32. FRAGMENTADO

2367 Words
Ragnar Ha pasado una semana desde lo ocurrido con Dániel, quise evitarle este momento a ese pequeño, pero ahora debe pagar las consecuencias de sus actos, estoy segura que debe estar con su cabeza agachada a punto de llorar por toda esta situación. No sé qué hacer, sé que no me compete, de hecho, sé que esto nunca debió pasar, jamás debí acercarme a él y de alguna forma también p**o las consecuencias, pero no entiendo bien el porqué si a fin de cuentas no era nada. —¿Ragnar? Disculpa que pase así, estuve tocando y no respondías ¿tienes un minuto? —dice Verónica —Sí, ¿qué ocurre? —Sé que no me incumbe lo que pase en tu vida, pero no has estado bien últimamente, incluso los chicos del taller se han dado cuenta y tus hermanos están preocupados por ti al igual que yo. —No ocurre nada Vero, sigue con tu trabajo —ya tenía bastante en mi cabeza para tener que lidiar con más. —Sé que tiene que ver con Max, él me ha contado algunas cosas, habla mucho de su tío y de ti, se nota que los quiere y los admira, todos en el taller lo escuchamos con ese entusiasmo que tanto lo caracteriza. —Verónica simplemente... —No lo hagas Ragnar, no te atrevas a decirle —interrumpe Robert quien va entrando con Liam. —Eres nuestra hermana y te conocemos bien, solo nos alejas para no hablar del tema, pero ese chico te ha calado profundo, quizá no te des cuenta todavía y lo entendemos, pero no te atrevas a dejar de lado algo que sabes que está allí y no puedes ignorarlo, lo que te pesa todavía más. Eso me encanta de Rob, siempre sabe cuáles son las palabras exactas para llegar a mí, pero en este momento no quería escucharlas. —Hermanita no lo evites más, no has ido a verlo en días, no sabemos qué pasó, pero soluciónalo porque este problema es tanto tuyo como de él, sé que te estresamos con nuestras tonterías y te agradezco que no nos dejes tirados, pero déjanos darte este empujón —pronuncia Liam estirando su mano con las llaves de mi moto. —Hazlo Ragnar, solo tú puedes solucionarlo, ese niño te adora con el alma, ve por él que nosotros terminaremos lo que hace falta —complementa Verónica. No sé ni qué mierda esperan que haga, esto lo causó él y no hay nada que yo pueda hacer... pero aun así, aquí estoy afuera de su casa esperando no sé qué cosa. —¿Qué haces aquí? te dije claramente que te alejaras de nuestras vidas —dice Dániel quien al parecer viene regresando de la tienda. Incluso yo estoy haciéndome esa misma pregunta, pues no sé qué hago en este lugar. —Lárgate de aquí, te aprovechaste de la inocencia de un pequeño, él ha pasado por mucho y no estoy dispuesto a permitir que vengas con aires de grandeza a querer pintarle un mundo que no existe, él no merece más dolor en su vida. —No vine a lastimarlo, simplemente quiero verlo —…pero en realidad no sé ni qué quiero —¡No!, no dejaré que lo lastimes, eres la peor clase de persona que pueda existir, además ¿tener una "amistad" con un niño? sí claro, tenías bien guardadas tus intenciones, pero no dejaré que le hagas nada. Eres una vil mentirosa e hiciste que él mintiera, que ocultara cosas, sino entonces por qué no decir sobre ti, porque sabe que su amistad no está bien. En serio me preocupa la mentalidad de este hombre, prácticamente piensa que soy una pedófila cuando su sobrino es el pervertido... Aunque tampoco debo hablar muy fuerte considerando mi pasado, pero jamás me metí con un niño como él está pensando. —¡Ya déjala en paz tío Dániel! Escuchamos en la puerta la voz de él y ambos giramos nuestros rostros encontrándolo con un semblante muy firme, su cara está un poco roja y tiene ojeras marcadas, se nota que no ha estado bien en este tiempo. —Entra a la casa Max —ordenó Dániel. —No, si hay alguien a quien debes gritar es a mí por no decirte a tiempo lo que pasaba, todo el mundo me lo dijo e incluso ella que fue la primera, pero tenía miedo porque sabía que tomarías esta reacción. —¿Y cómo más esperas que reaccione? ¿Quieres que los felicite y haga de cuenta que no pasa nada? Pues no Max, hemos pasado por mucho, especialmente tú y lo que menos quiero es que te lastimen más, sobre todo después de la muerte de tu madre. —¡Ese es el problema!, llevo gritándote de mil formas que ella nunca me ha lastimado, siempre ha sido honesta conmigo, me ha respetado y tratado como un igual, tú eres mi tío y ni siquiera me escuchas, me tratas como un idiota de tres años, no seré un adulto como tú, pero al menos escucho a otros con atención. Y en cuanto a mi madre no la metas porque ella también supo hacerme daño con su ausencia, la defiendes mucho y sí, quizás tuvo sus motivos, pero igual era más importante su otra vida que yo o si no habría vivido con ella todos estos años. Sus palabras fueron impactantes para ambos, en especial para Dániel quien apenas y pudo susurrar su nombre. Él me había dicho que al enterarse de la muerte de Helena no derramó lágrima alguna, que no lo ha hecho desde que era muy pequeño. El problema de guardarse tantas cosas como lo hacía él, es que el día que sueltas todo no mides el impacto final. —Lo único que he querido es dejar de sentirme solo, los maestros me tratan como un niño más, pero bien se llenan la boca con mis notas ante ti, los estudiantes se burlan de mí, me golpean y dañan mis cosas, tú te la pasas trabajando y en tus conquistas, es cierto, sacas tiempo para mí, pero no ves que estoy creciendo y solo me ignoras, no escuchas cuando te hablo y sigues de largo. Mi padre es un cretino de mierda, mi madre me abandonó y ahora que por fin llega a mi vida una persona que sí me ve y me escucha realmente ¿tú decides hacerte el héroe? pues no, no más, si te atreves a alejarme de ella te juro que te odiaré el resto de mi vida Dániel Ferrer, así me duela hacerlo lo haré porque ella es importante para mí —y entonces... el quiebre. Creo que Max por fin dejó salir todo eso que tanto reprimía a la persona correcta, puesto que ahora se encontraba sacando todas esas lágrimas que lo ahogaban día a día desde hace años. —Lo siento mucho Max, no sabía que te sentías de esa forma, hace muchos años no te veía llorar, ni siquiera quisiste hacerlo cuando murió tu madre —Dániel lo abraza entre lágrimas arrepentido y muy dolido por esas palabras. —De verdad lo siento, pero eres lo único que me queda en la vida Max, no quiero que nos sigan lastimando, no merecemos vivir en el dolor. —Entonces suelta todo eso tío, déjame estar con ella, conócela y te darás cuenta que es buena, ella tiene mucho por aportar y sé que le importo, sino no habría venido esta noche, déjala estar en mi vida por favor. Él viene hacia mí y me abraza con fuerza mientras Dániel sólo se queda mirándonos sumamente afligido. —Está bien Max, dejaré que sigan con su amistad, solo tenme un poco de paciencia por favor. Max toma mi mano y me lleva a las escaleras donde todos nos sentamos en silencio, él solo me abraza mientras siento sus lágrimas caer en mi cuello, no puedo ni siquiera abrazarlo sin sentir algo extraño en mi interior, Dániel solo nos ve y llora en silencio al igual que él. —Vamos D'Porti, está tarde y debes descansar —le digo al cabo de varios minutos, pero él no suelta su agarre. —Vamos Max; todo va a estar bien, la verás después, pero ella tiene razón, debes descansar. Al ver que no se suelta de mí decido llevarlo cargado, Dániel solo acepta en silencio y abre la puerta guiándome hasta su casa, me indica su habitación una vez ingresamos al departamento y lo dejo acostado en su cama. —Prométeme que volveré a verte mañana Ragnar, promételo —suplicó a quebrada voz. Es como si el océano se hubiese desbordado de sus ojos al haber soltado todo su dolor. El problema de prometer cosas es que a veces pueden pedirte demasiado, pero aun así lo hice, solo por esa mirada. —Lo prometo, ahora descansa enano o sino no crecerás —él apenas y hace una mueca por el comentario. Me quedé algunos minutos acariciando su cabello hasta que finalmente cayó dormido, lo abrigué bien y cerré la puerta de su recámara una vez salí, al llegar a la sala lista para salir, Dániel me aborda impidiéndome parcialmente el paso. —¿Podemos hablar? —Depende, si vas a seguir gritándome entonces mejor lo hacemos en otro momento. —No lo haré, solo necesito aclarar algunas cosas —respondió bastante calmado. Mientras Max dormía, Dániel y yo nos fuimos a la sala con dos tazas de café que él preparó y hablamos hasta el amanecer, le comenté la forma en que Max y yo nos conocimos y cómo se fue desarrollando la amistad entre nosotros, él parecía un poco sorprendido comentándome lo mismo que Janet respecto a la inseguridad de Max frente a los desconocidos. Al percibirlo más accesible, supe que era la mejor oportunidad que pude tener para hablar con él, así podría enterarme de la vida de Helena y ese pasado del cual Max no desea hablar, pero que sigue en su presente. —¿Qué pasó con Helena? Y no me refiero a su muerte, sino, ¿qué pasó en su vida para que terminara tan alejada de su hijo? —él suspira pesadamente y se queda mirando la taza. —Mi hermana fue una buena mujer, pero con pésimo gusto en hombres, muchos la maltrataron física y emocionalmente, entonces un día creyó conocer a alguien que la amaba demasiado y de esa relación nació Max, nunca conocí al sujeto porque ella no quería que le recriminara nada, pero es mi hermana y así fuese menor que ella debía protegerla. —¿Qué pasó con el padre de él? —No sé con exactitud, ella vivía con Max y él en otro lugar porque él logró convencerla, vivieron un año juntos lleno de golpes, gritos y peleas. Una noche apareció en la casa con Max en sus brazos, él tenía tres años en ese momento, estaban muy mal, ella tenía demasiada sangre y los golpes era horribles, pero me dijo que ese hombre nunca más volvería a molestarla, lo único es que debíamos irnos de la ciudad cuanto antes y así fue como terminamos viviendo en Brooklyn. —¿Alcanzó a golpear a Max? —No, ella me dijo que se había mudado a otra casa luego de que él intentara matar a su propio hijo a golpes cuando era un bebé, Max no lo sabe y es mejor que siga así. —Pero dijiste que tenía tres años cuando volvió. —Sí, ella se escondió en ese tiempo de él hasta que esa noche los encontró y quiso matarlos, estaba ebrio y drogado según me comentó, por suerte escondió a Max y logró huir de él. Una vez llegamos aquí buscamos una casa y vivimos los tres juntos un tiempo. Pensé que resolvería mis dudas y en vez de eso terminé con más. También me dijo Dániel que entre ellos dos se encargaron de la crianza de Max durante un par de años y después de eso Helena se fue de la ciudad, los visitaba cada cierto tiempo, pero siempre se movía por varias ciudades, según él era por trabajo, aunque sé que escapaba de algo o alguien, su vida en el pueblo era muy simple y trabajaba como camarera, esa historia no tendría sentido considerando esos datos. Luego de eso me contó algunas cosas de su convivencia con Max, dijo que él siempre fue un chico muy inteligente y aplicado, bastante introvertido, pero con muchas ganas de salir adelante y conocer el mundo, me dijo que había hecho toda una rutina con él que al día de hoy siguen aplicando para hacer más ordenada la vida de ambos, lo dicho, Max debió ser un adulto siendo un niño. Hubo un momento en el que quise reclamarle por los abusos que él debía soportar en la escuela, pero en parte no creí tener la autoridad para hacerlo, tal vez legalmente sí la tenía, pero si empujaba ese gatillo implicaría hablar de más en algún punto y no sería bueno para nadie en este momento, o quizás nunca. Las horas fueron corriendo y el amanecer nos alcanzó luego de tantas charlas, fotos que sacó de un álbum donde estaba Max pequeño, de Helena y él, debí contenerme para no soltar la tristeza al verla en esas fotos, se veía tan hermosa con Max que recordaba las palabras de esa carta, reforzando mi pensamiento en que jamás habría podido ser la madre de él como ella quería, tal vez una amiga, pero nunca lo podría haber visto como un hijo, ni siquiera un hermano. Al final de esta extensa charla decidimos tener una relación más amena para que Max no tuviera que pasar por más cosas, esas palabras de él tocaron muy profundo a Dániel y si así fue con esto, no imagino cómo seré el día que se entere de lo que Helena y yo hicimos por ellos, porque por mucho que quiera sé que no se puede tapar al sol con un dedo, pero al menos este arreglo haría que las cosas fuesen mejor de ahora en adelante, sin secretos ni mentiras.
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