mí algo que con ningún otro hombre había sentido en tan poco tiempo. Llegué dónde mi amiga que le estaba esperando, ya preocupada porque me tarde un poco entonces me dijo: —Fabi ¿estabas fabricando la botella? Te perdiste el camino a la casa, ya la parrilla está fría—Exclamó con cara de picardía porque ella es muy jocosa y le gusta mucho jugarse conmigo. Pero yo no dejaba de pensar en lo sucedido y ella inmediatamente se dió cuenta. —¿Qué te pasó Fabi? Tienes cara de idiota. Le pedí a Lisbeth que me sirviera un trago de la botella de vino que yo misma había llevado con un poco de hielo, ella inmediatamente lo sirvió y me la dió un poco desconcertada, fuí tomándome el trago y con un gesto de no muy buena cara empecé a contarle. —Si amiga, termino de pasar por un mal momento con mi ex, me encontré con él en la licorería y tú sabes cómo puedes ser ese hombre, me dijo unas cosas desagradables hasta intentó agarrarme. A lo que Lisbeth se sorprendió más todavía: —Ya va, amiga déjame servime una copa también... Ahora entiendo tu tardanza y el por qué de esa cara. Se sirvió también una copa de vino y se sento a escucharme, Lisbeth siempre a sido una amiga muy leal, comprensiva un poco loca, alegre, pero me ha demostrado que me quiere mucho a lo largo de los años siempre a estado conmigo en todo momento. Seguí contándole todo lo que había pasado: —Pero a qué no sabes amiga, ¿recuerdas del hombre que te hable que conocí en el malecón? y que pensé que tal vez no volvería a ver? —Si amiga lo recuerdo, ¿Qué pasó? No me digas que... —¡Sí! lo volví a ver hoy, apareció de la nada como si fuera un ángel del cielo, iba en su auto cuando de repente vió lo que me estaba sucediendo y se estacionó e inmediatamente vino a defenderme de ese patán. Fué tan lindo, todavía no lo puedo creer, y además me pidió el número de teléfono. —¡Fabi, por Dios! no lo puedo creer, de verdad parece increíble que sea la misma persona y justo en ese momento, es increíble no puede ser tanta casualidad. —Me invitó a un café pero, le rechacé porque tenía que venir para acá. —¡Tonta! ¿por qué hiciste eso? A mí me ves todos los días si quieres, pero a ese guapo hombre no — Manifestó Lisbeth con tono de acusación. Coloqué la mano sobre mi frente y girando mi cara como diciendo que no. —Amiga yo no puedo estar haciéndome ilusiones con alguien que ni conozco, ya sabes que me cuesta creer en de nuevo en un hombre. Lisbeth al escucharme me entendió y con cariño pasó su mano sobre mi cabellera: — Fabi no te niegues a la posibilidad de conocer a alguien, tú no sabes, no todos los hombre son iguales tienes que conocerlo al menos, y si te llama, acepta su invitación.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD