La casa de la abuela Anne nunca fue considerada, por ninguno de los primos, como un lugar precisamente común, la viejecita no sigue los cánones de toda mujer entrada en bastantes años.
Sus arrugas no son impedimento para sus chistes negros sobre su muerte venidera o apostar considerables cantidades de dinero en una mesa de póquer que compró en sus tiempos mozos.
Marcus vive con ella, así que su carácter frío balancea la vivaz fortaleza de nuestra abuela.
La mujer ha insistido a todos los invitados su orgullo por el talento de mi primo mayor con la madera, a él no parece molestarle que se le admire, aunque… que ni siquiera se atrevan a ponerle un dedo encima a sus muñecos.
El único que puede tocarlas es Kendall, porque comparte la misma extraña afición por el tallado, aunque sus habilid
