Cinco años después…
En la empresa Mars se daba una reunión, esperaban a la llegada de un nuevo e importante socio. Santiago ocupaba el asiento principal, aun lado de él una coqueta mujer, muy joven de unos 22 años, de piel blanca, una cabellera negra, delgada, rasgos finos, alta y de ojos marrones. Ella era su actual pareja, su pareja desde hace tres años, quien lo a apoyado después de quedarse viudo. Todavía sumergido en sus pensamientos recuerda las palabras del detective a cargo de la búsqueda de su esposa.
♡★♡
“Cinco años atrás...
- Señor Mars. – dijo el detective sentado frente a él, su postura se puso seria ante lo que tenía que decir. – su esposa está muerta, murió en medio de una balacera dentro del camión en que viajaba, ahora es viudo.
Santiago se quedó en silencio absoluto, muy en el fondo esas palabras dolieron como no tenía idea. La muerte de Sara resultó ser un gran y profundo dolor, pero lo había traicionado y era mejor así, ya no tenía que divorciarse, pasó a mejor vida y él pasó hacer viudo a sus veinte y tres años.
- ¿Cómo sucedió? – preguntó Santiago neutro de emociones.
- El camión con turno de las 12 p.m. en que iba, explotó después de ser asaltado por personas extrañas que dispararon a matar a todos los pasajeros, entre ellos su difunta esposa, la señora Sara.
Santiago se quedó en silencio, jamás le deseó la muerte, sólo eran impulsos que flotaron en medio del coraje, pero ¿Qué muera y calcinada? no quería imaginarlo. Ese silencio fue interrumpido cuando un hombre habló.
- Es necesario que firmé esto. – dijo el abogado quien también estaba presente en la pequeña reunión. – Es para levantar el cuerpo de la señora Sara y poder enterrarlo.
Santiago miró aquel papel, tomó la pluma entre sus dedos y lo dirigió aquel espacio vacío donde debería ir su firma. Firmó con gran pesar, Sara, su pequeña Sara muerta, eran las palabras que recorrieran su mente una y otra vez.
- Pueden retirarse. – dijo al firmar, necesitaba un tiempo a solas para él. El detective, tanto como el abogado se pusieron de pie y se marcharon. Santiago sacó de su cajón el álbum de fotos que día a día observaba desde que ella había desaparecido. Fotos de novios, fotos de la boda donde se los mostraba felices, fotos donde viajaban, ya sólo eran recuerdos. Tomó el álbum y lo echó a la basura, con una voz melancólica dijo despidiéndose de ella, de su esposa muerta. - Hasta nunca Sara”.
♡★♡
- ¿Pasa algo, Santiago? – preguntó Julia al verlo ido, fuera de sí mismo.
- Sólo pensaba en nuestro futuro. – respondió él besando su mano. Julia había sido un gran apoyo ante la ausencia de Sara. Siempre estuvo ahí después de su abandono y era algo de agradecer. – Ahora soy un hombre viudo, no estoy atado a un matrimonio. – decía una y mil veces para recordar su postura y no ser juzgado.
Julia sonrió con satisfacción, Santiago hace un año prometió casarse con ella en cuanto el luto de Sara terminara y ahora que nada se lo impide pueden ir al siguiente paso y dar inicio a una nueva vida entre ellos dos.
- Es una gran noticia. – dijo ella y buscó sus labios, besándolo en frente de todos los socios de la empresa, quienes en cuanto vieron el acto voltearon sus mirados a otros lados. – te amo, Santiago Mars. – habló Julia emocionada.
Él sólo sonrió levemente, quizás era muy temprano para iniciar un nuevo matrimonio, pero le debía una promesa que debería cumplir o al menos así se sentía.
El destino era curioso, a penas Sara desapareció de la faz de la tierra, Julia a pareció en su vida, antes era su asistente de confianza y con el tiempo se acercó a él hasta convertirse en su novia y en un futuro en su nueva esposa.
El sonido de unos fuertes tacones se hizo presente en toda la sala. Una mujer con un traje muy formal, falda, blusa y chaleco. Unas gafas oscuras en sus ojos. Cabellos castaños, de cuerpo delgado, se paró frente a ellos y dijo con una fuerte y firme voz.
- Buenos días, señores, mi nombre es Sara Smith Reyes, la nueva socia a quien esperaban.
Santiago abrió sus ojos sin poder creerlo, esa voz era la de su esposa, esa mujer era ella y estaba frente a él, utilizando un apellido extraño, más el de sus padres fallecidos para identificarse ante los demás ¿No se suponía que estaba muerta? Se preguntaba sin salir de su shock y peor aún, de donde consiguió el dinero para convertirse en CEO, toda su fortuna se vino a bajo después de aquel escándalo.
- ¿Qué hace esa mujer aquí? – preguntó Julia de inmediato al reconocerla. Había visto un par de veces a la esposa de Santiago cuando lo visitaba en la oficina, le habían dicho que había muerto y ahora su fantasma reaparece con poder. Sus planes de casarse se iban a la borda, y eso lo sabía. Lo que antes era felicidad, ahora se convirtió en un gran pesar en todo el ambiente.
Sara la observó, le habían contado de la nueva relación de Santiago y era algo que no le importaba en lo absoluto. Tomó asiento en una de las sillas vacías y dijo ignorando por completo a las palabras Julia.
- Empecemos ya.
Los socios quienes conformaban la gran mesa se dieron cuenta de inmediato de lo que sucedía, sin tener idea que ella era la verdadera Sara, quien había logrado entrar a la empresa como CEO y representante de IMPORTACIONES SMITH, siendo el dueño una persona ya mayor y a quien esperaban en ese momento, se quedaron congelados sin poder mover ni un sólo musculo. Tragaron saliva por su gran error, miraron para Santiago, por más que él quisiera sacarla a patadas, le era imposible, ahora Sara tiene poder y no pude hacer más que escucharla. Asentó su mirada y la observó atento la sesión.