Elizabeth se estremeció al sentir los labios sobre su piel, se dio la vuelta hacia arriba soltando un gemido, se despertó sin abrir los ojos sintiendo las caricias de las manos y los labios sobre su cuerpo, el palpitar en su intimidad sintiendo la necesidad de atención se detuvo cuando Robert se metió entre sus piernas y comenzó a darle placer, dos dedos entraron mientras su lengua acariciaba su clit.oris. –Robert –jadeo. En ese momento se detuvo para subir hasta su boca y besarla deseoso. –¿Qué haces? Tengo sueño –se quejó. –Se.xo mañanero –respondió Robert mientras presionó su pelvis contra la de Elizabeth. –¿Ya amaneció? – Abrió los ojos para ver hacía la ventana. –Casi. –¿Casi? ¿Qué hora es? –Son las tres de la mañana, aún nos queda tiempo –contestó para tomarla por la c