3. RECOMPENSA

2207 Words
Ragnar Llevaba dos semanas viviendo en el pueblo, tras hablar con las familias del trío de imbéciles y que Ismael aceptara el trato; me moví rápidamente para empezar el trabajo, en las mañanas me reunía con Reinhart y los demás terratenientes para definir los siguientes movimientos que traerían mayores ingresos al pueblo y una vez terminaba esto, regresaba con los chicos del gimnasio quienes ya habían cogido de rutina atacarme para librarse de sus responsabilidades, pero al final terminaban limpiaban todo mal, eran lentos y discutíamos por eso. Entendía su situación, pero eso no era excusa para permitirles más esa asquerosidad y sobre todo, porque mañana llegarían todas las cosas que había mandado a hacer y hoy debían terminar con sus obligaciones, así que debí ponerlos en cintura para apresurarlos y luego fui con Helena, la cual no veía prácticamente desde que llegué, no tenía tiempo para nada y ahora que todo estaba listo quería hacer algo más por ellos. —Hola Ragnar, pensé que te habías ido del pueblo hasta que terminé escuchando tu nombre en boca de todos. —Buen día Helena, he estado bastante ocupada con la remodelación del gimnasio, pero vine para pedirte un encargo si es posible. —Por supuesto, si está en mis posibilidades dalo por hecho. Es cierto que no venía al restaurante, pero pocas veces la veía a lo lejos, lo que más la caracteriza es esa sonrisa, me sorprende que pueda llevarla aun sin sentirse realmente bien, creo que es alguien de admirar. —Quiero que prepares un postre para todos los del gimnasio y algunos bocadillos para mañana, sé que te pido mucho en poco tiempo, pero es importante, quiero que al menos vean la recompensa del trabajo. —No te preocupes, solo dime qué te preparo y dalo por hecho, mañana mismo puedo llevarlo en horas de la tarde. Así lo acordamos, le hice el p**o total y continúe con lo poco que faltaba. (…) Helena Me sorprendió ver de nuevo a Ragnar y más su pedido, me encargué de trabajar rápido e incluso pedí permiso para salir un poco antes y comprar lo que me hacía falta terminando todo en casa. Ahora estoy bastante agotada, pasé toda la noche haciendo este pedido y hoy usé la cocina del restaurante para terminar lo demás, esta noche solo quiero dormir tanto como sea posible. Al llegar al gimnasio debí asegurarme de estar en el sitio correcto pues no se parecía en nada a lo que era, en la entrada todo el césped estaba cortado, colocaron algunas flores y limpiaron el parqueadero, toda la fachada había sido arreglada, pintada y hasta hicieron una ampliación. Cuando entré, ese olor característico había desaparecido y ahora tenía un aroma agradable, era muy refrescante. Las ventanas fueron cambiadas, colocaron nuevas baldosas, pintaron las paredes, todo estaba muy limpio y arreglado, no quedaba rastro alguno de lo que era excepto por los equipos viejos, incluso se podía apreciar un hermoso jardín atrás. —Hola Helena, qué milagro verte aquí. —Hola Bob, milagro el que pasó en este lugar, no me lo tomes a mal, pero está irreconocible. —Tranquila, lo sé, este lugar parece otro, a veces ni yo mismo me lo creo; hasta pienso que no estoy en mi casa ni en mi oficina, pero sin duda me encanta como está quedando. —Helena, hermosa ¿y ese milagro que vienes acá? ¿acaso decidiste ser mi novia y viniste a darme la sorpresa? no era necesario preciosa, bastaba con una llamada —dijo uno de los chicos con mucha coquetería. Él siempre fue así conmigo, es muy amable y solía bromear de esa manera. —Hola Peter, no, de hecho vine a traer un encargo para ustedes. —Pero nosotros no hemos pedido nada —comenta un poco desconcertado. —Ustedes no, pero alguien más sí ¿Será que podrían ayudarme con las cosas por favor? Son bastantes y no sé en dónde acomodarlas. —Peter, ve con ella y otros dos chicos para ayudarla y lleven todo al patio, iré alistando la mesa —dice Bob. De esa manera procedemos a organizar las cosas incluidos platos, cubiertos y vasos plásticos que les compré a todos para hacer fácil la limpieza, coloqué la torta fría que hice de chocolate con mora y fresas, bocadillos varios de sal y unas gaseosas. Todos llegaron con ganas de comer hasta que Bob los detuvo para que les explicara lo que pasaba, ya que no entendían quién había hecho eso. —Todo esto lo pidió Ragnar ayer y me dijo que se los trajera a esta hora, aunque viendo cómo ha quedado todo, ya entiendo por qué dijo que quería que vieran la recompensa del trabajo, y vaya que hicieron bastante. —Espera, no puede ser ¿Estás diciendo que la demonio de hielo mandó a hacer esto para nosotros? —dijo Peter bastante incrédulo haciéndome reír. Estos chicos son unos locos ¿De dónde sacan esas ideas? Es cierto que ella es muy seria, pero tampoco creo que sea mala. —¿Demonio de hielo? Por Dios Peter, pero sí, ella fue quien lo pidió, incluso me acompañó a comprar las cosas que me hacían falta y me llevó a casa, esta mañana también fue por mí, me llevó al trabajo para terminar allá y pagó un taxi para traer todo al gimnasio. Todo quedó en un silencio sepulcral, jamás los vi de esa forma, siempre eran enérgicos y con mucho por decir, pero estaban serios y sin poder creer nada de lo que dije. —¿Acaso dije algo malo? —No Helena, solo les diste el mejor regalo de sus vidas y te lo agradezco en nombre de todos estos mal educados —dice Bob mientras los fulmina con la mirada. —No te preocupes y creo que las gracias deberían ser para ella. —Buenas tardes Bob —saluda Sam quien va ingresando al jardín. —Hola Sam, qué gusto verte. —Lo mismo digo, hola Helena. Bob, ¿será que puedes traer a tus muchachos para que me ayuden con las cosas? pesan demasiado y necesito buenos brazos aquí. Todos fuimos a la entrada encontrando el camión de Sam parqueado, nos quedamos atónitos al ver todo el equipo que había dentro, los chicos lo bajaron y por medio de una carta que le envió Ragnar a Bob siguieron las indicaciones para colocar las cosas, en cuanto al equipo viejo; lo subieron al camión para que Sam se lo llevara. Tras una hora en todo ese trabajo, llegó un domicilio adicional del restaurante con bandejas grandes que eran usadas para eventos, organizaron todo en unas mesas que llevaron al patio y al cabo de treinta minutos llegó Ragnar. Todos estaban sin creer lo que tenían ante sus ojos, era un banquete digno de reyes, un gimnasio remodelado y equipos nuevos, todo estaba increíble y por eso mismo nadie le quitó la mirada de encima mientras estaban en silencio. —Si piensan matarme les aseguro que ese truco no les funcionará —dijo ella en un tono neutro para después dirigirse a mí. —Hola Helena, gracias por traer todo, espero que puedas acompañar a los chicos a celebrar la inauguración del lugar. —Gracias, me encantaría, pero debo ir a trabajar. —No te preocupes por eso, pedí permiso en el restaurante y te dieron el resto del día libre, me aseguré que fuese remunerado según tu horario al igual que las horas que pediste ayer, si gustas quédate a acompañarlos y en un rato te llevaré a casa para que descanses. —¿De verdad? Gracias, no debiste molestarte. Estaba más que feliz, es increíble, apenas y logro conseguir que me den una hora de descanso y ella obtiene un día remunerado para mí. —No es molestia, te lo debía por todo lo que hiciste. —Igual gracias —afirmó con su cabeza. —Bob, todo esto es para ustedes, disfrútenlo y descansen hoy, mañana empezará a llegar la gente para hacer sus inscripciones y conocer a sus entrenadores; así que van a necesitar mucha energía. —¿Gente? ¿Entrenadores? —Sí, ya tenemos a muchos en el pueblo pre inscritos con los pagos por adelantado y ya que los chicos están capacitados, ellos serán los entrenadores. —¡¿QUÉ?! —un grito al unísono de todos los chicos se hizo presente. —¡Dejen de gritar que no estoy sorda! Ahora vayan a bañarse que apestan y no quiero que toquen la comida así, en las duchas del segundo piso dejé algo para ustedes. Jamás la escuché alzar la voz de esa forma, parecía el ejército, pero era gracioso verlos correr al segundo piso sin decir nada, luego de unos minutos volvieron arreglados con camisas, jean y zapatos casuales, todo nuevo, se veían bastante apuestos. Procedimos a hablar, comer y escuchar música y los chicos comentaban muy enérgicos todo lo que había pasado en esos días, sin embargo, en toda la celebración ella no nos acompañó, estuvo en la oficina trabajando y aunque Bob quiso traerla, no accedió. Luego de algunas horas estaba muy agotada por haber trabajado toda la noche y como si leyera mi mente, ella llegó indicándome que me llevaría a casa para que descansara, así que me despedí de todos y nos fuimos. —Gracias otra vez por lo que hiciste Helena, esto significó mucho para ellos —comenta una vez llegamos a mi casa. —No te preocupes me alegra haberte ayudado —estaba intrigada por todo lo que me habían comentado e hice mi pregunta. —Ragnar, si no te importa me gustaría saber por qué hiciste eso, no lo tomes a mal, es que jamás vi a nadie mover un dedo por ellos excepto Bob quien es el único que se preocupa por ellos. —Porque trabajaron duro, al comienzo fue difícil lidiar con ellos, pero a medida que veían los cambios más empeño le colocaban, además, una casa debe ser un refugio y no un basurero, por muy mal que estén las cosas por fuera solo en casa sientes que todo está bien. Estaba terminando de arreglarme antes de irme a dormir, me quedé pensando en todo lo que hablé con los chicos sobre ella y en sus últimas palabras, es una mujer muy particular y aunque tiene una mirada muy fría, te genera una sensación de seguridad luego de tratarla más tiempo. Creo que por fin las cosas irán bien en la vida de ellos de ahora en adelante. (…) Ismael —Todavía no puedo creer cómo cambió este lugar en solo dos semanas —dice Harry. —Ninguno lo cree, jamás pensamos que una simple visita haría tantos cambios en nuestras vidas. —¿Y te sientes bien con esto? Tomé un trago de mi cerveza meditando unos segundos esa pregunta, al ver a los chicos hablando tan felices sobre los cambios en el gimnasio, la ropa y zapatos que ella les compró especialmente para hoy, y el darles la noticia de que trabajarían aquí como entrenadores con un buen salario e incluso podrían vivir en el segundo piso de forma permanente, es algo que me hacía sentir bien. —Estoy feliz por ellos, creo que ella fue lo mejor que pudo llegar a nuestras vidas y algo me dice que todo cambiará para bien de ahora en adelante. —Salud por tu sobrina, porque mujeres como ella no hay muchas. Chocamos nuestros envases y bebemos mientras vemos a los chicos hablar y molestarse entre sí. Escucho a alguien en la puerta y veo a Ragnar cerrando el gimnasio, me dirijo hacia ella pidiéndole que hablemos un momento, no quiero molestarla mucho, sé que ha estado muy ocupada con todos los preparativos y debe estar bastante agotada. —Gracias por lo que hiciste Ragnar, esto no está ni cerca a lo que me imaginé que harías y ver la cara de felicidad de esos chicos lo es todo para mí. —Un trato es un trato tío y no me gusta hacer las cosas a medias, conmigo es todo o nada y tampoco tienes nada que agradecer porque solo cumplí con mi parte, ahora debemos asegurarnos que todo se mantenga a flote en adelante. —Y así será te lo aseguro, te dejo para que descanses, mañana tendremos un día duro según te entendí. —Así es, pero aun no voy a dormir, debo hacer muchas cosas antes de eso y quiero dejar todo listo para mañana. —Ragnar está muy tarde, ve a descansar, podemos hacer lo que falte mañana temprano. —Estoy bien Ismael, asegúrate de que los chicos no destrocen el lugar en mi ausencia, estaré en mi cuarto trabajando por si llegan a necesitar algo —ella parte rumbo a su recámara dejándome con una extraña sensación en el pecho. Esa noche me costó un poco conciliar el sueño, un remolino de emociones y pensamientos se apoderaba de mí, mi pasado, las palabras de Oz, Marc y Livi, y lo vivido con Ragnar en estas semanas… espero no arrepentirme de esto, sé que no lo hago al ver el rostro de esos jóvenes, pero no sé qué tanto pueda afectarme directamente.
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