Llegamos al claro donde el avión ya estaba listo para despegar. Nuestras pertenencias ya habían sido cargadas en el avión, así que entramos directamente en el jeep. Una vez dentro, la puerta se cerró. Me bajé enseguida del coche para ir a otra sala del avión, no sin antes abrir el maletero y mirar a Jake por última vez. —Nos vamos a casa, Jake... —susurré—. Tendrás un entierro digno de un héroe como tú —dicho eso, besé su mejilla y algunas lágrimas cayeron en su rostro. Las sequé rápidamente y lo cubrí con una manta antes de marcharme. Dentro, me eché en uno de los sillones y al momento noté como los motores se ponían en marcha y despegábamos. La puerta se abrió y Alexis y Harry aparecieron. —¿Y Gabriel? —pregunté. —Se ha quedado en el coche —contestó Harry. Incliné la cabeza