Ismael
Ese domingo viajamos en horas de la mañana, nos turnamos para conducir y hacer menos pesado el viaje para ambos, me preocupaba la calma que ella llevaba, no sabía si había suprimido sus emociones nuevamente o era su forma de enfrentar el duelo. Al llegar a Nueva York miles de recuerdos me invadieron, ver cuántas cosas habían cambiado me dejó un poco perdido, pero a la vez estaba ansioso de volver a ver a mis hermanos.
—¡Mi niña! —gritó Olivia entusiasmada al ver el auto parquear.
Al bajarnos, recibió a Ragnar con un abrazo tan cálido de madre como solo ella podría hacerlo.
—Estás tan hermosa, más de dos años sin verte fue mucho tiempo, es increíble ver cuánto has crecido —dice Livi con mucho amor, Rag apenas y le sonríe melancólica.
Siempre pensé que Livi sería una excelente madre, por desgracia la vida nunca le permitió cumplir su sueño de tener hijos biológicos, pero al verlas juntas, me doy cuenta que Ragnar es la hija que siempre deseó. Me duele que ella no mencione ni una palabra, pero al menos sé que todos comprenden su situación y no van a recriminarla por ello.
—Ismael, sin duda los años no pasan solos, ven acá —siento el exquisito perfume de su piel acompañado de ese abrazo que me sabe a hogar.
Ella siempre fue la consentida de nosotros y verla de nuevo me trae una dicha indescriptible.
—No lo hacen Livi, pero sin duda a ti te favorecen en todo sentido —le digo con una sonrisa como hace años no la daba, al menos no a ella.
—Siempre fuiste un galán Isma, aunque esos cumplidos de tu parte eran los mejores y aun lo son.
—¡Mi pequeña! al fin estás en casa —veo a Marc salir con una enorme sonrisa.
Me sorprendió verlo con un bastón, aunque supongo sabré esa historia después y al igual que Livi, le regala a Rag un abrazo lleno de tanto amor que me hace recordar a mi familia.
—Isma, qué bueno verte luego de tantos años —nos damos un fuerte abrazo sintiendo la hermandad del ayer.
—Lo mismo digo Marc, por lo visto Livi te ha dado al fin una buena lección.
—Eso pasa por no soltar el trabajo para ir a comer cuando ella lo dice, así que más te vale estar puntual en la mesa.
Bromeamos un poco, aunque sé que debe haber un trasfondo más oscuro, nos damos otro abrazo y reímos como los buenos hermanos y amigos que siempre hemos sido.
Ragnar y yo dejamos nuestras cosas en las habitaciones y tras refrescarnos un poco fuimos al jardín a almorzar, poco a poco fueron llegando Liam, Robert, Oz y su hijo Travis, la mesa estuvo llena de risas y anécdotas siendo nuevamente esa familia llena de locos, aunque ahora con una generación extra de compañía y algunos asientos vacíos.
Por la tarde algunos se fueron a dormir y otros hacían algunas diligencias, mientras yo veía a Ragnar en el jardín jugando con los perros en lo que me encontraba en la cocina comiendo una manzana.
—Como siempre comiendo manzanas en silencio —doy un brinco al escuchar a Livi detrás mío.
—Y tú como siempre apareciendo de la nada como si fueras un gato, ya sé a quién le aprendió eso Ragnar.
—Aunque no lo creas ya era así cuando la conocí —ambos tornamos la vista al jardín. —Marcus me dijo lo ocurrido con Helena… Aun no puedo creer toda la historia entre ellas dos, te juro que el día que pensé en verla sería con una sonrisa en su rostro y vez de eso, veo que tiene el corazón roto y el alma vuelta pedazos, incluso es peor a cuando llegó a nuestras vidas.
—No fue fácil para ninguno de nosotros los acontecimientos de este mes.
—Lo imagino, a ti debió removerte viejas heridas y a ella le hizo comprender la fragilidad de la vida y el aprecio hacia las personas que amamos.
—Solo espero que no termine igual que yo.
—Entonces demuéstrale que puede tener la oportunidad de ser nuevamente feliz, eres su tío, guíala y apóyala como lo has hecho hasta ahora, mientras tanto ve al estudio que Marcus quiere hablar contigo.
Me dirijí al despacho donde al ver a Marc y Oz sabía el interrogatorio que me esperaba, así que les comenté todo con lujo de detalles, estaban afligidos al verla en ese estado y el dolor por el que estaba pasando.
Ya entrada la noche, Oz sirve unos vasos de bourbon y nos entrega unos puros en lo que preparamos las cartas para jugar póker como hace años no lo hacíamos. En medio de una extensa conversación trivial sobre nuestras vidas y de más, decidimos que Robert se haría cargo del caso para ser llevado en familia discretamente, además de que Marcus investigaría sobre la familia de Helena, así, Rag estaría lo menos involucrada posible hasta que tome una decisión asertiva.
—Por cierto, ¿cuánto tiempo tienes pensado quedarte en la ciudad? —pregunta Oz, quien sé, tiene algo en mente.
—Aún no lo decido, con todo lo que pasó no me siento con ánimo de regresar por ahora ¿Por qué? ¿ahora en qué problema quieres meterme?
—Tal vez podríamos recordar viejos tiempos, digamos que nuestra pequeña tiene algunos negocios especiales donde podríamos deleitarnos.
Esa macabra sonrisa en su rostro solo puede significar el caos, pero ya que estoy aquí, supongo que no estaría mal aprovechar un poco, quizás pueda eliminar un tiempo los pensamientos que tanto me atormentan.
(...)
Eran alrededor de las ocho de la noche, estaba terminando de arreglarme cuando me informan que Oz ha llegado por mí, me miro al espejo nuevamente sintiendo que los años no pasaron solos, por primera vez en mucho tiempo me siento muy viejo. Salgo de mi habitación, me despido de Livi y Marc que se quedaran cuidando de Rag y subo al auto de Oz.
—Al menos esta vez no tuviste que escapar por la ventana.
—No tengo el ánimo para eso y tampoco le debo nada a nadie.
Los dos sonreímos y salimos rumbo al restaurante, o bueno, lo que yo pensaba sería un restaurante.
—No sé por qué pensé que por una vez en tu vida no hablarías en doble sentido —reclamé al ver edificio frente a nosotros.
—Vamos Isma, ni que llevaras una hora de conocerme, dale una oportunidad sé que te va a gustar —bufo resignado e ingresamos al lugar.
Por fuera parece un edificio abandonado, pero una vez dentro; es algo otro mundo, el lujo resalta por donde mires, hay mucha gente elegante en las mesas, una pista de baile, música jazz en vivo y el ambiente es acogedor. Fuimos hasta una mesa que quedaba en un palco con excelente vista a la banda y el salón en general, Oz entregó una Tablet que le habían dado en la entrada y me dio esa mirada sardónica que hace mucho no veía.
—Dame un veredicto del lugar al final de la noche, así podrás disfrutar de todo lo que tiene este sitio.
—¿Cómo lo conociste?
—Este lugar es uno de los tantos negocios y propiedades de Rag, aquí tenemos una entrada exclusiva, más arriba de los VIP, así que disfruta de todo lo que quieras sin límite.
En ese momento llega una joven que nos deja una botella de Jack Daniel's, vasos, hielo y una torre con varios aperitivos, Oz sirve la bebida para ambos y chocamos nuestros vasos.
—Sabes, cuando Ragnar me habló sobre ese acuerdo del gimnasio; creí que estaba loca o solo quería llamar la atención, pero al ver este lugar me doy cuenta de que en realidad no sé mucho de ella, o al menos de su vida en esta ciudad.
—No hay mucho por saber, es excelente negociante; mafiosa; una guerrera nata y alguien con un sentido de la responsabilidad y la lealtad que pocos poseen.
—Eso no lo dudo ¿Y Livi sabe de este lugar?
—Ella conoce todos y cada uno de los movimientos de Rag, sabes bien que a Livi no se le escapa nada.
—Nada excepto tú; que siempre fuiste bueno para escabullirte como reptil.
—Y lo sigo haciendo Isma, incluso con Rag lo he hecho, pero ella es más hábil que Livi y siempre me encuentra —esa mirada a la nada, no significa nada.
—Hay algo entre ustedes dos o cuanto menos de ti hacia ella ¿Me equivoco?
—Es mi pequeña y siempre habrá algo entre nosotros —respuesta evasiva…
—No te hagas, conozco esa mirada que diste y combinada con la forma en que la veías cuando llegamos, diría que hay algo más y eso no es entre tío y sobrina.
Los meseros llegan con nuestra cena y una bandeja de postres, él no dijo nada más al respecto y procedimos a comer en silencio. Dejamos el tema a un lado por el resto de la noche y nos enfocamos en hablar de nuestras vidas en estos años que no nos habíamos visto, también a recordar viejos tiempos y disfrutamos de la banda de Jazz que se presentó cerca de la media noche con nuestro buen amigo Jack.
Cuando llegó la medianoche creí que nos iríamos a casa, pero en vez de tomar el camino a la salida, Oz me dice que tomemos un ascensor, subimos al quinto piso y nos ubicamos junto a la barra para seguir tomando y hablando. Por un momento creí que todo estaría bien, una noche tranquila, una larga charla con mi viejo amigo y el excelente lugar en el que estábamos, pero olvidé por un momento con quién había venido y muy tarde me enteré que Oz tenía todo un plan de bienvenida para mí.
Él me hace una señal en el hombro para que me voltee y unas luces se encienden en una tarima dejando ver a una mujer, es muy hermosa, entonces las luces del salón bajan significativamente su intensidad y ella comienza a dar un espectáculo como nunca antes había visto. Durante una hora apreciamos toda una obra teatral erótica, pocas fueron las escenas de penetración, pues el placer que generaban las actuaciones; las voces; los gemidos y de más eran el atractivo principal y al ser una obra inspirada en los años veinte más llamó mi atención.
Una vez terminada la obra, los actores caminaron por el salón saludando a todos los comensales, se veía cómo intercambiaban algunos papeles, los gestos en sus felicitaciones y a los actores agradeciendo por los cumplidos, entonces, la mujer que había salido al comienzo de la obra se acerca a nosotros y comenzamos una charla amena con ella.
Los tres estábamos entregados a la conversación y nos dejamos llevar tanto por la situación, que Oz pidió una mesa para los tres e invitó a la actriz quien muy formalmente aceptó y se sentó con nosotros. Luego de unos minutos ella se excusa para cambiarse el atuendo, según nos dijo, no obstante, antes de irse, ella dejó un leve apretón en mi rodilla junto a un papel dorado, acto que no pasó desapercibido para él.
—Ve con ella Isma, busca la puerta 587 y toca dos veces, el pasillo está señalizado así que no deberías tener problema.
Quedé un poco extrañado, pero tampoco me tomó mucho tiempo darme cuenta de lo que ocurría.
—¿Te irás o seguirás aquí?
—Me quedaré un par de horas, si quieres nos vemos en la barra y luego te llevaré a mi casa.
—Me encantaría, pero sabes que no eres mi tipo.
—Claro que sí lo soy idiota, por algo sigues conmigo.
Ambos reímos, damos un último brindis en silencio y salgo para buscar a esa bella mujer y poder disfrutar de una noche inigualable, al menos sé que así sería porque en todos estos años Oz jamás me había decepcionado y conocía muy bien mis gustos.
Ya para horas de la mañana volví a la barra donde estaba él junto al cantinero, coloqué mi mano en su hombro como saludo y él me entregó un vaso de whisky.
—¿Y bien?
—Vamos a casa para darte mi veredicto.
Agradecimos al cantinero, un joven condujo el auto de Oz y llegamos a su casa donde pudimos estar más cómodos y hablar nuevamente. En el pasado era igual, las tardes eran para pasarla entre amigos y familia, las noches eran unas llenas de acción y locuras, y finalmente, la mañana era para hablar como si fuese el último minuto de vida hasta quedarnos dormidos en algún lugar.
Luego de relatarle esa increíble experiencia que tuve con aquella mujer y que él me relatara la suya con dos más (lo que no me sorprende considerando el apetito y gustos de él), nos quedamos en la sala mirando la mesa de centro, es como si ese pequeño mueble fuese la fuente de muchos pensamientos en el momento, entonces aquella idea volvió a mí. Lo debatí algunos minutos e intenté pensar en otras cosas, pero no podía sacarme de la cabeza aquella idea y él, como si leyera mis pensamientos nuevamente, es quién nos saca de ese silencio en el lugar.
—Creí que nunca la encontraría hasta que vi su cuerpo y en cuanto vi esos ojos caí de rodillas ante ellos, por eso es importante para mí.
—¿Alguien más lo sabe?
—Livi lo descubrió meses después de su llegada, así como tú lo hiciste, Marcus también lo piensa pero no se ha pronunciado en ningún sentido, cree que si no ha pasado nada entre nosotros entonces no tiene motivos para decir nada que altere el ambiente.
—Siempre fue un pacifista, lo que es irónico considerando que es un mafioso.
—Sí, pero es más del tipo que ya no se encuentra, excepto en libros y películas.
—¿Y qué piensa ella?
—No tiene nada que pensar porque yo tomé mi decisión por los dos y ella lo sabe, en parte no está de acuerdo, pero tampoco me obligará a nada siempre y cuando siga a su lado, lo que seguirá ocurriendo hasta el día de mi muerte.
Me dolía escucharlo hablar tan melancólico, sé que hay muchos obstáculos que los separa, pero me gustaría que él fuese feliz por completo, pese a estar bastante loco no quita el hecho de que es un buen hombre, uno incomprendido y solo cuyo deseo es tener a alguien junto a él, o más bien, a ella.
—Llevo años preguntándome qué tiene ella que nos hace quedar a su merced —pensé en voz alta al recordar mis vivencias con Rag en estos dos años.
—Su oscuridad Isma, eso es un imán para las almas atormentadas, por eso todos los que logramos entrar a sus círculos más íntimos no queremos dejarla ir, porque nuestro egoísmo así nos lo exige y ella se convierte en un bálsamo para el alma.