Ego Herido.

2922 Words
Matt: Le seguí al doctor Héctor a la sala de emergencia como había dicho. El lugar olía a medicinas y material esterilizado. Habían camas separadas por cortinas azules de hospital y algunas estaban cerradas y otras abiertas. Emma en cambio, no estaba allí, ella se encontraba en el lugar pediátrico que se ubicaba cerca de donde ponían a los bebés recién nacidos en el ala de maternidad. Al lado de nuestro cama había un pequeño bebe de la misma edad de Emma quizás, rubio completamente, con los ojos negros. Iba acompañado de su ...¿mamá, quizás?. Era una joven de mi edad más o menos, de repente me llegó a la cabeza una imagen de Leila sosteniendo un pequeño bebe entre sus brazos acunando y meciéndose lentamente, como una cuna. ella se vería como un ángel pero eso estaba muy lejos del presente, Leila y yo no éramos nada aun y no me podía ilusionar o estar haciendo planes en estos momentos cuando apenas empezamos, si alguna vez esto ocurriera sería en el futuro , un futuro muy muy lejano, aun no sabía que quería hacer mañana menos sabia si queria ser padre. Me senté al lado de Emma que dormía en una camilla infantil adornada con sábanas de osos, rosados y azules. Tenía las mejillas rojas aun por la fiebre y parecía temblar, su cabello castaño estaba sudado y pegado a su frente. Allí deseé poder ser médico y curarla rápido para poder sacarla  de allí y llevarla al parque.  En eso el otro doctor que se había ido hace unos momentos volvió y me dijo: ―le hemos dado algo que le ayudará a bajar la fiebre, le puedo hacer algunas preguntas? ― Claro. – contesté y salimos hasta el pasillo para no despertarla. ― la madre de la bebe... ¿dónde se encuentra? ― También me hago esa misma pregunta, doctor― Me encogí  de hombros y bajé la mirada. ―Quieres decir que tu estas a cargo de ella. ¿Vives solo con ella? ―Solo nosotros dos y mi amiga que trajo a la bebé, vivimos los tres juntos. ―Cuando la señorita llegó pensamos que era la madre , luego ella explicó que no lo era, por eso no se admitió su entrada junto a la bebe, lo sentimos. nuestras reglas son estrictas ¿hace cuanto que se fue la madre de Emma? Si no le molesta que le pregunte. ―No, está bien. Hace como 3 años. Emma estaba de 12 meses, como a la semana de haber cumplido ano ella me la dejó y se fue, no he sabido más de ella. ―La bebe necesitó de la leche materna para crecer con buenos refuerzos en su sistema inmune. Nosotros siempre recomendamos a las madres amamantar o ordeñarse por al menos los primeros 6 meses de vida del bebe. ¿Cómo es la alimentación en casa? ― Nosotros la alimentamos muy bien, 4 comidas al dia, mas dos vasos de leche. sopas y  fruta siempre estamos pendiente de eso.― expliqué lo mejor que pude. ―¿Qué comió hoy?― Estaba anotando en una carpeta que llevaba, amarilla, y sentí como si estuviese en un examen en el que no estudie. La manera en la que me interrogaba me hacía pensar que estas preguntas no tenían relación con el estado actual de Emma y más con el hecho de que sus padres la habían abandonado y yo era el encargado. Me puse más nervioso al pensar que esto seguramente llegaría a servicios sociales. Empecé a recordar: ―Se paró a las  6 am, como siempre hace y le di un vaso de leche y fruta picada. Luego a las 9 am otra merienda y después a las doce se comió una sopa. ―¿De qué?― Interrumpió. ―Uhmm.. De pollo, que por cierto hizo Cece, mi amiga, sin condimentos y poca sal.―resaltè. ―¿Es alérgica a algo? eso es muy importante― ―A ninguna comida. ―Entiendo. Después de algunas preguntas más fui donde estaba Emma durmiendo, yo también tenía sueño . Estaba más que cansado pero no podía ni sentarme en esa silla incómoda y rígida, entonces me propuse  a esperar la enfermera que nos llevaría al cuarto privado. Me quedé mirando a Emma que en comparación con antes, esta ya no tenía los cachetes muy rojos y tampoco estaba sudada, parecía más calmada y sin temblar bajo la cobija. Llegò la enfermera regordeta y baja con un moño en el cabello.―La vamos a llevar a la habitación 113 del primer piso―. Me señaló con la mano―. Vamos―. Y yo la seguí con Emma en mis brazos, como un padre debería cargar a su hijo, y nos dirigimos al ascensor . La puerta se cerró y nos elevamos. Llegamos a la habitación que estaba equipada con todo, sábanas, almohadas, y colores pasteles, todo perfectamente hecho para niños como  Emma. La dejé en la gran cama y la acomode con ayuda de la enfermera la cual le ponía suero hidratante por la vía que le habían tomado a Emma, vi el sofá cama y me pareció la gloria, fui y me acosté. Estaba agotado. Deje de pensar en todo menos en los labios de Leila dulces y cálidos en la manera como sujetaba mi cabello y con esos bonitos recuerdos me deje llevar a lo oscuro y desconocido.  Me desperté más de 7 veces en la noche, cada vez que Emma me llamaba al despertar confundida y cada vez que los turnos cambiaban y diferentes doctores chequeaban la fiebre de Emma. La última vez me despertó la voz de Leila y creí que estaba soñando pero al abrir los ojos me  encontré con ella, bañada, descansada y sonriente. olía como a margaritas (como siempre) y llevaba puesto una camisa que decía "vive la vida". Un pantalón azul oscuro que le queda tan bien que debería estar prohibido y su cabello castaño estaba suelto y mojado.  esta vez me di cuenta que no era liso sino rizado y que le quedaba aún más bello que liso y no pude evitar sonreír. ―¿De que te ríes?― me preguntó ella mientras frunció el ceño. ―Tienes el cabello rizado― le dijo. ―Si… ¿No te gusta?―dijo dudosa. Tome un puñado de su cabello y lo observe. ―Me encanta, solo que no sabía que lo tuvieses así, ahora de alguna manera parece más… tu . ―Sí, es que no me gusta mucho mi cabello rulo y me lo aliso siempre que puedo pero hoy tenía que venir temprano, te he traído comida y a la pequeña Emma.― cuando nombrò comida mi estómago rugió tanto que creí que hasta ella había escuchado porque su sonrisa aumento. ―Te he traído un emparedado de queso y jamón que me ha quedado muy rico y café, no se me ocurrió preguntarte como te gustaba así que lo he traído algo oscuro y sin azúcar para que lo pongas a tu gusto, a la bebe le traje pollo simple picadito muy bien y jugo natural. Leila se enfocó en colocar todo en la mesa.  ―Eres el cielo― le dije parandome y abrazándola por detrás―. Muchas gracias, cielo.― Ella se volteo y me dio un beso en los labios que deseaba seguirle pero aún estaba soñoliento y con aliento mañanero. ―Me voy a cepillar― dije y ella asintió. Escuche la puerta de la habitación abrirse y luego algunos murmullos, salí del baño y me encontré con Cece. traía una mochila con las ropitas de la bebe y algunas mías. Emma se movió un poco y todos quedamos en silencio. Me acerque a Cece y tome la mochila que traía en el lomo. le dije que se sentara y no tardó en cumplir. Leila le ofreció un emparedado y ella lo aceptó al igual que el café. Emma, ahora despierta, miraba a Leila muy fijo como si fuese alguna criatura extraña de un cuento. murmurò “Matti” y en seguida me acerque a ella. ―Hola, mi amor. ¿Cómo te sientes? ―Bien.― dijo apagada―¿Porque no tamos en tasa? ―Estas un poco enferma, pero ya nos iremos. ―No― negó con la cabeza repetidas veces.―  quiero ir a tasa. ―Ya nos iremos en algunas horas más. Leila ven,  te quiero presentar a alguien.― Leila se acercó lentamente y se colocó a mi lado. Cabe destacar que era muy precavido en esto, nunca había presentado a Emma,  la cual cumpliria 4 años en unos meses, a las chicas con las que he salido. No quería que se encariñara con alguien que luego se iría y no volvería a ver. No lo quería ni para  mi ni para ella, pero por una extraña razón Leila me daba esperanzas en algo y sentía que ella no se iría así como así, al menos que yo metiese la pata bien feo, y esperaba no hacerlo. ―Emma ―dije.― te presento a Leila, Leila te presento a la persona que más amo en este mundo, Emma. ―Hola pequeña. ―Le dijo Leila acercándose a la bebe. Emma miró primero a Leila como si pensara en sí se podía confiar o no en ella, pero al final ganó la primera y sonrió― Emma, dale un beso a Leila, ¿si? ―Dije. A Emma le encantaba dar besos. Ella lo hizo y sabía que Leila había quedado enamorada de Emma al igual que todos. Emma apenas le hablaba pero sabía que cuando tomara confianza hablaría como un cotorro. Era muy inteligente. ―Lela, yo me quedo id para mi tasa, no me gusta ete lugar.― murmuró Emma con su poca destreza lingüística― ―Tranquila cariño.―Ella le tocò el cabello y se lo acomodo como haría una hermana mayor o una madre quizás... ¡YA MATT PARA DE PENSAR EN LEILA COMO UNA MADRE!, me regañe internamente. Además...¿ pensarías que Leila querría tener un hijo contigo? Dijo mi subconsciente... ¿Con un pobretón con mil problemas? Mis pensamientos me dominaban comúnmente, pero esta vez había dolido más de lo normal porque sabía que era verdad. lo que me había dicho a mi mismo me había roto un poco y enojado, necesitaba aire para poder respirar― Ya vengo― dije.  saliendo de la habitación camine por un largo pasillo y baje las escaleras hasta llegar a la puerta y salir a la calle.   Leila: ―Ya vengo― dijo Matt y salió, se le veía como angustiado y enojado. yo seguí al lado de Emma acariciando su cabello hermoso y largo, Cece me miraba mientras comía.. ―Se le ve como preocupado, yo mejor voy a ver qué le ocurre. ―Salió de la habitación dejándome sola con la pequeña y yo realmente no sabía qué hacer porque nunca había tenido una hermana pequeña. ―¿Emma, cómo te sientes? ―Pregunte porque es lo único que se me ocurría. ―Matti te quiere. ―Dice y yo me sorprendí. ―¿Cómo dices? ―Él te mira lindo como a mí.. ―Me quede pensando un poco . ―¿Cuántos años tienes? ―Así, ―me enseño 3 dedos levantados― pero en  unas semanas así― y subió su 4to dedo.  ―Emma, eres la niña con casi cuatro más inteligente de la tierra, seremos muy buenas amigas―. Le sonreí y ella se movió a un lado y me hizo señas para que me sentara a su lado con ella. Luego se subió a mi regazo y me abrazó. Yo la agarre muy fuerte pero a la vez con cuidado de no lastimarla. ese día aprendí algo: solo tres minutos con ella y ya la querias, así de fácil. Tenía su carita en mi pecho y le pregunté― ¿tienes hambre?― Sentí que asienta y la baje. Fui a la mesa y tomé el pollo, el brócoli y el jugo― ¿Te gusta el pollo con brocoli?― pregunte, Ella asintió, ― ¿y el jugo de naranjas? También asintió y me hizo feliz mi elección de comida. Me senté al frente de ella y le di de comer pollo en la boca. ―Eres muy hermosa, Te pareces mucho a tu hermano. Y además eres muy inteligente... Ella me sonrió y se acostó de medio lado, le seguí dando comida hasta que entró Matt, sin Cese por alguna razón. ―¿Y Cece?― Pregunte extrañada. También Me regañe por hacer tantas preguntas últimamente! ― Se tuvo que ir a su trabajo― se sentó al otro lado de la cama y me miró de forma calmada y reafirmando lo que Emma me había dicho, el si que me miraba de una forma diferente, se podría decir que bonito. ―Ven Emma, dame un abrazo― le dijo y ella como buena hermana se paró y lo abrazó. Una bella escena si no fuera porque estábamos en un hospital. – hoy nos vamos a casa y podremos ir al parque después, el doctor ya me ha dicho que todo fue algo viral. Esto último estaba dirigido a mí. ―Entonces ya escuchaste, Emma― le dije― luego de salir yo misma los llevaré al parque a jugar. Ella me sonrío contenta en los brazos de Matt. ―¿Tu también iras?. Me pregunto ―Pues claro― sonreí y proseguí .― y jugaremos toda la tarde! ―No tienes que hacer eso― me corto Matt enojado…¿ Enojado?― No la llenes de ilusiones eso le hará más daño. Y ahora la enojada soy yo. ¿Pero qué le pasaba a Matt? ―No la estoy llenando de ilusiones. le estoy haciendo una promesa, y yo cumplo mis promesas. igual...¿ qué ocurre contigo, cuál es tu problema de que la quiera llevar al parque? ―.Le refute. ―Mi problema es que no necesitamos tu punetera caridad.― se paro enojado y vi, por el rabillo del ojo, como Emma se escondió entre las sábanas. ―¿De qué me estás hablando?―. Pregunté entre dientes para parecer más calmada― Yo no estoy haciendo ninguna caridad y baja la voz asustas a la bebe. ―Mire en dirección a Emma y lo hizo.. ―Las medicinas, el parque… Ni ella ni yo necesitamos ninguna caridad ya es suficiente con que no tenga cómo pagar las medicinas entonces basta―. dijo y yo me asusté por su tono. entonces siguió. ―No somos un perrito que hay que ayudar o algo parecido.― se veía tan enojado algo que nunca había visto en lo poco que nos conocíamos. O sea 2 días. sin contar aquella vez hace mil años. ―No hago esto por una punetera caridad― le espete―lo hago por esa pequeña que está allí y por qué tú me gustas lo suficiente como para preocuparme, por eso lo hago y si no eres consciente de eso prefiero irme. Me voltee y tome mi cartera de la mesita al lado de la cama. me despido de Emma con un abrazo y le di una última mirada a Matt para que se acordara de lo enojada que estaba y que si me llamaba para pedir disculpa supiera que lo había arruinado. Me marché pero sin antes no decir: ―Cuando lo superes, me avisas, ¿si?― abrí la puerta y me fui. Iba por el pasillo. los pasos se escuchaban en un gran eco y sentí una mano en mi brazo deteniéndome pero no me voltee, solo me quede quieta en medio del camino. el se coloco en frente de mi y me dijo: ―Lo siento mucho, yo…― Tomo una respiración, negando con la cabeza― Estoy con mucha presión y mis pensamientos van muy rápido. Lo siento―Volvió a decir. Pero para mi esto no era suficiente aún seguía enojada por lo que me había dicho antes. ―Matt, hablamos después aún estoy enojada.― adverti. El me miró por un par de minutos pero yo no le devolví la mirada, me quedé viendo la pared detrás de él cruzada de brazos. ―Solo dame un beso,¿ si? Pensé un momento.  no me haría daño, ¿no? Sería el de despedida. Asenti. El brillo en sus ojos volvió y se acercó a mi. Puso una mano  en mi nuca y otra en mi mejilla acunando mi rostro. Me atrajo hacia él y me beso suave y calmado. Coloque las manos en su pelo suave y liso y me aferre a este. Luego el beso se fue convirtiendo en algo más apasionado. Su lengua recorrió mi boca mientras que yo le mordía un poco el labio inferior. el sabor de su boca tan peculiar era más que una droga. Era como nunca tener suficiente, siempre te dejaba queriendo más. A falta de aire nos separamos y me encontré con que ya no estaba enojada. lo cual me volvió a enojar, él sabía que esto me calmaría. Lo aleje lo suficiente y me marché sin mirarlo de nuevo. Volvería al hospital más tarde antes de que dieran a Emma de alta. Pero al igual que Matt tenía que pensar muchas cosas.
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