Al día siguiente me encontraba sentada en un sillón acolchado frente a un espejo con luces. Thomas se encontraba detrás de mí, en una esquina, mientras le tomaban las medidas para la ropa. Margaret se acercó a mí con una gran sonrisa, acompañada de un hombre con gafas que parecía sumamente serio. —¡Hola, Scarlett! ¿Cómo amaneciste hoy, querida? —me preguntó con evidente alegría. —Bien, bien —respondí con una pequeña sonrisa—. Un poco nerviosa, pero bien. —No necesitas preocuparte. ¡Estoy segura de que lo harás fantástico! —exclamó. —Y si no, siempre podemos decir que fue culpa de algún ente paranormal que apareció para arruinarnos el show. Sería una gran publicidad —saltó Thomas desde atrás—. "El misterio de Midnight Secrets". Yo pagaría solo por saber cuál es el misterio. —¡Des