Capitulo sexto. Sofia

3061 Words
Hace un mes empecé a trabar en el área de limpieza de la casa de Nick, y honestamente es el trabajo más fácil que he tenido en toda mi vida, solo limpio las habitaciones que están en uso de forma diaria, que en este momento son tres. Una vez a la semana se limpian las habitaciones desocupadas que son nueve, el cine, la sala de ensayos, el gimnasio y el salón de masajes, estas últimas labores las comparto con Mariela. Hay otras personas encargadas de otra área de la casa, como las bodegas que vino que ahora están bajo llave, la cocina, el área de las salas y salones, así como la oficina, la sala de juntas y por supuesto los jardines y la piscina. A media mañana paramos para merendar y al medio día a almorzar, todo por cuenta del jefe, y honestamente se me va el día solo limpiando esa área de la casa, son realmente grandes. No puedo evitar divagar deseando vivir en algo así, para luego ser llamada por un golpe a la realidad, y saber que esa nunca va a hacer una opción para mí. En este tiempo no he vuelto a verlo, así que paso horas junto con Mariela, quien se ha convertido en mi amiga y suspiramos por él. Al parecer ha estado trabajando mucho en estos días, sale muy temprano en la mañana, y cuando llega a descansar en la tarde yo he salido de trabajar, como siempre salgo corriendo a recoger a Gabriel de su colegio, quien es mi prioridad. Me gustaría volver a hablarle, aunque sea un instante, cosa que esta entre las prohibiciones, el único contacto que tenemos con el es Joan, su asistente personal y quien se encarga de los pormenores de la casa. Mientras conduzco de vuelta a casa pienso que en estos años nunca he tenido un novio, no he salido con nadie, y no porque no me interesara, solo que siento que si la vida me dio a Gabriel aquel día es para que lo cuidara y criara bien, para que creciera amado y con oportunidades, además que la otra mitad de mi dinero lo envió a casa. Lo bueno de este trabajo es que realmente gano mucho más que antes, así que espero pronto podre pueda pagar a alguien que me ayude con la residencia. aprovecho un poco el trafico para llamar a mi madre. —Hola Sofia, ¿Cómo estás? — saluda con voz dulce. —Bien mamá, un poco cansada de tanto trabajar, pero ya voy camino a casa. —Que bien mi niña, no trabajes tanto, ¿y cuando vienes a visitarnos, hace tanto no te vemos? – pregunta un poco indecisa. —No lo sé mamá, si salgo del país lo pierdo todo – digo en tono triste. —Eso yo lo entiendo, pero Claudia, tu prima, estuvo aquí hace unos meses. —Si mamá, es que ella organizo sus papeles cuando se casó, yo no he podido organizarlos. — Pues mijita cásese rápido y me viene a visitar, no venga a ser que nos encuentre muertos a su papá y a mí. —Mamá, no digas eso, todavía son jóvenes, pero ya veré como hago para organizar mis papeles, casarme no está entre las opciones aún. —Pero no se quede soltera, después no tiene que le cuide en la vejez. —Mamá, no digas eso, que para mí los hijos no son para cuidar la vejez de los padres, pero bueno, apenas pueda la visito, ¿y cómo va la casa? — pregunto cambiando de tema. —Bien, ya el techo y cocina quedaron listo, solo falta lo arreglar algunos detalles de las paredes y su habitación, pero creo que eso no es urgente, y con lo último que me mando compramos un televisor de esos pantalla plana para ver la novela de la noche y la lavadora que no quiero seguir lavando ropa a mano. —Me alegro mucho mamá, ya falta poquito, entonces ahorita voy a empezar a enviarle menos dinero para empezar a ahorrar yo. —Si mi niña, ahorre para que venga a visitarnos, tengo tantas ganas de verla… —Ahora le dejo, apenas pueda viajo para que me muestre como va quedando todo. — Le quiero mucha mijita. —Yo también mamá. Cuelgo la llamada, realmente me incomoda, siento que le miento a mi madre con la promesa de verla pronto. La sensación de desazón se me pasa cuando veo a mi niño salir del colegio, corro hasta donde él para fundirme en un abrazo. Apenas llegamos a casa el sonido del timbre me asusta, y para mi sorpresa es Nick, quien esta de pie con un ramo de rosas rosadas y una caja de pizza. —Hola, pasaba por aquí y quise saludar — dice sonriendo… —No te esperaba — digo con sorpresa — ¿Cómo…? — intento preguntar algo que no sale de mis labios. —¿Me dejas pasar? — pregunta sonriendo — traigo muchas cosas en las manos. —Si, perdón — digo mientras corro la cadena de seguridad de la puerta y le hago espacio — no te esperaba por aquí — digo titubeando. —Lo siento, es que me di cuenta que no tenía tu número, llegue de viaje hace un tiempo, pero solo hasta ahora tengo algo de tiempo, así que decidí visitarte directamente arriesgándome a no encontrarte. —No te preocupes por eso — digo sonriendo mientras recibo el ramo de rosas y él acomoda la pizza en la pequeña mesa. Se sienta con confianza en una de las sillas del roído comedor y Gabriel sin dudarlo se sienta a su lado, improviso un pequeño florero, es la primera vez que tengo flores así que no tengo el lugar para ponerlo, pero una jarra funciona perfectamente bien. Nunca le conté a Gabriel que el hombre que alguna vez nos visitó, y que ahora esta en nuestra sala es un famoso actor de Hollywood, por lo que los dos hablan de todo un poco muy animadamente. Luego de comer y que Gabriel fuera a ver algo de televisión, converso con Nick, aunque cuando esta en la sala de mi casa se presenta como Nicholas. Lleva una ropa casual, pero de lejos ahora que lo veo bien, se nota que es de marca costosa, para darme cuenta en la medida que conversamos que él no tiene ni idea de que estoy trabajando en su casa, y creo que pareciera gustarle el hecho que crea que yo no sepa quién es. Hablamos tanto, de tantas cosas que en serio a mi se me olvida que estoy en mi casa con un hombre millonario, que vive en una mansión y tiene tantos autos de verdad como mi hijo en juguetes, y lo que me parece más increíble es que le sigo el juego, honestamente, es probable que nunca nos crucemos en su trabajo, así que porque no disfrutar el momento. De forma inconsciente empiezo a bostezar, realmente estoy agotada, aunque el trabajo es bastante ligero comparado a otros lugares, eso no evita que me agote, además que son varias horas que conduzco para llegar hasta allá. — Sofia, lo siento — dice apenado — me imagino que debes estar cansada. —Solo un poco, pero es agradable conversar contigo — digo al tiempo que siento como mi cara se calienta de la vergüenza. —A mí también me gusta conversar contigo, ¿te parece si salimos la próxima semana? —Si, claro… —Paso por ti el próximo sábado a las dos de la tarde y hacemos algo divertido. —Ese plan me gusta… —Y Gabriel también esta invitado, —Creo que a él también le gustara… —Por favor regálame tu número celular, me gustaría poder hablar contigo entre semana. Le dicto mi numero celular que el anota en el suyo y veo cuando lo guarda con mi nombre junto a una cara feliz, para luego enviarme un mensaje de texto y queda su numero guardado en el mío, y no puedo creer, estoy eufórica, tengo el numero privado de Nick, y pensar que voy a su casa todos los días a trabajar. Cuando me despido de él, me asalta una pregunta, que pasaría si descubriera que trabajo en su casa, que soy una mas de su equipo de limpieza y que le estuve mintiendo este tiempo, o más bien, le omití esta información, respiro profundo para no pensar en ello, y me encamino a donde Gabriel que esta empezando a dormirse, quien solo habla en lo mucho que le gustaría ser actor y ganar mucho dinero. Y pensando en ser un gran actor se queda dormido, mientras yo observo el techo y hago la nota mental de llamar Andrew Bruce, quien quedo en llamarme cuando estuviera lista para empezar la producción. El fin de semana pasa volando y me debato entre escribirle a Nick o esperar que él de el primer paso, para mi sorpresa me escribe el sábado en la noche, un mensaje simple saludándome y recordado nuestra cita el próximo sábado. El lunes llego al trabajo cumpliendo con mi trabajo, estoy bromeando con Mariela en el momento que abro la puerta, y para mi sorpresa él está dormido totalmente desnudo junto con una mujer, grito de sorpresa para luego apresurarme a cerrar la puerta. — ¿Qué paso Sofia? — pregunta Mariela. — Es el señor — digo balbuceando— estaba dormido y desnudo con una mujer… —Ya quisiera yo ser ella — dice con ojos soñadores — ¿se dio cuenta que abriste la puerta? —Espero que no… Quedamos de pie las dos observando la puerta un rato más para luego caminar a otro lugar a hacer nuestro trabajo y realmente me siento incomoda, que ilusa soy, en serio estaba esperando que él me escribiera, me pidiera que fuese su novia, que me llevara por alfombras rojas, no se porque me busca, pero algo si se, en este momento soy la empleada de servicio y por algo cuando llega a mi casa, esta disfrazado de alguien normal. —¿Quién es ella? ¿es alguna famosa? — pregunta Mariela curiosa. —No sé, no alcance a verla, yo apenas vi al señor desnudo en la cama sin cubrirse cerré la puerta. —¿y como lo tiene? ¿Por qué no me llamaste para ver también? — pregunta curiosa. — Que voy a saber yo como lo tiene — refuto incomoda — y para que te iba a llamar, esa es la intimidad de él y la de su novia. —Él nunca tiene novia, en todo el tiempo que tengo trabajando aquí, viene con alguna chica, a veces son famosas, pasan la noche juntos, a veces un fin de semana y ya. Luego de recuperarme de la impresión de sentir que hacía algo malo al entrar a su habitación ocupada, más la sensación de desazón, no tengo más remedio que seguir haciendo mi trabajo. Varias horas después vuelvo a la habitación, que ahora está desocupada, tiene ropa regada por todos lados y condones usados en el piso, siento como mi estomago se revuelve, respiro profundo mientras uso papel para alzarlos, para luego limpiar y organizar la habitación como de costumbre. Cuando estoy terminando, Joan, su asistente personal se acerca a mí. —Sofia, podrías pasar a la oficina para hablar un rato, tengo instrucciones del señor. —Si, ya voy — digo en un hilo de voz. —Ahora mismo, luego vuelves y terminas esos detalles. —Si señora. Digo caminando tras ella, cada parte de mi tiembla, pienso en todas las posibilidades por las que podría llamarme, tal vez para despedirme por lo de esta mañana, ¿será que se dio cuenta que entre a su habitación mientras dormía? Me siento donde ella me señala mientras me abrazo para que no se vea que estoy temblando. Joan, es una mujer delgada y menuda de rostro amable, que se encarga de todas las cosas del jefe en la casa, seguramente si ella no estuviera al frente de muchas cosas todo sería un caos. —Sofia, estamos necesitando una persona que cubra un turno de la hora del desayuno y la cena, que apoye a la cocina en la mesa, y se me ha ocurrido que la mejor eres tu. —Pero si la idea de este horario es que pueda buscar a mi hijo del colegio— refuto antes de que ella termine de hablar. —Lo sé, por eso la idea es que pases a trabajar tiempo completo dentro de la casa, el niño puede vivir aquí, en la casa de los trabajadores hay espacio para los dos, podría salir al colegio desde aquí y su sueldo se aumentaría, así como tus horarios cambiarían, teniendo igual de tiempo para tu hijo. —¿Me estás hablando en serio? —Si Sofía, muy enserio, lo único es que algunas de tus funciones cambiarían, ¿aceptas? —Si, claro — digo emocionada. —Perfecto, el próximo lunes empieza con tu nuevo horario, el domingo deberás estar aquí a las seis de la tarde con todas tus cosas, bueno realmente solo ropa y algunas cosas que necesites, los espacios están amoblados. Y mientras escucho el resto de mis funciones no puedo creer mi buena suerte, justo esta mañana estaba pensando en todo el tiempo que invierto llegando hasta aquí, y en que me gustaría ganar un poco más, para ahora encontrarme esta sorpresa. Y como si las noticias no faltaran Andrew me informa que Gabriel empezara en un par de meses clases de canto, baile y actuación, firmaríamos el contrato y en unos meses más empezaría la producción, la cual en este momento esta atrasada. Salgo feliz de mi trabajo, muchas noticias buenas juntas para ver a Nick haciendo el amor en la piscina con una chica hermosa, una mujer despampanante con un cuerpo de infarto y no puedo dejar de sentir celos, y recriminarme nuevamente lo tonta e ilusa que fui, ¿en serio pensé por algún momento en verdad me invitaría a salir a mi y al niño en plan romántico cuando tienes esas mujeres tan hermosas a sus pies? Me observó en el retrovisor, mi estatura promedio, cabello castaño oscuro, ojos cafés claros, admito que tengo facciones bonitas, pero nada diferente a quizás otras latinas. Y con mi corazón acongojado arranco el auto para recoger a Gabriel, tal vez si su madre no hubiese muerto aquella vez hoy mi vida sería más fácil, tal vez tendría mis propios hijos o simplemente estuviera viviendo sin tanta presión, y él estaría con su madre biológica, y tal vez estaría viviendo una situación muy parecida a la que vive ahora, una madre que se encarga de limpiar casas y haciendo magia para darle todo lo que necesita, y cuidándolo para que crezca bien, para que sea feliz. Cuando veo esa carita que me sonríe, esos ojos soñadores que me miran sin importar si nos parecemos o no, todo lo demás se me olvida, frente a quien sea es mi hijo y voy a encargarme de darle todo lo que necesita. —Te tengo tres noticias, dos de ellas buena y una mala – le digo sonriendo. —¿Qué paso mamá? – pregunta curioso. —La primera es que en dos meses empiezas clases de actuación, baile, canto y todo eso que requieres para que en unos meses empieces a grabar, la segunda es que nos mudamos a una mansión, bueno realmente voy a trabajar en la mansión y nos quedaremos en un apartamento los dos, y te deberás quedar muy juicioso cuando tenga que trabajar, pero igual vamos a estar juntos… —Ya me imagino la mala – dice con carita triste – Vas a tener que cambiarme de colegio. —Si, esa es la mala, ¿Qué opinas de todo esto? Se queda en silencio un rato como pensando en la situación para luego decir. — Igual en algún momento me iba a cambiar de colegio, y si vas a ganar más… — A veces pareces más adulto que yo — digo abrazándole. Tengo miedo con lo que está por venir, pero tal vez sean cosas buenas, tal vez este sea el primer paso para organizar mis papeles y por fin poder ir a casa a visitar a mis padres. Para mi sorpresa, tengo un mensaje de él en mi celular. —Hola, ¿Cómo te fue en tu trabajo? Me quedo mirando la pantalla, no se que decir, solo hace unas horas lo vi con otra mujer y si bien, puede ser cierto lo que dice Mariela, que son solo aventuras de una noche, ese tipo de juegos no van conmigo, y me siento confundida. Aun así, respiro profundo organizando mis ideas, empezando porque es el hombre más lindo que he visto en mi vida, aunque parece que tuviera dos personalidades, cuando es Nicholas es todo un caballero, un hombre amable, el príncipe azul, como Nick es frio y distante, un hombre inalcanzable, para el que soy totalmente invisible. Me debato entre responderle y seguir el juego o simplemente decirle ponerle los puntos claros, pasan varios minutos mientras la pantalla del celular sigue activa, para al final decidirme por seguir el juego, ¿Qué es lo peor que puede pasar? —Muy bien, un poco agotador, pero me fue muy bien… ¿y a ti? —Me gusta hablar contigo, ¿puedo llamarte? —Si, claro… Pasamos los siguientes veinte minutos hablando de todo un poco, contándonos cosas banales de nuestras vidas, y debo confesar que se siente bien hablar con alguien y esa sensación extraña de satisfacción recorrer mi cuerpo y la sonrisa tonta que aparece en cada chiste tonto. La semana pasa inusualmente rápido, no volví a ver a mi jefe, y la noticia de mi nuevo cargo se rego como pólvora, algunos hasta me felicitaron, aunque cuando le conté a Mariela contrario a lo que esperaba se enojó y luego se dirigió a hablar con Joan, para verla horas después mas feliz y tranquila, quien sabe de qué habrán hablado. Lo bueno de la semana es que hable con Nicholas todos los días y el sábado en la mañana paso por nosotros, lo malo es que sabe tanto de mi como yo de él, casi nada.
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