Escuchar a Nicholas hablar de sus problemas, sus miedos, su pasado, los fantasmas que le atormentan cada día me sorprende mucho, realmente no pensé que tuviera ese pasado ni que a los ricos y famosos les pasaran cosas tan desagradables. Siempre lo he visto tan imponente, tan fuerte, tan galante, que por momentos olvido que es un humano más, incluso en ocasiones pienso que es algún tipo de ser mitológico, alguien sacado de un mundo lejanos y maravilloso, que llego para mover todos mis cimientos.
Y como si una fuerza más grande que yo me impulsara me pongo de pie acortando nuestra poca distancia y lo abrazo, lo estrecho a mi cuerpo mientras llora, y por un instante tengo ganas de besarlo, de acercarme más a él, pero la inseguridad me gana, ¿Cómo haría yo eso? ¿le gustaran mis besos? ¿me dejaría si lo acaricio? Debo confesar que apenas tuve un novio de colegio mientras viví en el pueblo y jamás pasé de algunos besos en los labios, que para mí en ese momento fueron atrevidos y pecaminosos.
Y aunque soy consciente de tantas cosas que podrían salir mal, lo sigo abrazando y mientras lo sostengo no puedo evitar que un par de lágrimas recorran mi cara, realmente la conexión que siento con él es tan fuerte que me asusta, temo mucho enamorarme de mi jefe o peor aún, temo perder todo lo que he ganado hasta el momento, nunca en mi vida había tenido tanto como ahora.
Cuando nos separamos me pide que le deje quedar, no sé a qué juega si a solo unos metros hay una mansión esperando por él, y aun así, no puedo decirle que no, esta casa es de su propiedad, así que le cedo mi habitación y luego de proveerle algunos elementos de aseo me voy a dormir en la tercera habitación, Gabriel está ocupando toda la cama, aunque para ser honesta quiero dormir con Nicholas y abrazarlo como hago con Gabriel, para que los monstruos nocturnos no le alcancen.
Al principio me cuesta dormir, doy vueltas en la cama, realmente no sé qué me pasa si por lo general duermo una vez coloco la cabeza en la almohada, pero esta noche estoy tan intranquila que me cuesta incluso unir mis pensamientos de forma coherente, una parte de mi esta que se pone de pie y va hasta la habitación para meterse entre las sábanas de ese hombre y otra parte se reprime, pienso en la historia de Sandra, en que al final él solo es mi jefe y quizás un abrazo es lo máximo que obtenga de él.
Siendo sincera conmigo misma, y luego de recordar como besaba aquella mujer rubia hermosa y como sacada de revista hace unas semanas debo admitir que no sé si sea capaz de hacerlo de esa manera, ella es tan sensual, tan bonita, la forma tan descarada que se besaban y tocaban, que el solo pensarlo me siento insignificante, no soy ese tipo de mujer, no podría hacerlo, mi madre no me enseño mucho de educación s****l ni nada de eso, pero lo poco que escuche es que eso no se hace así, o por lo menos no es normal, realmente que se yo del sexo y las relaciones, nada.
Al final me quedo dormida por el cansancio del día, y sueño haciendo lo mismo que esa mujer, besándolo de esa manera que pareciera que se fusionaran, para luego verlo con la mujer rubia y yo sintiendo mucha tristeza, como si perdiera algo muy valioso. Teniendo al final una noche horrible, por lo que cuando despierto ya es tarde, me he quedado dormida, corro a despertar a Gabriel, vestirlo, pienso en el tiempo que tengo para empacarle algo para comer en el camino y correr hasta la ruta, cuando lo toco él solo me dice.
—Mamá, es sábado y hoy quiero dormir un rato más.
Me dejo caer a su lado en la cama, si es sábado, pero igual hoy tengo trabajo, por lo menos en la mañana debo ir a atender la casa y a mi jefe que esta durmiendo en mi habitación. Tengo entendido que Sandra deberá salir en un rato a visitar a su familia como hace cada fin de semana, pero ella acostumbra de dejar el desayuno preparado y sale después de organizar la cocina, la comida precocida para el fin de semana que debo preparar cuando se requiera ya esta congelada, pero igual, debo presentarme a trabajar.
Miro el reloj y llegue tarde al trabajo, aunque estoy solo a unos pasos de distancia, muy a mi pesar debo ir a la mansión, así que necesito entrar a mi habitación para sacar algo de ropa y luego bañarme y vestirme, pero la pena de incomodar a mi jefe me hace retroceder varias veces. Al final me decido y abro la habitación con mucho cuidado, lo miro de reojo antes de entrar, aun esta dormido, con cuidado saco el uniforme que me corresponde y algo de ropa interior, así como algunas cosas que requiero llevar a la otra habitación, cuando él despierta.
—Perdóname Sofia – dice medio adormilado —creo que estoy incomodando…
—No señor, perdón, Nicholas —me apresuro a corregir —solo que no quería despertarte, ya es tarde, es más, voy tarde al trabajo.
—Pero yo soy el jefe aquí, así que no vas tarde… y, por cierto…
Se pone de pie para descubrir que en algún momento de la noche se quitó la ropa y durmió en ropa interior, y debo confesar que jamás había visto un hombre como él sin ropa y tan cerca, siento como mi pulso se acelera y una agitación me recorre, mientras que él camina hasta mi dándome un beso en la mejilla, muy cerca de mis labios.
—Buenos días Sofia.
—Buenos días Nicholas —digo con voz temblorosa.
—¿Qué piensas hacer el fin de semana? —pregunta aun cerca de mí.
—No sé, no tengo planes, realmente los fines de semana por lo genera lo paso con Gabriel.
—Entonces… ¿tenemos un fin de semana de piscina?
—Entonces estaríamos solos… —siento como mi garganta se cierra
—Si y pues los de seguridad —dice con gesto apenado —los fines de semana no acostumbra a venir ni mi asistente, al menso que yo lo requiera o invite a alguien.
— ¿Entonces yo me encargo del servicio de la casa el fin de semana?
—No, pero me acabas de dar una idea excelente… —dice sonriendo —tómate el día de descanso, no quiero que trabajes hoy, creo que estoy grandecito para atenderme.
—¿El día de descanso? pero si hoy es día de trabajo —dice confundida.
—Si, pero este fin de semana voy a estar en casa y te vas a encargar de descansar—dice sonriendo aún más.
—No entiendo.
—Es que no quiero que tengas malos entendidos con tus compañeras, además que ya vas llegando tarde y luces cansada, descansa un poco lo necesitas, y si alguien pregunta por ti yo informo que te di el día libre hoy porque te pedí que te quedaras en casa mañana.
—Ya entendí — sonrió tímida —entonces gracias, ya sé que voy a hacer hoy.
—¿y qué piensas hacer? – pregunta curioso.
—Primero dormir un rato más, luego terminar de organizar algunas cosas que quedaron pendiente por la mudanza tan acelerada y jugar un poco con Gabriel.
—Esa idea me gusta, descansa un poco, te lo mereces y ya regreso a ayudarte… —dice sonriendo —y deja a Gabriel jugar en el jardín y la piscina un poco de uso no le cae mal.
Y entonces él me levanta del suelo acunándome como a una niña pequeña, mientras yo grito brevemente de sorpresa e impresión, me aferro a su cuerpo por miedo que deje caer, sin embargo, parece que no peso lo suficiente, por lo que me lleva hasta la cama dejándome caer con cuidado y luego él acomodándose a mi lado.
—Si tu plan es descansar, yo te voy a obligar a hacerlo, ya mismo informo a Sandra que hoy no vas a trabajar.