Capítulo 2. ¡Celeste!, crees que puedes hacer de esta casa tu hotel personal.
Esa tarde Leonardo Coppola se metió por error a un privado que no le pertenecía, había acudido a ese bar de mala muerte por una llamada anónima, sin embargo, la persona que debía aparecer nunca lo hizo, él observó como él hombre que estaba en el bar pagó a un empleado varios billetes para obtener a la muchacha ebria del salón, y se llenó de indignación al verlo, sin embargo, pensó que esa jovencita debía recibir su merecido por ser tan idiota, él subió en busca de la joven pero se equivocó de privado, por suerte para Celeste ella también se equivocó al salir del baño y abrir la puerta de la habitación equivocada, ingresando a donde estaba Leonardo, en lugar de ingresar a la habitación donde se debía encontrar el tipo del bar.
Él empleado de Simone ingresó a la habitación acompañado del tipo del bar, un hombre mayor y desagradable y se dio con la sorpresa de que la hija menor de los Dupont había desaparecido, perdiendo así la oportunidad de atormentar a Celeste, y de ganar unos billetes por eso.
Celeste caminó descalza hasta llegar a baño, ella se metió en él y comenzó a vestirse, toda su ropa estaba en el mismo lugar, Celeste se mira en el espejo, por su aspecto solo puede imaginar que alguien debió haberla drogado anoche, su comportamiento no fue para nada natural. Ahora debía volver a casa y rogar porque nadie se enteré de lo ocurrido ahí, no sabría como mirar a los ojos a su hermana. Al menos estaba tranquila porque podía asegurar que nadie la había visto llegar a ese bar y mucho menos ingresar en esa habitación.
Ella se percató de las dos puertas que tenía el baño y prefiere salir por la misma puerta que había cerrado la noche anterior, por suerte para ella, no había nadie en la otra habitación, logrando salir sin que nadie la viera, Celeste logró salir del bar y desaparecer en un taxi…
Celeste
Mi nombre es Celeste Lariza Dupont, tengo veinte años y soy una hija ilegitima. Mi madre falleció al darme a luz y fue mi abuela quien me recogió de la clínica, ella se enteró de mi nacimiento por unas vecinas de mamá y me trajo a casa de los Dupont, mi padre no tuvo más remedio que aceptarme, él sabía muy bien quien era yo, y su esposa, a quien debí llamar mamá desde que ingresé en ese lugar no me quiere para nada, incluso mi media hermana Simone, con quien jugaba cuando era pequeña tampoco siente nada por mí, conforme pasaron los años ella también comenzó a tratarme mal, todas las cosas que mi abuela me compraba desde pequeña ella terminaba llevándoselas y utilizándolas para sí. Según ella y su madre yo no puedo tener mejores cosas que ella, pues es Simone quien es la verdadera hija del matrimonio Dupont Breña. Por suerte yo aún conservo el apellido de mamá, así que mi nombre en el registro figura en realidad como Celeste Larisa Dupont Hank, y estoy muy orgullosa de él.
-- ¡Celeste!, ¿crees que puedes hacer de esta casa tu hotel personal? – escucho los gritos de mamá, desde que tengo uso de razón no hace otra cosa que gritar, me duele todo el cuerpo desde que volví en la madrugada, todavía no puedo creer como logre salir sin que nadie me viera, incluso tuve que despertarme temprano como cada día para evitar que me molesten, pero no tuve mucha suerte, pues acá estoy escuchando los gritos y soportando los maltratos de siempre,
-- ¡lo siento mamá! Anoche tuve mucho trabajo y me quede en la oficina hasta muy tarde – le miento, bajo la cabeza por qué es lo que acostumbro a hacer, aunque no tenga la culpa siempre seré la culpable de todo, pero está vez debo reconocer que, sí cometí una falta, y me siento fatal por eso.
-- ¡Paf! – siento mi rostro arder, mamá acaba de lanzarme una cachetada en la mejilla, incluso puedo saborear el sabor de la sangre, tampoco es nuevo el maltrato para mí, ya estoy acostumbrada a esto,
-- ¡Eres una zorra, igual que tu madre! – me dice y veo como lanza mi bolso al suelo, puedo ver a papá acercarse a nosotras, también Simone ha llegado a donde estoy, no puedo creer lo que cae de él, ¿en qué momento un paquete de preservativos apareció adentro de mi bolso?,
-- ¡Carajo! – susurro, en verdad no puedo creer lo que veo. Siento que mis ojos se van a salir de mi rostro, me siento demasiado mareada y adolorida para soportar tanta tensión,
-- Eso no es mío, les juro que eso no es mío – les suplico, pero el rostro de todos me acusa, no solo sus rostros, los paquetes en mi bolso también lo hacen,
-- ¿Esa es tu hija?, ¡es una maldita zorra! – grita mamá mirando a mi padre,
-- Mira como ha venido anoche y dice que paso el tiempo trabajando – ahora es Simone quien se me acerca amenazadora, de un jalón baja el cuello de mi blusa, yo había intentado ocultar las huellas que su prometido dejo en mi cuerpo, pero me fue muy difícil ocultarlas todas, me puse esta blusa de cuello alto y mangas largas porque pensé que con eso lograría cubrirlas, pero fui una tonta por pensarlo, y lo único que logré fue que todos sospecharan más de mí,
-- ¿Cómo podemos confiar en ella?, mamá que pasará con tu carrera, si alguien se entera lo que está mocosa hace en la calle – comienza a decir mi hermana, mi madre pertenece al mundo de la política, ella junto al padre de los Coppola están postulando en la misma lista para obtener altos cargos en el gobierno, sé muy bien que todo lo que hace Simone lo hace por celos, ella sabe muy bien que la abuela es la dueña absoluta de todo, todo el dinero de los Dupont le pertenece en realidad a la familia de la abuela, y sabe también que yo soy su preferida, siempre ha intentado desprestigiarme delante de ella para que me echen de la mansión, si supiera que ahora estoy enferma, acaso serían un poco más condescendientes conmigo si supieran que quizás dentro poco no me tendrán más en sus vidas, ¡No lo creo!
-- Nunca me he portado mal, no sé cómo llego eso a mí bolso. Pero les juro que no son míos – sigo suplicando que me crean, pero al parecer pierdo mi tiempo, nunca lo harán.
-- Vas a negar que ayer volviste ebria, sabe dios con qué clase de basura habrás estado – menciona mi hermana, y yo solo bajo la cabeza, no puedo confesar que fue con su prometido con quien pasé la noche y con quien perdí mi virginidad. Porqué ese secreto debo llevármelo a la tumba, si quiero seguir viviendo unos meses más o quizás unos años más, ¿Quién sabe?…
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Celeste seguía insistiendo en su inocencia, sin embrago en la mansión de los Dupont nadie quería creerle, y eso era porque la propia Simone había contratado el día anterior a alguien para drogar a su hermana, ella pagó para que siguieran a Celeste al salir de la clínica, sabía muy bien que trataría de ahogar sus penas, y contrató a un viejo matón para acostarse con ella. El problema fue que el empleado de la mansión Isaac la reconoció al llegar bar, y fue él quien la envió a aquella habitación, él pensaba molestar a la segunda hija de los Dupont, conoce bien de los abusos cometidos por la madre y la hermana mayor, así que pensó que molestando a Celeste podría ganarse la gracia de Simone y de su madre, nunca se imaginó que él tipo del bar, también había sido enviado por la hermana mayor. Y menos que fuera el prometido de Simone quien hubiera visto toda la movida que hicieron en el bar. Aunque el CEO no sabía en realidad quién era la jovencita en apuros.