20 noviembre
—Como sigan así van a terminar nadando con los peces en el río Hudson —ella grita y al fondo escucho los alegatos de todos los chicos.
—Tranquila Rag mejor déjame hablar con Janet, ella suele preparar cenas para el día de acción de gracias, así tendrás una cosa menos en qué pensar, y con esta irresistible cara quizás consiga un buen precio.
—Enano deja de aprenderle esas cosas al depravado de tu tío.
—Vamos noche déjame ayudarte, confía en mí ¿sí?
—De acuerdo, te tomaré la palabra esta vez antes de que cometa un homicidio en masa en este lugar.
—Gracias no te fallaré, verás que lo conseguiré a tiempo e incluso haré algo mejor por ti, le diré que haga un contrato para las comidas de todos allá.
—Si consigues eso terminarás cobrándome un alto precio.
—No será muy alto ya verás, bueno iré a verla enseguida que dentro de poco eso se llena y no quedan muchos días, adiós.
Cuelgo y me pongo unas zapatillas blancas con un jean y buzo azul, llevo unos recipientes que había olvidado devolver y tomo las llaves. Salgo corriendo por las escaleras y veo un carro a lo lejos, si corro rápido podré apresurarme, voy a mitad de la calle cuando escucho el chirrido de las llantas frenar y todo se vuelve n***o.
(…)
—En verdad me estoy cansando de esto Liam, ya te dije que no tendré una cita contigo ni ahora ni después.
—Vamos Vero ¿qué debo hacer para conseguir solo una cita contigo?
—Bien ¿quieres una cita conmigo? Entonces tendrás que salvarle la vida a alguien y hablo en serio, esa sería la única forma de conseguir una sola cita conmigo.
Verónica ya cansada de la testarudez de Liam y el teléfono de Ragnar sonar insistentemente va a contestar, del otro lado le informa una enfermera del hospital que un joven llevaba ese número entre sus pertenencias y estaban buscando a alguien para presentarse de inmediato, ella queda un poco extrañada por eso, hace un par de preguntas para asegurarse de la información y al darse cuenta que se trata de Max le informa que irán en seguida para allá.
—Cálmate Vero ¿Qué ocurre?
—Necesito encontrar rápido a Ragnar, llamaron del hospital diciendo que Max tuvo un accidente.
—Diablos, la vi salir hace un rato con Rob deberían estar de camino para el taller.
Apenas logra salir corriendo junto a Liam cuando la ve llegando con Robert quien la había llevado a despejarse de toda la situación en el lugar, Ragnar los ve bastante preocupados y sabe que algo va muy mal.
—¿Qué ocurre por qué salen así? —pregunta Robert
—Acaban de llamar del hospital central diciendo que Max tuvo un accidente y alguien debe presentarse de inmediato.
Esas palabras bastaron para que ella sintiera esa horrible sensación en el pecho, la misma que tuvo aquella noche con Helena.
—Verónica hazte cargo de todo iré para allá.
—No Ragnar espera, déjame conducir estás muy alterada y no es bueno que lo hagas en ese estado.
Ella al no querer perder tiempo obedece a su hermano y suben al auto rumbo al hospital, mientras tanto, Liam se queda con Verónica en el taller para cerrar más temprano y avisar a Dániel de la situación. Cuando los hermanos llegan al hospital confirman que sea él la persona involucrada y al ser así la recepcionista les explica lo ocurrido.
—Disculpen, pero si quieren más detalles pueden hablar con la persona que lo trajo, él se encuentra en la sala de espera.
Luego de seguir las indicaciones llegan al lugar y ven al hombre que había llevado a Max, Robert al ver a su hermana en estado de shock le ayuda a sentarse en una de las sillas.
—Espérame aquí, iré a averiguar qué ocurrió y por favor no vayas a hacer ninguna locura.
Se presenta con el hombre para pedirle una explicación de lo ocurrido y él le dice todo con el mayor de los nervios.
—Le juro que yo no quise lastimarlo, iba a una velocidad adecuada y él solo apareció de la nada corriendo, traté de frenar, pero ya estaba muy encima, por Dios, no sé cómo pasó, todo fue tan rápido.
—No se preocupe señor Díaz, por ahora lo importante es que el niño salga bien de allí e iremos viendo paralelamente su caso, confíe en mí.
Robert llamó a su hermano para que él y Verónica investigaran sobre aquel hombre y revisaran las cámaras de seguridad para confirmar lo que él le había comentado.
Al cabo de una hora llegaron Liam, Vero y Dániel para saber cómo iba la situación con Max, Robert les comentó todo y le pidió a Liam que no dejara sola a su hermana pues estaba muy conmocionada, en tanto él se iría con el señor Díaz para resolver el trámite legal ahora que había comprobado que en verdad fue un accidente.
Todos estaban destrozados por lo que estaba pasando, pero los que peor la pasaban era Dániel y Ragnar pues tenían en sus cabezas todos aquellos eventos en los que perdieron a alguien importante, siendo Helena la muerte más reciente y fuerte.
Ella repasaba en su cabeza esos últimos minutos que tuvo con Helena torturándose en ese bucle infernal, pero también pensando en todo lo que había vivido en este tiempo con Max, pues logró darse cuenta que ese pequeño llegó a instalarse en lo más profundo de su ser.
Después de cuatro largas horas de espera sale el médico preguntando por los familiares de Max, todos se ponen de pie preguntando lo que ocurre a excepción de ella quien se encuentra todavía ida en miles de pensamientos. El médico les informa que Max presenta una ligera inflamación en su cabeza, una fractura en el brazo izquierdo y tenía varios fragmentos de vidrio en su cuerpo lo cual presentó una seria hemorragia, el mayor problema es que es de un tipo de sangre poco común y no tenían en el hospital.
Al escuchar esas palabras el mayor miedo de Dániel se había presentado, en el pasado había ocurrido un evento similar con Max y fue por un milagro que alguien llegó a donar con ese tipo de sangre, nunca dieron con la persona por reglamento de confidencialidad, pero lo que sí tenía claro es que ese tipo de sangre lo había sacado de su padre el cual nunca llegó a conocer, puesto que Helena nunca lo presentó y nadie de su familia lo tenía.
—¿Qué tipo de sangre necesita?
Todos quedan en silencio al escuchar que al fin Ragnar había reaccionado, el médico le responde cuál es y ella dice que posee el mismo tipo, Dániel queda bastante sorprendido ante tal casualidad, pero ya tendría tiempo de pensar luego en eso, ahora lo importante era la vida de su hijo.
Ragnar y el médico se alejan de allí para hacer el procedimiento, tras los exámenes y papeleo logró convencerlo de que le extrajeran dos unidades en caso de ser requeridas, una vez terminado el procedimiento y estando un poco débil por todo, fue trasladada de nuevo a la sala de espera donde se encontraban los demás.
(…)
Dániel
Debimos esperar algunas horas antes de que dieran el permiso para verlo, una enfermera salió preguntando por nosotros y me llevó con Max. Tenía miedo de ingresar a esa habitación, pero en cuanto lo hice no pude evitar llorar, verlo conectado a todos esos aparatos luchando por su vida solo aumentaba el dolor en mi pecho. Me acerqué a la camilla y tomé su mano con mucho cuidado.
-Eres un chico muy valiente y fuerte, sé que podrás salir de esta Max, lo sé, de todos en esta familia eres el más fuerte. Significas todo para mí, eres lo más preciado que tengo, eres mi hijo Max y no quiero perderte, no quiero quedarme solo, no podría soportar otra perdida en mi vida y menos la tuya-
Sentía que mi vida se acababa en ese instante, ese dolor se apoderaba con fuerza de mí y mis lágrimas no dejaban de salir, lo único que quería es que abriera sus ojos, quería que estuviera bien, que volviéramos a casa para hacer la cena, hablar de nuestro día, reírnos de mis tonterías y él girar esos ojos por mi actitud infantil.
¿Por qué la vida se ensaña con mi familia? Todo ese maldito pasado solo es una tragedia y cuando al fin llegó Max a mi vida sentí que todo podía mejorar, él fue mi esperanza, mi razón para luchar cada día y salir adelante sin importar nada.
Luego de unos minutos la enfermera volvió para decirme que debía salir, le pregunté si alguien más podía entrar, ella dijo que no sería posible por el estado de Max, pero quería que ella entrara, no me perdonaría si no la dejase hacerlo porque sabía cuán importante era ella para Max y hasta ahora me había demostrado que él no le era indiferente, por el contrario, lo cuidaba mucho, apreciaba lo que hacía, le dio la oportunidad de alzar su voz cuando yo no lo hice, nos reunió de nuevo con mi padre haciéndonos muy felices y no conforme, también acababa de darle su sangre a Max, una que parece imposible de creer considerando las pocas probabilidades de conseguirla, pero allí estaba.
Me costó un poco de trabajo, pero pude convencer a la enfermera, ella me dijo que solo podían ser cinco minutos para evitarnos problemas, pero eso sería suficiente por ahora. Salí de allí hasta la sala de espera y me acerqué a Ragnar quien estaba sentada con su mirada perdida, me senté a su lado y di un respiro para poder articular palabra alguna.
—Ragnar, hablé con la enfermera para que te dejara entrar, me dijo que tendrías cinco minutos.
Tensionó demasiado su mandíbula y empuñó sus manos con fuerza, cuando giró su rostro hacia mí pude ver el dolor tan profundo que tenía, jamás vi un segundo de debilidad en ella en este tiempo, siempre era una mujer firme, decidida, una que se enfrentaría al mundo sin dudarlo, y aun así, allí estaba como cualquier otra persona con el corazón destrozado por alguien.
—Ve con él, te necesita y tú a él.
Fue la primera vez sentí empatía por ella, incluso tuve ese impulso por confortarla por el dolor que sentía, pero no lo hice, no quise verme atrevido, aunque no tuviese segundas intenciones. Ella se levantó rumbo a ese pasillo que yo recién había recorrido y desapareció entre aquella puerta y muros.
(…)
Ragnar
No creí que Dániel tuviese ese gesto conmigo, sé que Max significa mucho para él, pero que sacara un minuto para pensar en mí era algo nuevo. Fue difícil caminar por ese pasillo, sentía que recorría el pasado y los recuerdos se fueron apoderando de mí.
Al abrir esa puerta fue como abrir aquella de la morgue en la que estaba Helena sin vida, pero al verlo más cerca aquel horrible recuerdo invadió todo mi ser, esos últimos instantes con ella y la forma en la que estaba golpeada me hacía sentir impotente, no obstante, fueron sus últimas palabras las que hacían eco en mi cabeza: “Prométeme que cuidarás de él”.
El dolor en mi pecho era cada vez más insoportable, sentí esas mismas ganas de llorar que aquella noche, el oxígeno que entraba no era suficiente, tenía ganas de gritar, de destrozarlo todo y tomarlo en mis brazos como hice con ella.
Sujeté su mano dejando un beso en el dorso de esta y acaricié su cabello suavemente para no lastimarlo. Al verlo así, me di cuenta de aquello que tanto estuve negando en este tiempo y comprendí ese sentimiento con mucha claridad.
—Por favor despierta, necesito que me digas que estás bien, necesito ver ese profundo océano en tus ojos para quedarme tranquila, tengo miedo, no quiero perderte también no podría soportarlo… porque… te quiero Max, te quiero y eres muy importante para mí.
Dejé todo mi corazón allí y lloré como hace meses no lo hacía, este dolor era insoportable, lo único que quería es que él estuviera bien, no quería perder a alguien más que significara tanto para mí. No sé cómo lo hizo, pero de alguna forma terminó convirtiéndose en alguien muy importante en mi vida.