Doble o Nada (Thara & Enzo)

Capítulo 3

—A ver Thara—Comienza mi doctora mientas revisa algunas cosas en mi expediente —tenemos que realizar algunos nuevos exámenes—asiento

Estamos en la clínica de fertilidad para saber cuál es el próximo paso. Enzo a mi lado solo está en silencio y juega con el brazalete de mi muñeca. La doctora Cabano hace algunas anotaciones antes de levantar su oscura mirada hacia nosotros

—La inseminación intracervical no resulto como esperábamos—dice frunciendo un poco el ceño—Realizaremos un nuevo chequeo e intentaremos con la inseminación intrauterina si están de acuerdo

—¿Qué tan diferente es este procedimiento al anterior? —pregunta mi esposo enderezándose en su silla

—Recordemos que el anterior procedimiento era menos invasivo. Colocamos los espermatozoides en el cuello uterino, esperando que estos fluyeran naturalmente por el útero y las trompas de Falopio, para así fecundar al óvulo, y lograr el embarazo.

—Pero no sucedió— digo lo obvio mostrando mi descontento y la doctora solo me da una sonrisa tranquila

—El tipo de procedimiento que estoy proponiendo es más complicado—me dice antes de mirar a Enzo—En este procedimiento depuramos su semen del plasma seminal, células inmaduras y en algunos casos, células sanguíneas y nos quedamos con los espermatozoides más fuertes, los cuales se depositan en el útero. Cuando llegue el momento, se introduce el semen en el cérvix de la mujer a través de una cánula. Se trata de un proceso indoloro y que únicamente requiere de un reposo posterior de 30 a 60 minutos. Después de un par de semanas realizamos las pruebas y con suerte tendremos resultados positivos

—¿Cuándo haríamos el procedimiento?

—En un par de semanas—dice—Como ya dije. Necesito que como la última vez te sometas a análisis de hepatitis C, el sida, la rubeola, la sífilis o la toxoplasmosis. Ya ha pasado algún tiempo de eso y debemos asegurarnos que todo esté en orden. En tu caso, me gustaría una mamografía, en cuanto a tú esposo ya realizamos su REM—Dice refiriéndose a su reconteo de espermatozoides— Te voy a dar la orden para que mañana mismo te hagas los estudios y nos vemos el viernes a las tres para revisarlos y programar el día de la inseminación—Asiento emocionada

Después de la cita con la doctora en la clínica de fertilidad el camino hasta mi trabajo es silencioso. Durante estos días Enzo a estado más pendiente y presente, cosa que agradezco. También me disculpe con Mika la cual me confeso que no le interesa Enzo y que tiene una relación a distancias con el tal Miller, en realidad fue muy compresiva y cero rencores. Enzo esquiva el tráfico de Palermo, estaciona frente a la tienda y apaga el motor

—¿Qué te sucede amore? —Pregunto mientras tomó su mano entre las mía—has estado muy callado—el niega y resopla. Espero que hable

—Tengo miedo—dice sorprendiéndome—Tengo miedo de que el procedimiento no funcione y te vengas abajo

—Enzo... —Digo, pero él me hace un gesto para que lo deje terminar

—Me aterra que nuestro matrimonio fracase si no logramos concebir—no digo nada— Te amo y tengo miedo de perder a mi esposa

—Eso no va a pasar—digo después de unos segundos en silencio. Se el esfuerzo que está haciendo do Enzo por nosotros, así que respiro y lo miro inclinándole más cerca de él mirando sus ojos negros

—Te prometo que si está vez no funciona...—me aclaro la garganta y respiro profundo —Si no funciona dejaremos pasar un año antes de intentarlo de nuevo. Si no pasa, disfrutaremos de nosotros como lo hemos estado haciendo.

—¿De verdad? —su expresión es de sorpresa y veo que le gusta. Mierda, que egoísta he sido con mi esposo

—Totalmente— digo dejando un beso rápido en sus labios

—Entonces porque no te vienes a Génova conmigo—me pide y hago una mueca. Enzo necesita ultimar detalles para la inauguración. Después de dos años de trabajo al fin el King of Ace en Génova va abrir sus puertas para el público

—Tengo mucho trabajo esta semana y recuerda que la doctora me acaba de dar una orden para hacerme los análisis mañana mismo—él asiente resignado—Serán los tres días más nefastos que tendré. Además, tenemos la cita con la doctora en la tarde.

Me despido de Enzo con un beso largo y salgo del auto. Entró a la tienda y Cristal está detrás de la caja registradora con una mirada divertida

—Ya terminaste de morrearte con Enzo— le miro divertida y llego hasta ella

—Me despedía de mi esposo—le digo ganándome una risa de su parte—¿Alguna novedad?

—Llego la nueva colección del bolsos y zapatos de Michael Kors—me informa

—Llegaron los botines de Keke blancos—Ella asiente lentamente y prácticamente hago un baile feliz en medio de la tienda

—Son trecientos noventa y cinco euros—me recuerda y la miro feo. Pero ella ríe fuerte

—Son una belleza—le recuerdo—Y son todo mío—le hago el infantil gesto de sacarle la lengua antes de irme a mi oficina

Mientras me quedo sola con la partida de mi esposo, me sumerjo en mis pendientes. Me hago los análisis y entreno un poco. Aprovechó de visitar a mi bella Ilyana y a su madre. Le cuento todo lo sucedido con Enzo y está no sabe si reír o llorar y al final reímos. Que nos queda, también hablamos del procedimiento al que me someteré lo que la hace feliz y espera como yo que funcione.

Llega el viernes y me voy a recoger a mi marido al aeropuerto. Me pongo mi nueva adquisición, los botines blancos combinados con pantalones pitillos negros y una camisa de vestir blanca doblada a la altura de mis codos. Mi cabello lo dejo suelto y mientras estaciono el coche en el parking del aeropuerto veo que estamos justo a tiempo para comer algo y luego ir a la cita con la doctora. Cuando llego a la puerta de salida de los pasajeros espero unos minutos antes de ver salir a Enzo y corro hasta el antes de arrojarme a sus brazos

—Al parecer me extrañaste—dice divertido mientras me rodea con una mano y con la otra acomoda su maleta—lamento llegar tan tardé—dice y niego sin darle importancia. Le doy un beso y con mimo toco su rostro antes de dejar otro beso

—Tenemos algo de tiempo para comer algo y correr al consultorio—el asiente y caminamos de la mano hasta donde está el coche. Nos llevó hasta un pequeño restaurant árabe y disfrutamos de un delicioso Kebbab.

Cuando llegamos a la consulta en la clínica de fertilidad me siento feliz y emocionada. Esperamos en la recepción unos minutos antes de que la doctora nos haga pasar. Está nos saluda de forma amigable antes de que tomemos asiento

—Bien Thara—dice la doctora Cabano mientras mira los resultados—tus valores están perfectos al igual que los demás resultados—dice. Pero veo que no sonríe y se aclara la garganta

—¿Cuándo podemos hacer el procedimiento? —pregunto emocionada y Enzo a mi lado sonríe

—Veras—dice sacando un sobre—Revise todo. Pero hay algo extraño en tu mamografía —al oír sus palabras siento que se me acelera el corazón. No. Ella no puede estar sugiriendo lo que creo que está sugiriendo.

—¿Qué quiere decir con extraño? —Enzo a mi lado pregunta y su tono denota miedo. El mismo miedo que siento en este momento

—La verdad es que la mamografía refleja algo y me gustaría que te hicieras una biopsia y asegurarnos...

—¡No! —Exclamo sorprendiendo a la doctora y a Enzo a mi lado—Esto es una mierda. Yo no tengo nada—digo levantándome de un salto

—Amore—dice Enzo preocupado

—Calmante Thara—dice en tono conciliador la doctora—Quizás solo sea una bolita de grasa. Pero es necesario que el lunes a primera hora te hagas la biopsia

Sin esperar salgo del consultorio con Enzo detrás de mí y cuando llego a la puerta de la clínica las lágrimas nublan mi visión. Esto no me puede pasar a mí, no de nuevo pienso. Unos brazos me rodean y me llevan al auto donde me subo y me derrumbó. Esto debe ser una pesadilla ¡una maldita pesadilla! Me repito mientras lloro en silencio. Estoy en modo automático cuando llegamos a casa y Enzo me guía con paciencia hasta nuestro hogar. Soy consciente que ya en nuestra habitación me quita el bolso y lo deja a un lado. Me siento en la cama y después de quitarme el calzado se mete a la cama conmigo donde dejo que todo el miedo salga y me ahogo en sollozos

—Aquí estoy amore—susurra Enzo con voz ronca y con eso me aferro a su camisa reprochándole a la vida que una vez más me quiere patear el culo.