Un mes después
En cuatro semanas han ocurrido demasiadas cosas que al mismo tiempo, he oído decir, no son ni la mitad de lo que vendrá con el futuro.
Para comenzar, lo único que parece darle realismo a mi boda con Alan son las invitaciones esparcidas con la anticipación educada que Diana Beresford especificó. Está de más decir que fue ella quien eligió el modelo y también la forma de entrega: por correo.
—Será más romántico —dice ella mirando a su hijo hacer un mohín.
Por mi parte, me mantengo al margen porque mi buen gusto no es tan refinado, además, en serio me gustan los modelos con papel reforzado color mate, con relieves y letras oscuras para nuestros nombres.
Marion es la dichosa acompañante que está a mi lado, dándome empujoncitos de vez en vez cuando Diana me pregunta sobre mi
