Labios prohibidos

Capitulo cincuenta y seis. Sofia.

Estoy conversando con Emma, quien aun tiembla ligeramente de miedo, cuando sonido de nudillos contra la ventana del auto me asusta. Es el guardaespalda que no se ha separado de la puerta desde que ella subio al auto, se siente la tension de su parte. Todos estamos tensos y no sabemos que esta ocurriendo dentro de esa casa.

—Sofia, ¿la señorita se va a quedar en el auto junto a usted? — pregunta el guardaespalda en voz firme pero su mirada transmite indecisión.

—Si, es la hermana del señor y solo él tomara la decisión si regresa con nosotros o se queda — me apresuro a responder.

El guardaespaldas asiente sin moverse de su lugar y pareciera que preparara él arma por si tiene que disparar. Manteniene una distancia prudencial sin perdernos de vista pero dandonos algo de intimidad, mientras que yo respiro profundo para conservar la calma. No estoy acostumbra a estar en este tipo de posiciones, normalmente soy invisible ante el mundo, la que limpia la casa y organiza cosas, nadie me ve, no me dirigen la palabra y rara vez miro a alguien a los ojos, y ahora estoy aquí envuelta en una situación familiar de mi novio que antes era mi jefe.

Observo con detenimiento las pocas cosas que trae consigo, realmente solo es un pequeño morral con apenas unas prendas de ropa, me hace pensar en el día que llegue a este país, traía uno igual conmigo apretujado de mis pocas pertenencias. Nos miramos la una a la otra tímidamente, se que prometí protegerla, pero me cuesta dar el siguiente paso, no sé qué decir ni que hacer, pero alguien debe romper el silencio y apenas despego los labios para decir algo ella se adelanta.

—¿En verdad eres la novia de mi hermano?—pregunta de forma tímida.

—Si — digo en apenas un susurro audible.

—¿Puedo preguntarte algo? — su voz intenta ser calmada.

—Si, dime, pregunta con confianza — afirmo insegura.

—¿Cómo piensas sacarme de aquí? ¿Qué pasaría si mi madre sale con él y me ve? Todos los vecinos están dando vueltas esperando capturar el chisme del año…

—Pero ese tema es con tu hermano, y él esta adentro.

—No lo sé, no sé qué haremos, pero te aseguro que algo haremos, llevamos un equipo de guardaespaldas en dos autos blindados, además ellos están armados, alguna forma de escapar se nos ocurrirá, pero te aseguro que no te dejaremos aquí, él mismo sabe lo que se vive dentro de esas paredes… más bien ¿Qué pasaba adentro cuando saliste?

—No escuche mucho, cuando mi padre te saco de la casa sabia que era mi momento, y tenía que aprovechar para salir y hablar contigo. Era mi oportunidada si me demoraba un momento mas sabia que no podria hacerlo, y tampoco tengo forma de comunicarme con el exterior, no tengo celular, era en ese momento o nunca — habla nerviosa y mirando constantemente a la puerta de la casa.

—¿Puedo saber qué pasa? —pregunto indecisa.

—Mi padre nos tiene secuestradas, desde hace un par de años no he ido a la escuela, no puedo salir, mi padre no deja que hable por teléfono, no tengo r************* , teme que me vaya de casa como mis hermanos mayores, quienes nunca volvieron, hasta ahora… Por favor sácame de aquí.

—Si, de eso no tengas duda— me apresuro a responder— no creo que tu hermano se niegue a llevarte con él.

Asiente con la mirada asustada, una parte de mi siente que ella no comprende del todo mis palabras, para luego quedamos mirando fijamente un rato, queremos decir algo más, pero la tensión se siente en el ambiente, estamos a la expectativa, observamos la puerta y ante cualquier ruido se sobresalta. El tiempo parece eterno, pero se que no ha pasado mucho tiempo, cuando la puerta se abre y ella se esconde, veo cuando él sale de la casa cabizbajo mirando atrás una y otra vez seguido del guardaespaldas, se demoró adentro menos tiempo del que yo tenía presupuestado. Cuando Emma ve a Nicholas acercarse totalmente solo se atreve a salir temblando de su improvisado escondite.

—¿Qué paso aquí? — pregunta Nicholas una vez entra al auto, ahora estamos los tres un tanto apretujados en la parte de atrás quedando Emma en la mitad.

—Llévame contigo por favor — dice Emma suplicante.

—Luego hablamos de esto — dice en tono tenso.

Le hace señas al conductor que enciende el auto y se apresura a ponerlo en marcha. La cara de Nicholas luce tensa, triste y cansada, quiero hablarle, preguntarle que paso adentro, pero creo que no es el momento, atravesamos la ciudad en completo silencio hasta que llegamos al hotel, y la tensión se palpa en el aire.

—Nicholas, te espero en la habitación — me apresuro a decir una vez se abre la puerta del auto.

Su mirada luce confundida y abatida, sin embargo, asiente al escuchar mis palabras y no intenta refutarlas. Camino a pasos rápidos y acelerados, y apenas hago una mirada rápida hacia atrás, para ver a ellos dos salir del auto, los hermanos quizás hablándose realmente por primera vez.

La habitación se siente solitaria sin él, me tomo el tiempo de bañarme escuchando música para no pensar tanto en todo lo que esta sucediendo, es raro estar tan sola, pero creo que un tiempo conmigo misma no me cae nada mal, necesito organizar un poco mis ideas. Empecemos por la más importante, soy la novia de un famoso actor de Hollywood con mucho dinero y quiere que lo nuestro sea público y real, ¿Qué posición debo tomar en mi vida ahora? ¿sigo trabajando como hasta ahora o hago algo nuevo? ¿acepto de forma sumisa lo que me quiere dar o busco mi propio camino como siempre he hecho?

Todas las opciones dan vueltas en mi cabeza, por una parte, podría ser la esposa de un millonario, ayudar a mis padres y tener una vida cómoda por siempre, por otra parte, pienso en que pasaría si me deja, si ahora está junto a mí por la vulnerabilidad que vive, lo que seria una ilusion o realmente me quiere como profesa ¿Qué camino debo tomar? ¿Qué debo hacer? y son estos momentos donde me gustaría tener un hada mágica que dijera cual es el mejor camino para seguir.

Al no encontrar respuestas no tengo mas remedio que salir de la ducha y esperar que las terapias que voy a empezar la próxima semana con Elton me ayuden a encontrar respuestas a todos esos interrogantes, o mi cordura empieza a ser amenazada. Me siento un poco mas liviana que cuando llegue, es como si el agua hubiese borrado mis pesares, mis malos ratos y la suciedad que sentía luego de pisar esa casa, y hay algunas cosas que deseo olvidar para siempre.

Miro el reloj y ha pasado más de una hora desde que llegamos, aun es temprano , apenas son las cinco de la tarde, para todo lo que ocurrió en tan poco tiempo, parece que hubiese pasado un día entero fuera. Me siento agotada física y emocionalmente, en especial por Nicholas, aún recuerdo su rostro, la tensión de su cuerpo, su mirada triste que pasaba a la furia en instantes, esto es a lo que tanto huyó y ahora estamos aquí haciéndole frente.

Aprovecho el tiempo y llamo a casa, intercambio unas pocas palabras con Gabriel que me cuelga rápido para seguir jugando, me siento extraña en una habitación de hotel sin nada que hacer y no me apetece salir a caminar la ciudad, aunque creo que tampoco hay mucho para ver. Así que termino por dejarme caer en la cama y viendo algo de televisión, al final siempre encuentro algo que me entretenga.

Han pasado más de dos horas desde que llegamos cuando por fin veo a Nicholas entrar por la puerta de la habitación, con un rostro abatido y mirada llorosa.

—¿Estas bien? — le pregunto apenas entra a la habitación.

— Si, dentro de lo que cabe, es algo extraño todo lo que tengo en mi pecho, solo me provoca un trago.

Sabía que me podría decir algo así, son muchas emociones en muy poco tiempo, y honestamente, hasta a mí me provoca callar mis pensamientos embriagándome, pero en este momento no es la opción más sabie ni inteligente, se hace un corto silencio entre nosotros dos, mientras nos miramos fijamente.

— Lo sé, pero nosotros juntos somos más fuertes, sabíamos que esto podría ocurrir.

Asiente mientras deja que su cuerpo exhale todo el aire cargado de preocupación contenida dentro de él para luego dejarse caer en la cama junto a mí, aprovecho para abrazarlo y acariciar su cara y darle besos suaves que recibe con los ojos cerrados.