12. REENCUENTROS

2035 Words
Octubre Ragnar —Ten cuidado amor y no olvides llamarme en la noche o cuando tengas un espacio libre. —No te preocupes cielo, llamaré, cuida de los bebés y no dejes que destrocen el lugar o los enviaré a la escuela militar. —Sabes que ellos me obedecen y todo va a estar bien, te amo. —Y yo a ti. Nos damos un último beso de despedida y subo al auto viéndola lanzar un beso con su hermosa sonrisa, esa mujer es mi adoración. Llego a Columbus junto a Reinhart para arreglar algunos asuntos con el gobernador, él desea implementar algunas cosas en el pueblo y aunque es bueno negociando, me pidió que lo acompañara para asegurar todo el proceso. Por poco no logramos pasar la seguridad, pero no hay nada imposible para mí cuando se trata de cruzar una puerta de acero. Acordamos una reunión a la mañana siguiente para que tuviésemos más tiempo de hablar todos los puntos de la negociación y poder descansar hoy. Ofrecí a Reinhart una velada inolvidable la cual aceptó, así que nos fuimos a un lugar donde cumpliría todas sus fantasías y así podría divertirse un rato. Por mi lado volví al hotel y llamé a Helena para dejarla tranquila, hablamos casi una hora y fui a darme un baño para dormir un poco. Era extraño tener que dormir sola, creo que me he acostumbrado mucho a tener a Helena conmigo en las noches, siempre me cuenta su día o hablamos de cualquier otra cosa, tal vez no debería apegarme tanto. Me levanto temprano, hago mi rutina de siempre y una vez lista voy a buscar a Reinhart para la reunión, pero el muy idiota no está en el hotel, no llegó anoche, intento contactarlo y no contesta su móvil, así que llamo al local. —Buenos días señorita Wintar, el señor Reinhart se quedó durmiendo en una de las habitaciones y hasta ahora no ha despertado ¿Desea que le entregue algún recado? —Sí, dígale que regrese al hotel de inmediato y por nada del mundo se atreva a salir de ahí, yo me haré cargo de todo. —Sí señorita, así lo haré. Entregué la dirección del hotel para que lo enviaran en un auto privado más tarde y me fui a la reunión con el gobernador. Odio que me hagan este tipo de cosas y le cobraré muy caro a Reinhart este chiste. La reunión me tomó toda la mañana, hubo momentos en los que quise irme, pero esto era importante y afectaría a todo el pueblo si no logramos conseguir lo que necesitábamos, lo peor es que el imbécil del gobernador era el típico hombre con aires de grandeza y tenía más ganas de llevarme a la cama que escucharme. No lo negaré, debí usar la persuasión para hacer que ese hombre me escuchara y luego métodos más... bueno, mis métodos, unos que nunca fallan en hombres como él, siempre se creen mucho ante el público, pero en privado son perros sarnosos con necesidad de dueño y yo tenía una buena cadena para esas personas. Al final obtuve los documentos firmados y sellados ese mismo día junto al capital que requeríamos y un poco más... las ventajas de llevar cadenas y látigos en el auto. Regresé al hotel con todo para horas de la tarde, busqué a Reinhart quien tenía una resaca insoportable y lo torturé por una hora para que aprendiera la lección, luego le expliqué lo ocurrido (omitiendo los detalles de cómo obtuve tanto) y le entregué los documentos. En la noche estaba en la tina relajándome un poco luego de un día tan pesado y de haber hablado con Helena por media hora cuando escucho el teléfono, salgo para contestar y es de recepción. —Buenas noches señorita Wintar, disculpe molestarla a esta hora; pero unos caballeros han venido a buscarla. —¿De quién se trata? —es extraño; no programé nada, a menos que sea el idiota del gobernador. —Dicen que son viejos amigos, pero no desean identificarse. —Está bien, déjelos pasar. Preparo un par de armas por si las cosas se ponen pesadas, visto mi bata y escucho que tocan un par de veces, al abrir, por poco termino disparando de la impresión al ver quiénes están frente a mí. —¿Qué hacen aquí? —pregunté muy desconcertada. Los dos caminan con ese carácter y porte que los caracteriza, uno cierra la puerta en lo que el otro me empuja un poco para adentrarnos a la habitación. —¿Esa es la manera de saludar después de tantos meses sin vernos Zarina? —la gruesa e imponente voz de mando de Nick sigue mojándome hasta el alma. No puedo evitar morder mi labio con fuerza y Nick me regala un beso lleno de pasión y fuego como solo él sabe dármelo. —No imaginas cuánto llevo deseando probar esos labios otra vez —murmuró sobre ellos con deleite. —Ya suéltala Nicolay que ella no escapará… al menos no por hoy —Alex dice lo último con gallardía. Veo la encantadora sonrisa de mi angelo y él viene a mí para darme un beso con dulzura y a la vez con deseo. —Te extrañé ángel, te ves hermosa —ahora que los tengo a mi lado, sé cuánta falta me hicieron. —¿Me dirán qué hacen aquí o seguirán turnándose para besarme? —los tres reímos y vamos a la cama para hablar como en los viejos tiempos. Se ven increíbles, están más ejercitados y cargan más pasión y madurez en sus semblantes, pero en su mirada está el amor del ayer. —La verdad te dimos tu tiempo Zarina, pero ya no soportamos más, arreglamos un par de cosas y aprovechamos algunos asuntos que había por resolver en la Orquídea, así que hicimos un desvío a la ciudad para visitarte. —Claro ¿y quién les dio permiso para seguirme? —Eso te ganas por tener un ángel y un demonio enamorados de ti, sabes que te buscaríamos donde sea, incluso en el Ártico. Pedimos comida a la habitación y unas botellas de vodka para celebrar este maravilloso reencuentro, al menos no vería a Helena todavía así que no habría problema por esta vez. Estuvimos hablamos de todo lo que han hecho en este tiempo, de la Orquídea y sus negocios. No sabía que extrañaba tantas cosas hasta que los escuché hablar de ese mundo era fascinante para mí, algo que me alegró bastante fue saber que Alex estaba creciendo muchísimo en Italia, ni siquiera usó el poder que le dejé para hacerlo, sino que lo dejó en manos de mi padre un tiempo y en este viaje habló con él para recuperar dicho poder y posicionarse como cabecilla de Italia. —Estoy muy orgullosa de ti mi angelo, sabía que lo lograrías. —Gracias ángel, no fue fácil, pero debía entretenerme con algo ya que no estabas. Comimos y seguimos hablando un poco más sobre mi vida en el pueblo, les comenté toda mi relación con Helena sin omitirles un solo detalle sobre este tiempo con ella, pero sus rostros me decían más de lo que sus palabras podían expresar, ambos lo dijeron la última vez que los vi y saber que su miedo se había hecho realidad era duro para ellos. Sin embargo, tomé la mano de ambos dejando una suave caricia y un beso en los labios de cada uno. —No me miren así por favor, no quiero que piensen que lo nuestro se acabó, es solo que ella no sabe nada de mi pasado y menos de ustedes, así como yo tampoco sé el de ella y no quiero que lo investiguen ni le digan a Marcus. —Estoy feliz porque eres feliz ángel, pero es inevitable que no duelan esas palabras —se notaba cuán afligido estaba. —Por eso quiero ser clara con ustedes angelo, solo les pido que me den tiempo para hablar con ella, lo que más deseo es poder involucrarla con nosotros, pero ella también tiene sus propios tormentos y soltar todo de golpe no sería lo mejor. —Zarina, tal vez lo mejor sea que no nos involucremos, entre nosotros tres nos entendemos muy bien, pero tal vez para ella no sea así, quizás ella no desee compartir —sus palabras eran ciertas, pero tampoco estaba dispuesta a perderlos. —Mi zar, mi angelo —miré a cada uno muy firme. —ustedes son personas muy importantes para mí, por eso les pido que me den la oportunidad de intentarlo, a Helena la amo demasiado, es mi adoración, pero gracias a ella también puedo decir hoy día con total seguridad que también los amo a ustedes dos, siempre lo he hecho y siempre lo haré. Ellos abren sus ojos muy sorprendidos por lo que dije y un bello sonrojo se asoma en sus mejillas, Nick me escuchó decirlo en nuestra despedida, pero no fue con la misma convicción que acabo de hacerlo esta noche. —Ángel... —esas sonrisas que ellos me dan ahora lo son todo para mí. —Los amo Alex, tú y Nick son mis hombres, mi adoración, mi ángel y mi demonio y jamás renunciaría a ustedes, por eso les pido que nos den la oportunidad y el tiempo para hacer esto, por favor. Nunca podré pagarle a Helena e Isma por ayudarme a decir estas palabras y más por ayudarme a ser consciente de mis sentimientos pues ahora puedo identificarlos con total seguridad. —Está bien zarina, igual es difícil pensar las opciones cuando te pones en esa actitud —me da un beso que dijo muchísimo más que sus palabras, que de por sí eran muy significativas. —por mi lado esperaré, te amo demasiado y sabes que haría lo que sea por ti. —¿Y tú qué dices angelo? Sabes que no me gusta presionar y menos los obligaría a hacer algo que no desean. —Creo que estás más loca que antes ángel, pero está bien, esperaré a que llegue el momento, solo tengo una duda. —¿Cuál? —¿A Helena le importará si abrimos la caja de Pandora esta noche? —los tres sonreímos mirándonos con esa lujuria que solo nosotros podemos tener. —Me ofende tu pregunta angelo, no creíste que los dejaría irse como si nada ¿O sí? —definitivamente amo con locura a esos dos. Entre sus brazos volví a sentir la oscuridad liberarse de mí, esa noche no dormimos al recordar nuestros cuerpos por la sed desértica que teníamos, cada uno me brindaba su amor otra vez con fervor y juntos me recordaban el porqué la divina comedia era uno de mis libros favoritos. No me importó nada, pagaría la cuenta del hotel con gusto luego de todo el caos que provocamos, aunque sé que ellos no me dejarían hacerlo, no hubo un solo rincón en el que no desatáramos la furia, la lujuria y la locura, el frenesí de nuestras almas era insaciable e incontrolable. —Ya está amaneciendo —murmura Alex. —Ojalá pudieran quedarse un poco más. —Entonces ven a dormir entre nosotros y más tarde nos bañamos, así disfrutamos el día en otro lugar. Nick toma mi mano acostándome entre él y Alex, haciéndome sentir a salvo de nuevo, no me siento la protectora, sino la protegida entre esos brazos llenos de calor y sus besos cargados de amor que se reparten por todo mi cuerpo sacándome más de una sonrisa. —¿La idea es dormir o seguir con el juego? —La idea es ser felices en nuestro presente zarina, solo nosotros. —Claro que si quieres podemos sacar a Nicolay y nos quedamos tú y yo ángel —qué ganas de provocar a Nick. Ese par comienzan una discusión tonta por quedarse conmigo y me voy arrastrando para quedar entre ellos, Nick tiene mi espalda y Alex mi frente. —Creo que no dormiré hasta mañana, así que mejor vamos por una ducha y pedimos el desayuno. Ellos dejan un beso doble en mi cuello y la caja de Pandora se abre nuevamente.
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