ADIÓS

1771 Words
Max Salí antes de la escuela, había finalizado los exámenes que definirían cuántos grados iban a adelantarme y me dieron el resto de la mañana libre, así que decidí ir a casa para cambiarme e ir al taller y distraerme un rato. Sin embargo, no esperaba que al llegar a casa escucharía las voces de mi tío y Ragnar. Preferí no abrir la puerta hasta saber bien de lo que hablaban. Me quedé helado con cada palabra que decían ellos, es como si la vida quisiera enseñarme la realidad de una forma cruel. Las cosas se empezaron a poner muy acaloradas, los gritos de él eran fuertes y la voz de ella era muy firme, pero todo lo que decían me superó por completo. No soporté más, ingresé cerrando con cuidado la puerta hasta que escucho esas últimas palabras de mi tío y dejo caer mi maletín de golpe haciendo que ambos me miren. No puede ser verdad nada de esto, yo sé que no, ella tiene que decirme que es una mentira todo lo que escuché. -¿Ragnar, es cierto lo que dijo mi tío? ¿en verdad no te importo? ¿no significo nada para ti?- Ragnar Sabía que todo esto se saldría de control con Dániel, pero no creí que él terminaría tocando fibras tan profundas en mí. Cuando me dejó callada con sus preguntas quise decir algo pues estaba segura de mi respuesta, pero no pensaba decirlo en voz alta, nunca podría hacer algo así, jamás perturbaría la vida de Max… aunque quizás ya lo había hecho. Lo peor de todo fue ver a Max de pie en ese lugar, podía ver la decepción, el dolor que sentía y a la vez era como si guardara un gramo de esperanza, no quería que se enterara de esto y si llegaba a ocurrir no era la forma. Sé que él habría escuchado de haberse hablado todo esto en un ambiente más tranquilo, él es sensible y siempre optará por resolver los conflictos de una manera más pacífica. Sin embargo, esta discusión entre Dániel y yo no tenía nada de eso, el tema era muy fuerte y la información demasiada para procesar de un solo golpe, pero si algo me hizo sentir el primer puñal en el pecho fue la voz de Max, era entre cortada, se notaba que lloraría en cualquier momento, pero esta vez veía en sus ojos que no lo haría, sino que afrontaría las cosas con la frente en alto. -Max ¿cuánto has escuchado?- preguntó Dániel preocupado. -Escuché todo, sé que tuviste una relación con Helena, sé cómo murió realmente, sé de la adopción y que pronto vas a anularla, lo sé todo, excepto tu respuesta- Maldición, sí quería hablar, decirle lo que pensaba, sí quería que supiera la respuesta a sus preguntas, pero no con Dániel allí porque esto era muy personal para mí. Levantó más su rostro dándonos una mirada sombría y llena de dolor, pero en el fondo solo se desmoronaba por todo lo que pasaba, entonces soltó una voz profunda y cargada de tristeza, rabia y desilusión ante mi silencio. -Bien, si tu silencio será tu respuesta es suficiente para mí, espero que en verdad anules esa maldita adopción Ragnar Wintar porque escúchame bien, jamás te he visto como mi madre y jamás voy a verte de esa forma, yo tuve una, se llama Helena D’Porti Ferrer y está muerta, no necesito otra, ahora quiero que te vayas de mi casa- Se sentían todas sus emociones en cada palabra, su mirada ya no era la de un niño, esa conversación había matado lo poco que quedaba de uno en él. Se encerró en su habitación y no volvió a salir, ni siquiera en las veces que Dániel había tocado la puerta. Con ese segundo puñal que él me había propinado me fui de esa casa, no soportaba estar allí un minuto más. Encendí la moto y me alejé de todos, necesitaba estar sola, necesitaba sacar todo esto que sentía, él jamás me había dado esa mirada tan frívola, pero la merecía, no solo por mis acciones, sino también por mi silencio. (…) Max No quería hablar con nadie, no quería escuchar a nadie, fue silencio lo que recibí de su parte y es silencio lo que ahora quería, pasé varios días encerrado en mi habitación, en las mañanas mi tío trataba de hablarme, pero siempre lo esquivaba y me iba a la escuela, incluso dejé de comer con Janet y traía la comida a casa, lo único que hacía era encerrarme y llorar, o al menos así fue lo primeros días. Cuando mis lágrimas se agotaron por completo y realmente quedé en mi silencio vino la avalancha de preguntas, la ira y confusión. Tenía las respuestas a muchas preguntas por todo lo que ella le dijo a mi tío ese día, pero enfurecía en el acto cuando me preguntaba entre esas paredes ¿por qué no respondió las mías? ¿por qué me dejó con estas dudas que son un tormento para mí? Sería más fácil si me hubiese dicho que quería hablar después, que sí le importaba, incluso si me decía que no significaba nada para ella habría sido mejor, me dolería profundamente, pero al menos tendría algo. Lo que más rabia me da es que en todo este tiempo no se atrevió a aparecer y tampoco estaba dispuesto a buscarla, no esta vez. Así pasaron las semanas, estábamos a unos días de celebrar navidad y lo que se suponía sería una nochebuena memorable, no era más que una vasija rota y no había nadie que fuese a repararla, bien sea por ira, orgullo o ausencia. Era veinte de diciembre, estábamos en la sala meditando todo lo que había pasado, mi tío ya no sabía cómo hablarme, es como si la brecha entre nosotros se hubiese ampliado y yo definitivamente no quería hablar de nada hasta que ya no soporté más, me levanté del sofá, tomé mis cosas y ropa que me permitiera andar en este frío invierno que golpeaba a Nueva York para esta época. -¿A dónde crees que vas?- pregunta mi tío, aunque él ya sabía la respuesta. -Voy a buscarla, estoy cansado de esto ella es la que debería venir a pedirme perdón, pero no voy a dejar que el orgullo me haga perderla- -Estás loco, no voy a permitir que hagas eso y la perdones como si nada después de lo que nos hizo, sobre todo a ti- -Justamente por eso lo hago, porque alguien tiene que dar ese paso- -No lo harás, olvídalo- En ese momento tocan la puerta interrumpiendo nuestra discusión, mi tío va a abrir y vemos que están Liam y Robert, él los hace pasar bastante extrañado por esa visita de ellos, aunque es probable que vinieran a interceder por ella. -Lamentamos molestarlos, pero no les quitaremos mucho tiempo solo hemos venido para cumplir un recado de parte de nuestra hermana- dice Robert -Ella te dejó esto Dániel, léelo y fírmalo, cuando lo tengas listo puedes dejármelo en el taller o avísame y pasaré a recogerlo- Le entregó una carpeta un poco gruesa y encima de esta venía una carta sellada. -A ti te dejó esta caja y otra carta Max, según le entendí es el regalo de navidad que planeaba darte- me dice Liam Nos miramos extrañados mi tío y yo, tomamos las cosas y empezamos a leer nuestras cartas aun con los hermanos presentes. Dániel, Sé que lo que hice no fue lo correcto desde el comienzo, pero no me arrepiento de nada, y te equivocas en algo, sí me importa Max, por él haría lo que fuera, le daría lo que me pidiera e incluso desaparecería de su vida si con eso él es feliz, pero por primera vez no tengo la cara para afrontar esa respuesta, por eso me marcho. En estas semanas usé varios favores que me debían, ahora te dejo en esta carpeta los papeles con la anulación de la adopción y adicional los papeles para te conviertas en su tutor legal, o bien, si ambos lo deciden, también puedes adoptarlo. Todo está listo, solo debes firmar y entregarle los documentos a Robert, él se hará cargo del resto, por ahora eres el único que tiene el control total sobre las decisiones en la vida de Max, aunque siempre ha sido así. Por último, solo quiero pedirte que sigas cuidando de él, sé que es una buena persona y no merece sufrir, pero gracias a ti será un gran hombre, solo espero que no sea un mujeriego como tú, de resto tienes muchas cualidades que respeto y admiro y por eso confío en que lo seguirás haciendo bien. Cuídate. R. Wintar. (…) No sé ni cómo empezar esta carta, ya perdí la cuenta de cuántas hojas de papel he arrojado a la basura, tengo tanto para decirte y al mismo tiempo siento que no tengo derecho a decir nada. Todo lo que dije ese día es verdad, solo espero que puedas perdonarme por haberte lastimado, realmente no era mi intensión entrar a tu vida, pero el día que me hablaste en ese parque me perdí en tus ojos, fue extraño, la única persona que me había hecho sentir algo diferente era Helena, pero contigo las cosas fueron… no sé ni cómo fueron. Tienes algo increíble, algo que no tienen otros y eso lo reflejan tus ojos, un azul que jamás olvidaré y siempre llevaré en mi memoria, cada vez que tenga la oportunidad de ver el océano te veré en él. Te pido que no odies a Dániel ni le guardes rencor, es un buen hombre, y aunque sea un mujeriego, ha dado su vida por ti cuando no tenía ningún deber y te ama como solo un padre de verdad puede hacerlo. Espero que aceptes este último obsequio de mi parte, y si no, no importa, bastará con que leas esta carta, cuídate, sé un mejor hombre cada día, no el mejor del mundo, sino mejor de lo que fuiste el día anterior. Disfruta la vida, siéntela como solo tú sabes hacerlo, no dejes que otros te hagan dudar de quién eres realmente cuando ya conoces la respuesta. Donde quiera que estés te deseo la mayor felicidad del mundo, por mí no tendrás que preocuparte porque no volveré a entrar a tu vida, me he ido y así será mejor para todos. R. Wintar. P.D. Todo que dije aquel día en el hospital fue cierto, jamás te mentiría, incluso lo que dije cuando estabas inconsciente, pero ese será mi secreto. Cuídate.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD