Esta noche no quise sentarme junto a Consuelo. Busqué un lugar cerca de la señora encopetada que se encargaba de dirigir el rezo y repetí cada oración devotamente.
Desde ahí vi la seriedad y los cambios en el aspecto de Reynaldo, ¿Reynaldo qué? Castro.
Los hijos de Chico y Consuelo tenían rasgos similares entre ellos. Tal vez Ramiro se diferenciaba un poco y en el caso de Santos no era muy agraciado. Pero Flor y Eugenio eran muy parecidos a Consuelo.
Con disimulo observé a Chico. El no se sentó tampoco junto a su mujer y hasta fumó un habano en la parte de atrás de la reunión. Si supiera que su Elisa era la hija de su amante.
Sentí su mirada caer como tela de seda sobre mí y me atreví a voltear y mirarlo también de soslayo.
Ahí estaban sus ojos caramelos. Miró a otro lado,
