–¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? –bufó Elizabeth. –¿Complicado? Elizabeth vio al castaño servirse otra copa de vino, habían pasado de la mesa al sofá con los muffins que Eliot estaba encantado de comer. –No es complicado contigo, es con alguien más. –Lo sé. –¿Lo sabes? –Bety, no me interesa tener una relación contigo –indicó –. Solo me gusta tu compañía, es… reconfortante. –Ese es el insulto más agradable que me han dicho. Ambos sonrieron, la cuarta copa seguro ya estaba haciendo efecto en ella, aunque Eliot apenas acaba la primera, pero los muffins estaban casi por terminar. –¿Es por Robert? –Odio a Robert –murmuró. –Creí que no te habías acostado con él. –¿Por qué supones que me acosté con él? –Porque todas las mujeres que lo odian es porque se han a