—¿Y entonces qué harás? —Samuel no pierde un ápice de su gesto animado. —Fácil, te sacaré a patadas de mi casa —Marcus tuerce los labios, su fiero gesto contenido comienza a asustarme. —¡Marcus! —exclama Hillary, su ceño fruncido y sus pobres intentos de zafarse de mi primo terminan de ofuscarlo—. ¿Pero qué rayos te...? La boca me queda colgando en toda su extensión, cuando mi primo toma a la rubia por los hombros y le planta un beso arrebatado que deja a todos perplejos, incluso a mi amiga. En estos momentos, dudo mucho que se esperara semejante muestra de arranque de celos por parte de mi primo. ¿Marcus está sintiendo celos? ¿De Hillary? Es más, ¿Marcus es capaz de sentir? Tal parece que he entrado a una dimensión desconocida, ya que dudo mucho que esté ebria: no he tomado ni la prim