El frente Cavanagh.

2287 Words

Mantener la mente ocupada siempre es bueno, evita que pensemos en cosas irrelevantes y nos concentremos en lo importante. Sin embargo, ese viernes por la noche, mientras me quedaba en la oficina pasada la hora de salida y escuchaba a los empleados contar sus planes para el fin de semana, ni todo el trabajo que me empeñaba en hacer fue suficiente para mantener mi mente ocupada. Un sentimiento de soledad se apoderó de mí. Aunque no era algo nuevo, parecía que la soledad últimamente era una constante en mi vida. Aparecía en las noches cuando ya no tenía nada con qué distraerme; cuando salía de la habitación de alguna mujer que no me importaba; o cuando decidía desayunar en raras ocasiones; y cuando nadaba; cuando me detenía un momento. — ¡Sabía que estarías aquí! —exclamó Camille al entrar

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