New York, siempre la soñé, aunque debo confesar que después del once de septiembre siempre y tras ver tantas películas donde siempre destruida, me da algo de miedo llegar. Pero pese a todo pronóstico aquí estoy, y acompañada de mi novio que es un maravilloso actor de cine, al que acompañare al Met Gala como su asistente, camuflada con un vestido n***o, aunque por él entraría de su brazo y vistiendo despampanante, pero siento es muy pronto para destapar nuestra relación.
El inicio del vuelo fue difícil esa sensación de vacío en mi estómago no me gusta nada, pero de pocos se va pasando y mientras atravesamos el país volando veo a lo lejos las nubes como motas de algodón. Me daba pánico volver a subir en un avión, la primera vez no me gusto la sensación, y aun así esta vez pedí la ventanilla. La vez pasada me toco pasillo y todos me miraban extraño, como si apestara, pero ahora, aunque todos me siguen mirando extraño porque no saben si tratarme como jefe, compañera de trabajo, o como un tercero de la familia. Estar sentada junto a Nicholas me da siento estatus de respeto que nunca antes había sentido, empiezo a dejar de ser invisible para volverme en foco fácil.
Gabriel se canso de mirar las nubes a los quince minutos y ahora está jugando en una tableta que le dio Nicholas. Pienso que está esquivando esa bala, que no quiere enfrentar el tema de sus padres, pero sé que en algún momento lo va a alcanzar y tal vez sea peor.
— Falta mucho — pregunto a Nicholas mientras veo la ventana.
—Si, aún faltan unas dos horas…
—Pensé que sería más corto — digo sin mucha emoción.
—Lo sé, es un vuelo largo, atravesamos todo el país.
—No lo había pensado de esa forma…
— ¿Qué te tiene tan pensativa?
—Muchas cosas, la verdad ni siquiera sé que me tiene tan pensativa, tengo un remolino de cosas en mi cabeza. pienso en muchas personas, en todo lo que he vivido, en estar volando contigo, el ir a una de las fiestas más exclusivas del mundo, aunque sea tu asistente, son muchos cambios en poco tiempo para mí, es como si mi vida la hubiesen volteado por completo.
— Se lo que sientes, lo he vivido varias veces…
—Si, la vez anterior que me sentí así fue cuando llegué al país y con Gabriel en los brazos, después me fui acostumbrando y ahora es cuestión que me acostumbre a esto, a veces siento que me sobrepasa.
—Yo también siento que me sobrepasa todo esto por momentos y me abruma, pero contigo es mas fácil, me di cuenta que me había quedado sin motivo, sin propósito para hacer las cosas, y ahora que estas tú, siento que tú eres parte de todo ello.
—Sabes que no debes hacer las cosas por mí, si no por ti.
— Si, eso lo sé, pero no dejo de pensar en lo mucho que has impactado en mi vida, y lo mucho que me gustaría tenerte solo para mí, que nada te hiciera daño, pero también se que debes conocer el mundo y vivirlo plenamente.
—Haz hecho por mi bastante, es más, yo podría vivir solo con un poco de lo que tu tienes y seria feliz, lo único que quiero es que estés a mi lado.
—A mí me gusta estar a tu lado y te tengo un regalo…
Se pone de pie y alcanza algo que tiene guardado en uno de sus bolsos de mano, para volver conmigo a los pocos minutos y me entrega una caja mediana.
— ¿Qué es? — pregunto moviendo suavemente el empaque.
—Solo podrás saberlo si lo abres.
—Ya voy — digo mientras quito con cuidado las cintas — no quiero dañar el papel.
—Rompe el papel — insiste Nicholas — no hay otra forma de abrir el papel.
— Pero me gusta guardarlos para después – digo sonriendo.
Cuando por fin logro abrir el regalo sale un iPhone 15 PRO MAX.
—Mamá —grita Gabriel emocionado — es el último iPhone…
—Se lo que es un iPhone, pero nunca he tenido uno en mis manos — digo con miedo.
—Es tuyo Sofia, es para tu uso personal.
Asiento sin decir nada ante una mirada tierna de Nicholas, Gabriel me quita el celular de las manos y empieza a configurarlo a su gusto.
—¿Cómo te sientes? ¿Qué te tiene tan silenciosa?
—Estoy bien, créeme, solo dame un poco de tiempo…
—Yo estoy aquí para ti, no olvides eso.
Asiento un poco tímida, rodea mi cuerpo con sus brazos, y poco a poco me voy relajando. Tengo miedo, se me pasan imágenes de un futuro que no quiero.
—Sofia, te quiero en mi vida, te amo mucho, no quiero que los miedos e inseguridades nos separan – dice en un susurro apenas audible para mi y siento como mi cuerpo tiembla —comprende que desde que te conocí pusiste mi mundo de cabeza, y me gusta como se siente.
—Tu también pusiste mi mundo al revés —digo tímida — tanto que a veces tengo miedo a lo que siento por ti…
—Sofia, creo que no es el lugar para hablarlo — dice mirando a todos lados — pero debes creerme que no pienso usarte y abandonarte.
Asiento mientras me recuesto a su lado, para empezar a conversar de diferentes temas, mas banales y relajados. Varias horas después llegamos a New York, es de noche y esta ligeramente fría. Gabriel después de tanto jugar quedo dormido en su silla y no sintió el aterrizaje, Nicholas lo levanta en brazos, aun ante la insistencia de uno de los chicos de seguridad de llevarlo.
Dos autos nos esta esperando y nosotros tres subimos, el resto del equipo ira en el otro auto y es la primera vez que no estoy al servicio. Simplemente una vez estamos acomodados el auto se pone en marcha sin mirar atrás, y es la primera vez que soy consciente que no soy mas una empleada de servicio.
Mientras recorremos la ciudad no puedo evitar en pensar en todas las películas que he visto, para parquear en el Four Seasons, creo que dé la impresión dure algunos segundos con la boca abierta, para luego reaccionar en el momento que alguien nos abre la puerta del auto. Gabriel esta adormilado y no se da cuenta en donde entramos, pero se queda abrazado a mi mientras Nicholas hace el tramite del registro, para darme cuenta después que en teoría eso es mi trabajo como asistente.
Llegamos a una habitación que parece a un apartamento, conducimos al niño a una con dos camas sencillas, le cambie la ropa y ni cuenta se dio, siguió durmiendo. Me imagino que mañana arrancara temprano, para luego ir a mi habitación.
—Por fin solos – dice besándome suavemente – ya me hacia falta estar contigo a solas.
—¿hemos estado juntos en un avión por horas?
— Pero no es lo mismo, siento que se esta filtrando información personal, y no quiero que salga algo de nosotros dos hasta que estemos listos y eso implica tus documentos, no quiero el más mínimo error.
—¿Ha pasado algo?
—Por fortuna aun no, pero si hay información que ha llegado a otras personas y no sé cómo, así que prefiero evitar…
—¿Qué tipo de información?
—No te preocupes por eso — dice negando con la cabeza — más bien, sácame de una duda, ¿Qué es eso que tanto temes?
—Temo — empiezo a decir insegura — temo que lo nuestro no funcione, temo a esa sensación de corazón roto, temo perder a Gabriel o no se que decirle si las cosas no funcionan y terminemos en el punto inicial, siento que es la primera vez en mi vida que tengo algo que perder, y es una sensación totalmente nueva para mí, siempre fui alguien que no tenia nada, y si algo me pasaba simplemente no perdía nada, pero ahora puedo perder tanto incluyéndome a mi…
—Sofia, no se como decirte esto… pero no esta en los planes terminar mi relación contigo, pero tanta inseguridad en ti no es buena — respira profundo y cierra los ojos como tomando valor antes de hablar — ¿te parece si tomas terapia con Elton?
—¿Él es tu terapeuta?
—¿Si, pero creo que no tengamos problemas, él mismo dijo que si había tanto miedo seria bueno trabajarlos en terapia.
—¿Me parece buena idea.
—De eso hablamos luego, ahora si me disculpas tenemos algo mas importante que hacer.
—¿Qué cosas? – pregunto confundida.
— Relajarnos, estamos en una ciudad maravillosa, así que llamemos a Luisa y salgamos un rato los dos.
Salimos a un restaurante cinco estrellas, caminamos por las calles tomados de las manos mientras nos damos besos fugaces, y no puedo evitar sentirme como una famosa, tal vez la energía sea contagiosa. Volvemos al hotel pasada la medianoche, para hacer el amor como si no hubiera mañana, lo malo es que seguramente no podremos dormir tanto como quisiéramos.
El sábado Gabriel nos despierta apenas sale el sol, esta emocionado y corre por todos lados, por fortuna Luisa nos regala unas horas mas de sueño llevándose al niño a jugar.
Son más de las diez de la mañana cuando logramos salir de la cama, no acostumbro a dormir hasta tan tarde, pero hoy vale la pena.
—¿Tenemos una hora para estar listos? — dice Nicholas mirando el reloj — ¿nos bañamos juntos?
—¿A qué hora vuelve Luisa con el niño? —pregunto medio adormilada aun en la cama.
—Le pedí volver a las once de la mañana para salir a recorrer la ciudad, Gabriel quiere ir a la Estatua de la libertad, Central Park y no sé a qué otros lugares…
A las once estamos listos, cuando escuchamos el grito de Gabriel entrando emocionado.
— ¡Mamá! ¿podemos vivir aquí? —dice a gritos —me encanta esta ciudad, es super guay.
—Cuando estés más grande puedes venir a vivir acá — dice Nicholas en tono tranquilo —ahora vamos que tengo un plan.
Nos dirigimos a un puerto donde nos están esperando para recorrer la bahía hasta llegar a la Estatua de la libertad, y Gabriel esta tan emocionado que grita como loco sin parar, nosotros dos apenas nos cruzamos las miradas y nos sonreímos. Luego de un paseo por el central park, y comer en un restaurante donde las hamburguesas eran gigantes, volvemos al hotel, la idea era descansar un rato, dormir a Gabriel y salir otra vez solo los dos, pero antes de poder reaccionar ya estoy dormida.
Cuando despierto es domingo por la mañana y Nicholas duerme a mi lado.
—Me quede dormida…
—Si — balbucea Nicholas— pero no pasa nada, vuelve a dormir un rato más es temprano…
—Pero ya no tengo sueño…
—Yo sí, pero si me das unos minutos despierto y hacemos el amor antes que el torbellino Gabriel despierte…
—Esa idea me gusta más.
Pasamos el domingo recorriendo la ciudad ligeramente encubiertos, los camarógrafos estarán activos y todos querrán fotos de primicia, y nosotros no podemos dejarnos ser descubiertos.