Capítulo 2

1016 Words
Lo último que pude ver en su rostro antes de irme fué una expresión de inquietud pero tenía que ir por mi hija entonces me fuí y me encontré con Keli. Subimos en el auto, en el camino Keli venía contándome lo que hizo pero yo solo venía pensando en cuanto me agradó Alberth, que me despedí y que probablemente no volveré a verlo. Keli me dice: —Mami ¿que tienes estás muy pensativa? Emocionada le conté a mi hija que había conocido a un hombre encantador, bello y elegante que tal vez no volveré a ver, porque que es extranjero. —Mami ¿Pero ni siquiera le pidió el número de teléfono? —No, él me iba a decir algo cuando tú me llamaste, no se, de repente era eso –Que rabia— Exclamé quejumbrosa. Llegamos a casa y no dejaba de pensar en ese bello hombre. > Continuó mi vida en mi trabajo, en la peluquería todos los días junto con mis hijas, ellas y yo hacemos un equipo de trabajo bastante bueno. Sara se encarga hacer hacer las uñas, Abi se encarga de la aplicación de los químicos, Keli hace las depilación de cejas y maquilla y yo me dedico hacer cortes de cabello y peinados. Todas nos apoyamos. Mis hijas después del divorcio han sido mi apoyo y mis compañeras ellas me han ayudado a tener un motivo de vida, gracias a ellas también voy al gimnasio, saco tiempo en la semana para hacer ejercicios y me he mantenido saludable, la verdad me encanta ejercitarme. Al paso de una semana mis hijas y yo nos reunimos como solíamos hacerlo en la sala de la casa mientras comíamos pan acompañado con una taza de café, todas nos reiamos de nuestras ocurrencias y en eso comenzamos a planificar mi cumpleaños que estaba próximo. —Madre tienes que ponerte bella y regia para ese día, quien sabe si este es tu año y te consigues al amor de tu vida —Agregó Abby con un tono de picardía a lo que todas nos echamos a reír. — Tenemos que cambiar esa ropa antigua de tu armario y llenarla de ropa moderna un poco más atractiva. — Concluyó guiñando un ojo. —Ay no, yo ya no soy una adolescente para eso, sabes que siempre me he vestido muy conservadora para a estas alturas cambiar— Respondí. De pronto intervino Sara: —Ma' tienes que comenzar una nueva etapa en tu vida, eres una mujer hermosa en todos los ámbitos, pero para progresar debes hacer un cambio desde lo interno hacia lo externo incluyendo tu vestimenta. —Estoy de acuerdo con Sara — Agregó Keli. En vista de que mis hijas insistieron en mi nuevo cambio radical decidí aceptar su propuesta no muy convencida. —Madre vámonos a la tienda de una vez antes de que te arrepientas, entre nosotras te elegiremos la ropa — Dijo Abby a lo que asentí. Todas nos alistamos para ir de compras, una vez listas subimos al auto, coloqué algo de música y comencé a conducir rumbo a la tienda, sonaron cinco canciones cuando finalmente llegamos a la tienda. Bajamos del coche para adentrarnos al lugar y comenzar a buscar mi nuevo estilo de ropa. Al entrar a la tienda observé como toda las piezas de ropa eran muy cortas, muy poco favorable para mí gusto entonces me quejé con las muchachas pero ellas me insistieron en que tenía que dejarme orientar por ellas hasta que finalmente me compraron varios conjuntos juveniles pero que me favorecían y a la final no se me veían tan mal como llegué a pensar. Luego de cancelar salimos de la tienda y traía puesto mi nuevo vestido rojo que había escogido Abby para mí, en eso me llamó Lisbeth mi amiga de años a lo que contesté a su llamada. —Fabi necesito que te vengas ahora mismo a mi casa, estoy preparando un asado, ve por una botella de vino y te vienes, tengo que contarte muchas cosas ya tu sabes... —Gracias por preguntarme cómo estoy— Añadí en tono de sarcasmo a lo que Lisbeth rió— Mentira ya voy para allá, espérame. —Tu sabes que te quiero mucho— Respondió. —Cuando te conviene bichita— Dije riendo. Ambas reímos y así mismo concluimos la llamada, tan pronto como corté me dirigí a la casa y dejé ahí a las muchachas para irme nuevamente pero está vez hacia la licorería con la finalidad de comprar la botella de vino. Me miré en el espejo del auto y noté como mi labial se había ido entonces lo busqué para retocarlos de rojo como mi vestido cuando ya estaba frente a mi destino, me puse perfume y tomando la cartera bajé del auto, una repentina brisa golpeó mi rostro llevándome el cabello suelto hacia atrás haciéndome pestañar, fué entonces cuando la cartera cayó de mis manos al suelo por lo que entrando en razón me agaché con cuidado ya que cargaba ese vestido algo corto y como pude me levanté con ella en mis manos, fijé la mirada hacia el frente y lo que ví me inmovilizó, no podía creer lo que estaba mirando... Tenía frente a mi a mi ex- esposo que me miraba con cara de impactado y a la vez, como siempre no podía faltar su incómodo comentario tóxico. —Mirenla pues... Que ridícula te ves, una vieja con complejo de adolescente. — Lo dijo en un tono burlón y fuerte, echándose a reír. A lo que lo ignore siguiendo mi camino, él se acercó queriendo agarrarme mientras yo trataba de alejarme lo empuje, cuando mi ex esposo quiso venir nuevamente agarrarme sentí una voz conocida que le hablo con autoridad y le dijo: —Las damas se respetan, déjela, no ve que ella no quiere hablar con usted.— Miré y me di cuenta que se trataba de el bello hombre que había conocido en malecón del paseo, no lo podía creer, mi corazón empezó a latir de emoción a pesar del mal momento.
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