Un calor sofocante

1073 Words
Abril estuvo intentando quitarse el corsé durante un buen rato, pero por más que lo intentó no pudo hacerlo así que busco algo para cortar el corsé de su vestido, de lo contrario sería imposible quitárselo y al ver la actitud de las sirvientas ninguna la ayudaría a quitárselo. Ella rebuscó entre los cajones, por suerte para ella encontró una caja de coser que tenía de todo, ella sacó unas tijeras y comenzó a cortar el corsé intentando no lastimarse. Cuando se quitó el vestido sintió que volvía a respirar, después se dio cuenta de que ella no tenía nada que vestir, ella había llegado a ese lugar solo con lo que llevaba puesto, no había nada más que pudiera ponerse y ella acababa de romperlo. _ Por qué seré tan tonta y ahora que haré, el rey me ha dejado en claro que no puedo pedir nada en este lugar, y aunque lo hiciera dudo que las sirvientas me lo den. Abril se acostó en la cama solo con su ligero vestido de interior que llevaba puesto y se puso a pensar qué haría para obtener ropa, ella dio varias vueltas en la mullida cama acariciando las suaves sábanas de seda, luego le vino una idea, como no tenía ningún vestido que remendar tendría que hacérselo ella misma, mientras buscaba algo con lo que cortar su vestido había encontrado vários juegos de sabana, podía usarlas para hacerse un vestido o dos. Abril se levantó de la cama, sacó una sábana blanca y otra verde limón, y se puso manos a la obra, por suerte ella era buena costurera así que podría hacerse un vestido sencillo, eso era mejor que ir por ahí solo con ropa interior. Mientras cortaba las sábanas Abril dijo. _ Solo espero que no se molesten por cortar las sábanas. Ella se encogió de hombros y se dijo. _ Si lo hacen tendré que aguantar el regaño, no se puede hacer nada, necesito mi ropa. Ella se quedó despierta toda la noche haciendo su vestido, ella uso unos cuantos adornos del vestido de novia para que su vestido no se viera tan simple, en la madrugada pudo terminar su primer vestido, un sencillo vestido de color verde limón con adornos de encaje blanco que había cortado de las cortinas. Ella se probó su vestido y al ver que le quedaba como un guante sonrió satisfecha, después recogió los trozos de tela y los escondió para que las sirvientas no los encontrarán, después se fue a dormir. Al día siguiente nadie fue a despertarla para desayunar, Abril se despertó al medio día, poco después entró una sirvienta de cabello castaño, ella le dijo que se llamaba Rena, le llevó una comida sencilla que consistía en sopa de vegetales, un trozo de pan, agua y una manzana, las sirvientas creían que dándole una comida tan pobre la estaban molestando, sin embargo para Abril quien no podía tener tres comidas diarias ese era un lujo, ella se comió la sopa y el pan, dejó la jarra con el agua y guardo la manzana por si no le daban cena. Al terminar la sirvienta recogió los platos y se retiró en silencio. Abril usó el resto del día para hacerse otro vestido y ropa interior. A la hora de cena la misma sirvienta, Rena, volvió a su habitación con una bandeja de comida, la cena fue más copiosa que la del medio día, le había puesto un filete de ternera con patatas y una ensalada, también tenía una manzana como postre, Abril se comió toda la comida dejando limpió los platos y guardo la manzana como había hecho al mediodía, la sirvienta se quedó mirándola, sin embargo no dijo nada sobre su extraño hábito de guardar comida. Las estaciones fueron pasando, la primavera terminó y le dió lugar a un caluroso verano. Por primera vez aquella habitación que se habían convertido en el hogar de Abril se volvió una verdadera cárcel, hacía tanta calor que era insoportable, ella salía al balcón pero el sol tocaba todo el día y no le daba ni un respiro, incluso las noches se habían vuelto calurosas, ella le había pedido en varias ocasiones a las sirvientas que quería salir de la habitación, pero decían que no podían dejarla salir, que eran órdenes del rey. Una noche en la que Abril sentía que moriría de la calor se escapó de su habitación, no habían guardias resguardando su puerta así que no tuvo ningún problema con escapar, ella fue al jardín, se sentó junto a una fuente y disfrutó del aire fresco que se mezclaba con el agua de la fuente. Por primera vez en días sintió que volvía a respirar, ella se quedó un buen rato, cuando tuvo que volver a su infernal habitación lo odio, pero no quería meterse en problemas, ella volvió procurando que nadie la viera. Después de ese día cada noche se escapaba e iba a la fuente para refrescarse, metía sus pies en la fuente y disfrutaba del agua fresca que le daba un pequeño respiro del calor sofocante de su habitación. Alessandro salió a caminar un rato, había estado trabajando todo el día revisando documentos y se sentía estresado y el calor solo empeoraba las cosas, mientras caminaba por el jardín vio a una joven sentada en el borde de la fuente con sus pies metidos en el agua, él se preguntó quién era tan desvergonzada para hacer eso. Él se acercó un poco más, al ver un cabello rizado rojizo supo de quién se trataba, era su esposa Abril Venobich, Alessandro apretó los puños con fuerza para aplacar su instinto asesinó, cada vez que él la veía quería matarla, su cabello le recordaba al rey Vritra Venobich quien había matado cruelmente a varios de sus hermanos hacía unos años. Cada vez que la veía su sangre hervía y lo único que deseaba era matarla, ella era tan pequeña y delgada que solo necesitaba apretar con un poco de fuerza su cuello para matarla, él se dio la vuelta y volvió a su habitación para apartar esas ideas de su mente. Después de ese día él descubrió que Abril se escapaba cada noche de su habitación para ir aquella fuente a refrescarse, él encontró su comportamiento vulgar, sin embargo lo dejó pasar, hizo como si no supiera lo que estaba haciendo y dejo de pensar en ella, dejándola nuevamente en el olvido.
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