Había muchos lugares en los que Derek prefería estar en ese momento, en vez de perder el tiempo haciendo una tonta fila interminable para pedir su café, como por ejemplo, invadiendo desde temprano la torre de Alex solamente para volver a atrapar al omega con aquel pijama tan encantador. Gracias a ese pequeñísimo pantalón corto, ahora sabía que esa curva de su trasero era tan real como lo mostraban los jeans y que esos bonitos muslos parecían ser tan suaves como se veían. Y por esa ancha camiseta, había tenido una perfecta vista de unas marcadas clavículas perfectas y un hombro listo para ser marcado con besos, al igual que el arco de su cuello, tan tierno. Observando las personas que estaban antes que él, Derek soltó un profundo suspiro sabiendo que no alcanzaría a pillar al lobo omega