Leila: Esa noche me quedé dormida sin cenar. Igualmente no tenía hambre, la preocupación ya llenaba todo mi estómago entero. Me levanté asustada por gritos provenientes de la puerta, me senté erguida en posición de ataque, no comprendía nada...de nuevo. La puerta se abrió de golpe, ambas gritamos de miedo. ―¿Qué ocurre? – Preguntó Cece. Que se apoyaba a mi costado y a su misma vez a la pared detrás de nosotras. ―Hoy nos vamos de aquí.―respondió uno de los hombres que justamente había entrado en ese momento. No sabía bien si aquella declaración era buena o mala. ―?Como que no vamos?― Pregunté alarmada. ―Cállate.― gritó tomándome por sorpresa.― comencé nuevamente a temblar cómo chihuahua. Entraron dos más de ellos y nos tomaron de brazos, los cuales me lloraban de dolor desde que ll