Finalmente Elizabeth observaba que Harald mostraba una reacción realista ante la situación que ambos estaban pasando. El hombre veía con insistencia la hora en su reloj de muñeca, faltaba poco para que fueran las dos de la tarde; él pensaba que si se iba corriendo, lo más probable era que llegara a su castillo a tiempo, ya que su velocidad en forma humana era la misma que tenia cuando él se convertía en una bestia, sin embargo, no estaba solo: tenia a esa chica a su lado, la cual en ese instante estaba bajo la lluvia al igual que él, mirándolo como si estuviese buscando algo en su mirada. —¿Ahora que ocurre, por qué me miras así? ¡Si! ¡No tengo un celular, estamos varados aquí y necesito ir al castillo de inmediato! —exclama Harald completamente alterado. Elizabeth lo queda mirando por u