Capitulo quinto. Nick

2720 Words
Cuando salgo del pequeño apartamento de Sofia tengo cientos de pensamientos nadando por mi cabeza, el aire fresco llena mis pulmones, una mezcla de olores entre comida casera, contaminación y alguien cerca fumando hierba, por lo que es inevitable no recordar y sentir en el cuerpo la sensación de pesadez de cuando era niño, la violencia y el hambre que muchas noches fueron mi compañera, y ni hablar de los constantes gritos de mis padres. Quizás no sea el caso de ella, por lo que vi, vive sola con su pequeño hijo, aunque en su mirada se esconde el miedo y tengo una necesidad inexplicable de protegerla. De regreso a casa veo el entorno y en definitiva no quiero volver a vivir en un barrio de estos, así que creo que no tengo más opciones. — Jack, estoy listo, cuando quieras puedo ir a rehabilitación… — Perfecto, mañana mismo entras, me encargo personalmente de los detalles, no quiero que se filtre información y yo mismo paso a buscarte. Como esta va a ser la última vez que tome en mucho tiempo y tal vez, si tengo suerte, será el último trago de mi vida, voy a embriagarme esta noche, como una fiesta de despedida. Así que me dirijo a un supermercado cercano, escojo unas botellas al azar, al final cuando estoy borracho todo sabe igual así que no tiene sentido ponerse a escoger. No puedo dejar de pensar en Sofia, y creo que desde el colegio no me masturbaba pensando en una chica que no fuese por lo menos una despampanante aprendiz de modelo. Destapo la primera botella, el solo olor dulzón del licor calman mis ligeros temblores, siento en la boca la sensación del licor tocando mi lengua, inundado mi cuerpo y, sin embargo, mi primer pensamiento es mi padre, como puedo estar imitándolo, estoy repitiendo sus pasos, tanto que jure que sería diferente para ser un alcohólico igual a él, pero, aun así, me apresuro a tomar otra copa mientras las lágrimas empiezan a correr por mi cara. Lo bueno de estar borracho es que se me olvida todo eso, se me olvida los golpes, el hambre, los insultos, los llantos y ruego de mi madre pidiendo no más, el llanto de mis hermanos rogando por algo de comer, o pidiendo que les dejaran ir a esconderse a su habitación. Pero a diferencia de otras noches donde con el licor los recuerdos y los gritos empiezan a adormecer, hoy recuerdo el día que detuve ese suplicio vespertino. Fue una noche lluviosa de otoño en cuanto llego a casa se quitó el cinturón con la excusa que nadie había secado el agua de la entrada, se acercó de forma amenazante a mi madre mientras yo cenaba con mi hermanos, a los niños los envié a su habitación para que no vieran el espectáculo. Siendo más grande y más fuerte le arrebate el cinturón de sus manos, y le pegue con el mismo, le devolví todos y cada uno de los golpes que me dio durante años, y contrario a lo que siempre imaginé ese momento, fue mi madre la que me echo como un perro a una noche fría y lluviosa, fue ella la me dijo que me fuera de casa y no volviera nunca más, tenía diecisiete años cuando pobre la calle por primera vez. Solo tenía diez dólares en el bolsillo y una chaqueta. camine por las calles sin rumbo fijo, hasta que tome valor y llame a un amigo del colegio, Jhony, quien sin pensarlo me dio hospedaje. El plan era que estuviera en su casa por unos días, hasta que mis padres recapacitaran y me dejaran volver, su madre, Juliana, siempre estaba trabajando o en casa del novio de turno, por lo que podía moverme a mis anchas, de a poco las marcas de los golpes se fueron borrando, algunas dejaron una pequeña cicatriz como recuerdo del pasado, y pese que empecé a tener una vida sin tanta zozobra sentía que algo faltaba. Mi primer impulso fue abandonar la escuela, pero al tener un lugar donde vivir y un amigo con quien compartir, replantee la idea y decidí terminar mis estudios, busque un trabajo de medio tiempo, para poner algo de comida. La madre de Jhony apenas le había visto un par de veces y no le importaba que estuviera en su casa, creo que ni siquiera se había tomado la molestia de entender la situación, me sentía mejor poniendo algo de dinero en casa y ayudando con algunas cosas, como el aseo y preparar la cena. Honestamente, ahora que lo pienso en retrospectiva, creo que por algún tiempo ella pensó que su hijo era gay y yo su novio. Juliana trabajaba en un restaurante como mesera, así que llegaba tarde en la noche, si es que llegaba, por lo general cenaba y luego de ver algo de televisión se iba a dormir. Pero esa noche fue diferente, era sábado, también estaba lloviendo y Jhony había salido con su novia. llevaba más de seis meses viviendo en su casa e incluso a esa altura habíamos pasado navidad juntos, y ella llego llorando, estaba desconsolada porque había terminado con su exnovio hace poco y este llevo a su nueva novia al restaurante donde trabaja, por lo que se sentía fatal, además le dejo caer sobre ellos un vaso de gaseosa y había recibido una amonestación , así que empezamos a hablar, y poco a poco nos fuimos acercándonos, hasta ese momento había tenido unas cuantas novias, sin embargo, el sexo aun no entraba en el menú, hasta esa noche. Luego de escucharla llorar, de ponerle atención a todo lo que me decía, de comer la cena recién preparada y caliente, se acercó a mí, su boca tenía olor a cigarrillo mezclado con algo dulce que hasta ese momento no conocía, licor barato. Me beso como nunca antes una mujer lo había hecho y luego, pues luego sucedió lo que debía suceder en su habitación, sexo. No me dio tiempo de pensar lo que estaba por suceder, simplemente me deje llevar, esa sensación recorrer mi cuerpo aun la recuerdo y eso que he estado con otras mujeres más, esa sensación de calidez cercana a su cuerpo, creía que era lo que necesitaba y lo que tanta falta me hacía. Al final pague mi estadía en casa de esa manera, cada noche luego que Jhony dormía yo me escabullía a la habitación de su madre. No se como Jhony no se dio cuenta antes, fueron casi tres años viviendo en su casa y de ellos mas de dos años y medio escabulléndome a la cama de su madre de noche, incluso alcance a terminar el colegio, y Juliana fue por los dos a la ceremonia de grado, intenté acercarme a mis padres, pedirles que me acompañaran, pero lo único que recibí, fue un portazo en las narices. Ahora que lo pienso, creo que las noches lluviosas traen para mi algún presagio de mala suerte. Hay otra noche en mis recuerdos que marco mi vida, mi primer otoño sin escuela. Seguía trabajando en la misma tienda y me debatía en que paso a seguir con mi vida, no quería irme lejos, era adicto a Juliana, la necesitaba y tal vez, ella a mí. Esa noche Jhony estaba fuera de casa, no esperábamos que volviera tan pronto, así que estábamos teniendo sexo en el sofá de la sala con el volumen de la televisión en alto para acallar sus gemidos, cuando sin mas anuncio, a quien consideraba un hermano, nos descubrió, y pase de besarle la boca a esa mujer para recibir un golpe en mi cara y un hilillo de sangre corriendo, él me hecho de su casa sin importar lo que su madre gritara, así que no tuve más opción de recoger mis cosas, el dinero ahorrado para comprar un auto e irme, fueron años maravillosos que habían llegado a su fin. Cuando salí a la fría noche pensando a donde ir, que hacer o a que dedicarme, una idea atravesó mi mente, que paguen por mí, y aunque parece loco, esa idea descabellada hoy me tiene lleno de dinero, sabía que era cuestión de encontrar una oportunidad y el resto seria pan comido. Atravesé el país a los diecinueve años haciendo autoestop, durmiendo donde se pudiese y comiendo lo que encontrara en carretera. Contrario a lo que pensé llegar a los Ángeles y encontrar la gran primera oportunidad no fue tarea fácil, mientras esperaba trabajaba de noche en un club nocturno como stripper y de día paseaba perros, viví en un pequeño cuarto con cucarachas, al mediodía iba de forma sagrada al gimnasio, e iba a todos los castings que se cruzaran. Hasta que un día tuve el golpe de suerte que tanto había deseado, Jack me vio en el club, le pareció que tenía el físico para un personaje de guerrero griego que estaban buscando, así que bajo su tutela fui al casting y lo pase, me pusieron en un régimen intenso de ejercicio y el resto es historia, ahora tengo tanto dinero que podría mantener a todo un pueblo. Pero con cada escalón que subía, con cada miles de dólares que gano los gritos de mi madre se escuchan más fuerte, la quemazón del golpe se vuelve a sentir en mi cuerpo, y por más que pido que paren no lo logro hasta que estoy ebrio, eso sin contar que ahora no logro hacerle frente a otros temas en los que prefiero no pensar. Me quedó dormido pensando en mi pasado, pensando en las personas de las que no volví a saber y tampoco he querido buscar, y mucho menos a mi madre. Un grito de Jack me despierta, esta de pie frente a mi con la cara roja de ira y en su mano un puño formado. — Nick, tenías que emborracharte antes de ir a rehabilitación —dice regañándome. —¿Por qué no? que valga la pena todo lo que vamos a pagar. —Muchacho así no nos las cosas, tenemos mucho que hablar, pero este no es el momento, ya lo hablaremos cuando salgas. Me obliga a tomar una ducha rápida, recoge por si mismo algo de mi ropa y antes de poder reaccionar, estamos en al auto atravesando una carretera sin edificios alrededor, duermo todo el camino hasta el centro de rehabilitación, está a dos horas de casa, según dicen es el mejor y espero que funcione porque cuesta muchos miles de dólares, — Nick, nos vemos en tres meses — dice Jack al despedirse — yo vengo por ti, y por favor, pon de tu parte, ya hemos perdido suficiente dinero por tu culpa. —Así lo hare Jack y no creo que sea el culpable de todo… —Luego lo discutimos — dice en forma tajante, mientras a mi me ingresan. Aún estoy borracho cuando cuando entro a mi habitación, lo único que quiero es dormir y honestamente no tengo los recuerdos claros hasta varias semanas después. L sensación del síndrome de abstinencia es horrible, mi cuerpo tiembla, las manos sudan, la ansiedad se apodera, mi corazón palpitaba con fuerza y una resequedad en la garganta que no se quita tomando agua. No tengo noción de tiempo, quitaron el celular, el reloj y todo lo que me comunicara con fuera, la idea es que me concentre solo en mí, obviamente hay lujos que solo existen en lugares donde pagas tanto y donde solo van, o venimos, millonarios desquiciados que odiamos nuestras vidas y amamos el desenfreno. En el día paso ocupado entre un paseo con caballos, nadar en la piscina, jacuzzi, y las horas interminables de terapia, así que a pesar de todo es fácil estar aquí, hasta que la noche llega, cuando los recuerdos aparecen y necesito un trago para dormir, en más de una ocasión he despertado gritando y sudando, cada día que pasa me cuesta lidiar más con mi pasado, así que optaron con medicarme para dormir. Ante la premura de grabar una película, me dejan salir tres meses después con la condición de seguir terapia, y Jack me coloca como niñero un psiquiatra especializado que se vendió para ser mi guardaespaldas algunos meses por muchos dólares y una enfermera que será mi carcelera, aunque la sensación de soledad al salir me hace pensar que aún me falta mucho tiempo para recuperarme, pero hay un contrato que tengo que cumplir. Así regreso a la cárcel que se volvió mi casa, o mi casa por cárcel, como sea, da lo mismo al final es una mansión y perdí la libertad por la que he trabajado tantos años, y con ello también aun aumentado el personal de servicio, aunque honestamente nunca me doy cuenta de ellos por la regla que Jack puso de que no estuvieran en los lugares en los que estoy, al menos que lo requiera, así como tengo prohibido tener cualquier tipo de acercamiento con el personal de servicio, dice Jack que a veces buscan que fallemos para demandarnos, y como no se mucho del tema, sigo sus indicaciones. Por temas de seguridad Jack en persona va a buscarme, normalmente envía a uno de los conductores, pero como no quiere que salga nada noticias. Nadie sabría de mi estancia en ese lugar, por lo mismo siguieron manejando mis redes como si estuviera en casa con fotos viejas , haciéndolo creer a todos que simplemente me estaba tomando un tiempo de descanso. — ¿Cómo te sientes Nick? – saluda Jack simulando una sonrisa. —Bien dentro de lo que cabe – respondo tenso. —Eso me gusta y ahora de vuelta a casa y a trabajar, tenemos muchos proyectos en la mesa. Mi mansión, la que compre con tanta emoción hace algunos años cuando llegue a la cúspide, hoy se siente ajena, tan vacía y sin vida, al punto que por instantes pienso que llegue a otro lugar. Cuando entro a mi habitación hay en el ambiente un olor extraño, es un olor de alguien, mi memoria olfativa viaja y solo me recuerda una persona, sacudo mi cabeza intentando sacar esos pensamientos y me encamino a revisar de forma rápida mis cosas y esta todo en orden, solo falta el pequeño bar que ha sido reemplazado por un horrible florero. Me doy un paseo rápido por los jardines buscando ese algo que siento que me hace falta, realmente es una propiedad muy grande que compre con la intención de hacer muchas fiestas, observo mis autos y ya fue retirado el Rolls-Royce blanco. observo como el personal de servicio que estaba reunido conversando se esparcen como hormiguitas ante mi llegada, si supieran que soy más parecido a ellos de lo que parece, no se lo creerían, porque entre otras cosas Jack creo todo un pasado para mí, que obviamente no existe, para el mundo soy el hijo único de un hogar cariñoso, de personas honestas y trabajadoras que me apoyaron en todo momento, solo que cuidan tanto su privacidad que nunca salen en ningún lugar ni mucho menos revelan sus nombres. Al final termino en la piscina nadando un rato, sin encontrar eso que hace falta, sin llenar ese vació que se extiende mi pecho y por fortuna el agua no permite ver que estoy llorando. Tal vez es efecto del tiempo que estuve fuera o tal vez por estar sobrio y esta sería la primera noche que duermo en casa sin embriagarme para dormir, me da miedo, le temo al silencio. Luego de una pequeña sesión con mi terapeuta carcelero, la enfermera muy juiciosa me da la medicación para dormir, pongo algo de música y con el sonido de ella me duermo, arrullado por el olor misterioso que ahora impregna en la habitación. Y como si mi mente quisiera hacerme cumplir mis promesas sueño con Sofia caminando por el jardín vestida con el uniforme de mi personal de limpieza, sé que quede en verme con ella cuando saliera de rehabilitación, pero ahora no creo que sea capaz de salir solo, no hasta que esté totalmente recuperado, me despierto sobresaltado con la luz del sol invadiendo la habitación y la sensación de que debo hablarle, para recordar que nunca le pedí su número y el papel con la información que Joan me entrego lo bote.
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