VIII Moreno fijó telefónicamente el encuentro de Vittorio con el contable Aristide Bianchi a las nueve de la mañana tres días después. Entretanto, Moreno convocó, también por teléfono, al criado de la casa de los Beltramotti para el día siguiente, a las nueve y media, después del horario laboral del empleado, como ya había hecho con su colega. La habitual recomendación de no hablar absolutamente con nadie, bajo pena (imaginaria) de ser denunciado penalmente por divulgación de secretos de la investigación. Mi amigo Vittorio no estaría presente esta vez, porque tenía una reunión del jefe de policía y sus subjefes con el prefecto de Turín. El criado se presentó a la cita con un retraso de casi un cuarto de hora. En lugar de responder al molesto saludo del comisario, le presentó sus excusas