Más de ti

2327 Words
La misma noche New York Desirée Hay una pregunta que vivía repitiéndole a mi psicóloga ¿Cuál es el sentido de intentar ser feliz? Nunca encontré la respuesta o tenía miedo a seguir sus consejos, porque lo que escuchaba es que el objetivo es sentir por más horrible que pueda parecer y saber que no morirás por intentarlo. Siendo sincera no entendí su frase por mucho tiempo, pero un día decidí aplacar el dolor que tenía de una manera diferente, protegiéndome con sexo, no es promiscuidad, no es falta de madurez, es ponerme una coraza para ser impenetrable, porque no expreso mis sentimientos y es una garantía para evitar que me rompan el corazón. Esa fue una de las razones para marcharme con Julius del ensayo de la boda, sobre todo sentí que era un sujeto que no me complicaría la vida, encima fue una experiencia especial el sexo con él, ese hombre apuesto y buen mozo sabe cómo enloquecer a una mujer, lógico que mi idea nunca era estar a su merced, más bien tenerlo a mis pies como mis otros amigos. Sin embargo, todo dio un vuelco extraño y peculiar, o sus miradas penetrantes comenzaron a intimidarme, así quise escaparme, más nunca las cosas son como quiero y sin darme cuenta lo había invitado a la fiesta sorpresa de Adamis, inclusive por un segundo me dije aprovechemos, porque después de unos días no volveré a verlo. Lo cierto es que llegamos a la discoteca dónde el ambiente se puso tenso al encontrarnos a Stéfano en la entrada del lugar, igual no podía huir y lo ideal era hacerle frente de la forma más natural. Continúe con mis planes buscando a mis primas apenas cruzamos la puerta mientras sostenía entre mis manos las bolsas con los trajes para realizar un baile como odaliscas, aunque fui sorprendida por la voz de Lourdes Davalos en mi camino, mi amiga y espero que futura cuñada. –Hola Desirée, parece que sigues en plan de cacería, no cambias, pero sigo pensando que el italiano es lindo. Dime con sinceridad, ¿Por qué no lo aceptas? –menciono entre besos en la mejilla y abrazos, mientras sonreí ante su comentario. –Hola Lourdes, no sabía que estabas en club de los fans de Stéfano, no importa, porque por más que lo alientes sabes mejor que nadie no estoy lista para tener una relación amorosa, menos formal– comenté divertida y me dio una mirada de reproche. –Todavía duele el pasado… ¡Perdón! –me sinceré, apreté los labios y tragué saliva mostrando una sonrisa forzada. Ella era de las pocas personas a la que no podía mentirle, porque de cierta manera compartimos por mucho tiempo el mismo círculo social y conocía mi pasado doloroso, entonces con ella no había máscaras, sino mucha sinceridad y era quizás con quien podía desahogarme sin ser juzgada. –¡Desirée! Yo no soy fans de ninguno de tus “amigos”. En todo caso me preocupo por ti y muchas veces no entiendo, ¿Cómo es posible que no sucumbas con los galanes que te involucras? Por ejemplo, Stéfano es un hombre de ensueños, aunque el bailarín es el bombón que toda mujer quisiera devorar– replicó entre risas nerviosas y me dejo con el rostro lleno de sorpresa. –¡Rayos! Creí que estabas interesada en Dante, pero te entiendo, porque el tonto me desesperada con su actitud pasiva agresiva, debería ser directo y pedirte ser novios. ¡Por favor! No arrogues la toalla todavía con él, mejor hazlo sufrir un tiempo– dije con mi voz inquieta y me dio una sonrisa afable. El caso es que planteé la idea del baile con mis primas y faltaba Alessia, entonces me encargue de buscarla, pero para mi sorpresa pensé que Julius estaría con ella charlando, aunque no fue así, más bien estaba en la barra con un rostro amargado que quiso disimular y me dejo inquieta. No entendía, ¿Dónde se había ido el tipo divertido? ¿Por qué el cambio abrupto? Igual decidí dejar de buscarle lógica a su actitud para disfrutar de la reunión. También aproveché que tuve un momento a solas con mi prima para aclarar algunos puntos, porque puedo ser señalada por mi vida liberal, menos por robar novios, pues respeto las relaciones y nunca está en mis planes ser la otra mujer. –Alessia creí que me reclamarías por Julius, igual quiero aprovechar para aclarar las cosas contigo. Solo invité a tu amigo, porque un pajarito me dijo que no tienes nada con él, de lo contrario no me hubiera atrevido– afirmé mientras nos encaminábamos a los vestuarios y soltó una mueca. –Desirée no hace falta que me des explicaciones de lo que haces, pero si te advierto que Julius no es un hombre de compromisos, más bien le encanta divertirse con todas las chicas, y tú serás una más en su lista si estás interesada en él, te lo advierto porque no quiero que te rompa el corazón y tampoco quiero problemas con mi tío Christopher– argumento con firmeza buscando mis ojos y sus palabras fueron un alivio, ante todo la confirmación que no tendría problemas con ese galán. –¡Alessia! Tengo 20 años de edad, y lo que menos quiero son compromisos con nadie. Solo busco pasar un buen rato con alguien y si lo puedo hacer con Julius mejor, pero apurémonos para cambiarnos de ropa, porque vamos a bailar como odaliscas, muero por ver que caras ponen los chicos– sentencié con mi voz envuelta en picardía y me gané un sermón. Por primera vez Alessia me aconsejaba como una hermana mayor, pero no me quede atrás y también metí mis narices en su “Amistad con Mustafá” –La oveja negra no sé si lo soy, igual no me interesa enamorarme, ya que no quiero estar como tú, que eres incapaz de vivir lo que siente por el hombre que ama, te conformas con un roce, con una mirada. Y no digas lo contrario Alessia, porque no soy ciega, desde que llegó Mustafá no te apartas de él. Deberían sincerarse sobre lo que sienten y tal vez haya boda pronto– me defendí con mucha sinceridad y me miro con su rostro desencajado. Las cosas eran claras para mí, si quieres tener una relación, una aventura, ¿Por qué frenarte? Más bien abre tu mente y deja de complicarte la vida, como yo, por supuesto sabes los riesgos que corres y los tomas bajo tu responsabilidad. En fin, ya casi las chicas estábamos listas para bailar cuando nos quedamos paralizadas al salir a la pista, pues los chicos estaban teniendo su propio show. Mustafá estaba a los gritos con Julius y faltaba muy poco para que se convirtiera en un ring de boxeo la fiesta. Obvio que enseguida intervino Alessia para bajar los ánimos entre ellos, mientras yo intentaba procesar lo que sucedía teniendo miles de dudas sobre la actitud de Julius. Pues en mí poca experiencia si un hombre discute con otro, es porque está interesado en ti marcando su terreno como animales, quiere fastidiarte porque se siente amenazado por tu relación, o es un imbécil, aunque preferí ser directa preguntando y en este instante necesito una respuesta honesta de Julius, más lo miro aturdido y presiono. –Julius te invité a la fiesta para divertirnos, no para tener problemas, sobre todo tu actitud me desconcierta, porque das las señales que estás enamorado de Alessia y no me interesa ser tu segunda opción... –digo con firmeza y me mira con su rostro comprimido. –Preciosa estás confundiendo las cosas, porque entre Alessia y yo no existe nada, somos amigos, compañeros de baile, y ante todo no es mi tipo de mujer– argumenta y me deja inquieta al percibir una situación extraña que me asusta. –No te estoy pidiendo explicaciones, más bien te aclaro que no soy mujer de pelearse por un hombre por más que el sexo sea bueno, ante todo en mi familia jamás traicionamos al otro, todo lo opuesto, nos cuidamos, porque los lazos de sangre son muy fuertes entre nosotros– explico y miro su rostro tensarse. –Desirée te seré sincero, a veces soy un imbécil sin buscarlo, es más fuerte la necesidad de crearme problemas cuando no me siento en mi ambiente, pero te prometo que me comportaré ¿Me crees? –alega con su voz envuelta en malestar y me deja pensativa. Un imbécil muy buen mozo, la cuestión es otra, ¿Me dará problemas? Por último, la única manera de volver a verlo es por medio de Alessia y no tengo intenciones de buscarlo después. –No lo sé, es una disculpa tonta o demasiada honesta, da igual, no me importa, más bien dejemos las cosas como están, intentemos disfrutar la fiesta, ¿Te parece? –replico y siento la mirada invasiva desde lejos de Stéfano. Unas horas después Tras el mal rato la fiesta continuó entretenida, pero era hora de retirarme sola, no quería ser parte de una disputa de machos entre Stéfano y Julius, entonces la prudencia se presentó, aunque en una pequeña fracción de segundos la sonrisa traviesa del bailarín me transporto al pasado, sumada a su insistencia por acompañarme fue el detonante para un deja vu, toda la escena calzaba a la perfección y un escalofrío recorrió mi espalda, como tal me subí a mi auto para conducir por varios minutos sin rubo fijo mientras mis lágrimas cubrían mi rostro. Sin embargo, sin darme cuenta esta amaneciendo, pero lo más importante es que sin proponérmelo estacioné en el lugar que sea convertido en mi refugio desde hace mucho tiempo. Trago saliva, resoplo y como un acto de valentía dejo el vehículo para caminar despacio entre las tumbas, pese a la bruma matutina. Sí, estoy en el cementerio porque encuentro la paz que tanto necesito en este silencio sepulcral que me acaricia el alma, tal vez para muchas personas este lugar signifique muerte, sufrimientos y no tengan intenciones de pisarlo, en cambio en lo personal me libera del peso que llevo en el fondo de mi alma, pues disipa y aclara mis pensamientos, como tal termino mi pequeño recorrido y cuando estoy a unos pasos de la lápida creo escuchar la voz de Stéfano y miro sobre mi hombro para confirmar mis sospechas. –Ni en un millón de años pensé encontrarte en un cementerio, pero no debería sorprenderme porque tú desafías los estándares de cualquier persona normal, eres un bello misterio impredecible y quiero seguir descubriéndote– rebate con su voz apacible y me deja con el rostro desencajado, termino de girarme y le clavo mis ojos. –¡¿Qué haces aquí?! ¿Me estás siguiendo? –cuestiono con mi voz irritada y suelta una sonrisa forzada. –¡No Desirée! No es necesario seguirte para charlar contigo, porque puedo hacerlo cuando quiera, más bien no creí en las palabras de Dante, me aseguro que vendrías al cementerio y te juro que por un momento pensé que estaba bromeando, pero me doy cuenta que perdí la apuesta, aunque ahora entiendo muchas cosas– explica sin abandonar mis ojos y bajo la mirada un segundo con ganas de matar a mi hermano por chismoso. –¿Qué te dijo Dante? ¿Qué te contó de mí? –pregunto con mi rostro tenso y sus ojos grises me confunden. Julius Hay gente que está acostumbrada a vivir en el desastre o piensan que es una exageración de su entorno, al punto que no son capaces de admitirlo, yo creo que soy el segundo, muchas veces no acepte que me hundía, más bien no me importaba estar tapado hasta el cuello de una inmundicia y mis días transcurrían en una rutina forzada, ante todo el ballet me rescato de ese mundo oscuro en el que me encontraba, no significa que di un giro de 180 grados, al contrario, sigo siendo un caos lleno de sufrimiento, arraso y soy como un tsunami que va destrozando todo a su paso. No obstante, anoche por primera vez sentí que me pesaban mis actos, ante todo el discurso de Desirée abrió una vieja herida en mí, porque escucharla hablar de su familia con tanta determinación y lealtad me asombro de manera grata, pues conocer una pequeña parte de ella me sedujo y me dejo con más curiosidad por conocer a la verdadera Desirée. A todo esto, reaccioné tarde mientras se marchaba de la discoteca, o la palabra correcta es que me quedé como un imbécil paralizado sin lograr inventar una excusa creíble para acompañarla a su departamento. Lo cierto es que caminé unas calles hasta que llegue a una cafetería donde estoy como idiota pensando como escapare de la bruja de Stacey, sobre todo no tengo intenciones de seguir siendo su títere, menos su esclavo s****l, además por primera vez necesito tener un poco de control en mi vida. Sí, quiero cambiar las cosas por Desirée y ni siquiera entiendo el motivo, más en medio de mi momento interior escucho unas voces familiares a mi alrededor, desvió mi mirada pudiendo apreciar un grupo de chicos muy jóvenes, más disimulo dando un sorbo a mi taza de café, pero me sorprendo cuando el muchacho torpe del ensayo acorta distancia y aparta una silla para sentarse frente a mí dejándome curioso. –Siendo un sujeto pasivo no conquistarás a mi hermana, es cierto que le gustan los chicos malos y rebeldes, pero con Desirée tendrás que esforzarte si te interesa como pienso– comenta y lo miro con desconfianza. –Te llamabas, ¿Eh…? ¡Marco! Sí, Marco. Digamos que has dicho una verdad, me interesa tu hermana, ¿Me ayudarás a conquistarla? ¿Quieres alejarme de ella? O ¿Solo buscas fastidiarme? ¿Cuál es la respuesta correcta? –cuestiono con mi rostro comprimido y se cruza de brazos pensativo.
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