Gabriel se alejó entre la multitud a paso lento.
Nunca lo había visto tan desanimado desde la última vez que discutimos. Era extraño, Gabriel, quien tenía fama de ser todo un rompecorazones. ¿Estaba sufriendo por amor? Inconscientemente solté una pequeña sonrisa. Me resultaba muy irónico este cambio de actitud en él.
Apenas unas horas, estábamos en su habitación muy cerca el uno del otro y, ahora, estábamos distanciados al igual que el cielo y la tierra. ¿Habría hecho mal en decirle eso?
—Veo que te las has apañado sola —mencionó Ethan mientras se acercaba a mí. Torció el gesto—. ¿Te encuentras bien?
—Sí, es solo que no es habitual esta reacción en él —respondí, sincera.
Yo me encontraba aun absorta pensando en Gabriel, cuando noté un pequeño tirón proveniente de mi derecha. Tr
