Despertando por su lobo inquieto, Alex se sentó en el borde de la cama con pesar y restregó sus ojos, intentando ahuyentar el sueño que seguía en su cuerpo. Aunque deseara seguir durmiendo, sabía perfectamente que no podría hacerlo a pesar del sueño que sentía, no cuando su lobo estaba sobrecargado de su poder nuevamente, y la única forma de aliviar aquella sensación de su cuerpo, como si estuviera a punto de estallar, no era otra más que utilizar su telekinesis hasta que todo volviera a la normalidad. Por muy extraño que fuera, el lobo omega ya estaba acostumbrado a esa sensación, era una de las consecuencias de ser un nivel que no podía ser medido. Así como Dylan que constantemente tenía que estar escuchando todos los pensamientos de los demás, para él, llegaba un momento en que su po