Capitulo Decimo. Nick.

1427 Words
Luego conversar con Sofia y hablar más de dos horas con Elton, este se despide, se va de casa, lo que desee por tanto tiempo ahora no quiero que suceda. Ahora que recupere mi espacio, se siente tan extraño volver a estar a estar solo. Primero fueron tres meses en rehabilitación donde compartí la hora de comer con más de treinta personas, cuando salgo estuve con mi terapeuta y la enfermera todo el tiempo, ahora nuevamente solo,. Tengo miedo, mucho miedo de recaer. Para pensar en otras cosas, luego de almorzar paso la tarde estudiando los libretos de la película en la que estoy trabajando hasta que siento que en mi mente no cabe una línea más, porque no es solo memorizar unas palabras, también debo crear gestos, miradas y todo lo que ese personaje requiera de mí, incluyendo mantenerme sobrio. Miro el reloj y son las seis, normalmente ceno un poco más tarde de las ocho, pero esta es la primera noche en mucho tiempo en la que no tengo compañía, así que lo mejor es ir a comer temprano y dejar ir a Sofia a descansar, luego podre ver alguna película o simplemente dormir, igual mañana hay trabajo. En estos momentos me gustaría tener una pareja e hijos para compartir mis días libres y mis noches, o simplemente alguien con quien conversar y que no le pague para ello. Mi terapeuta me dice que me de la oportunidad real en el amor, pero honestamente amo esta etapa de mi vida, me gusta vivir el descontrol, aunque también amo mi vida sobria, empiezo a ver los beneficios de esto y espero poder conservarme así mucho más tiempo, rogando que la ansiedad no me gane y siento como si estuviera en el colegio presentando una evaluación. Por momentos tengo miedo, temo mucho a los fantasmas que me acechan, a la voz de mi madre gritando que no le peguen más, a los ojos de mi padre lleno de furia y mi piel llena de golpes, hace tanto que no se nada de ellos ni mis hermanos menores, y me debato entre volverlos a llamar o simplemente hacerme la idea que están muertos, información que siempre he guardado para mi en todas y cada una de mis entrevistas. Mi terapeuta dice que en el instante en que hable con ellos probablemente el alcoholismo llegue a su punto final, sin embargo, no estoy listo para ello, no quiero ver sus caras ni escuchar sus voces, además, seguramente se lanzaran como aves carroñeras sobre su presa pidiendo mi dinero y creyendo que se lo merecen, cuando he sido yo el que lleva años trabajando duro para lograr y tener todo esto. A las seis de la tarde bajo a cenar, como de costumbre se colocan varias cosas para comer por toda la mesa, papas en diferente preparación, o pastas, me gusta tener muchas opciones, aunque tenga un menú aprobado, tal vez a la hora de comer prefiera otra cosa, y lo que sobre de ello me tiene sin cuidado si alguien lo come o lo botan a la basura. Mi filosofía de vida en este momento es aprovechar todo el dinero que tengo y vivir al máximo. Sin embargo, mi mente no está aquí, dejo que Sofia coloque sobre la mesa las comidas y me sirvan, mientras mis pensamientos están en mis padres, preguntándome una y otra vez en que debería hacer. Al tiempo que intento que mi mente se concentre en la mejor forma de darle vida a mi nuevo personaje, es una comedia romántica en donde soy el galán y debo llegar de una forma divertida a la protagonista. Cuando veo a Sofia, se ve hermosa con el cabello claro y ese nuevo corte, parece otra, no puedo evitar hablarle y pedirle que cene conmigo, realmente es una mujer hermosa escondiéndose de medio mundo bajo las capas de miedo e indecisión. Además, que conversar con ella es una delicia, podemos hablar de tantas cosas siento que puedo tener total libertad y confianza. Lo malo es que yo sigo pagándole para que se siente en mi mesa a hablarme, voy a extrañar ese pequeño apartamento desvencijado en esa zona pobre de la ciudad. Luego que me quito la máscara del jefe y actor de Hollywood para ella quitarse la de empleada y mujer asustada, volvemos ha ser los mismos de siempre sentados en una sala alrededor de una caja de pizza fría. Lo mejor de la noche son los apuntes de Gabriel, quien cuenta emocionado todo lo que sucede en su colegio, en especial porque hay una niña que le parece hermosa y espera que yo le ayude poder llegar a ella. —Nicholas, ¿Cómo haces para hablarle a una mujer bonita? —pregunta cuando Sofia se levanta por el postre. — Simple, me acerco con confianza y le saludo, busco no elogiarla tan rápido, porque después se creen inalcanzables y pierdes, solo voy directo por una conversación simple y si veo la oportunidad le invito a salir… —¿Y cuando le puedo dar un beso? – pregunta con una sonrisa pícara. —No creo que aun estés en esa etapa, pero digamos que ella da la señal que puedes besarla y te lo explico cuando no este tu madre. —Es un trato— dice sonriendo al tiempo que Sofia entra al comedor. —¿No te aburres solo en una casa tan grande? — pregunta Gabriel mirando a todos lados. —Solo a veces, por eso he decidido que cuando no tenga cenas de trabajo, pasen aquí conmigo. —Eso me gusta — dice sonriendo mientras ataca el postre que le acaban de servir. Son casi las ocho de la noche cuando ella mira el reloj ligeramente sorprendida. —Gabriel, mañana hay clases, vamos a dormir, se nos hace tarde – empieza afanada a recoger los platos. —Mamá, pero es temprano aun… —No, vamos a dormir —dice con una voz autoritaria y firme que no había escuchado antes. —Mañana vuelves a cenar conmigo —digo tratando de ayudar a Sofia — y el viernes hacemos noche de películas o videojuegos y pedimos pizza. —¿Podemos mamá? — pregunta emocionado. —Si Nicholas te da permiso, entonces sí. —No les doy permiso, simplemente los invito y ustedes eligen si aceptan o no. Con afán Sofia levanta los platos, Gabriel corre por el jardín mientras que la acompaño a cargar los platos sucios en la máquina que deja encendida, y organiza un poco el espacio, al tiempo que conversamos algunas cosas más, debo confesar que es la primera vez que entro a la cocina de mi casa, normalmente siempre hay alguien del servicio para encargarse de ello, me despido dándole un beso suave y la acompaño hasta la puerta de servicio. Regreso hasta mi oficina y no se porque la acompañe a la puerta de servicio y no por la puerta principal para salir al jardín, y la confusión empieza a hacerse presente, ¿la invite a cenar como amiga como mi empleada? Me doy golpes de pecho por lo que acabo de hacer, tal vez debe manejar algunas cosas diferentes, y porque no quitar algunas reglas absurdas. Cuando entro a la oficina una sensación extraña me invade, entre la culpa por lo que acaba de suceder con Sofia junto con la sensación de vacío que crece en mi pecho, los fantasmas vuelven a aparecer, tengo en mi mano el celular, le doy vuelta mientras me decido si debo llamar a Elton o Sofia, y solo deseo una cosa, tomarme un trago, la ansiedad me está matando, tal vez si estuviera borracho sería más fácil hablar con ellos, con mis verdugos, aunque podría empezar por algo más fácil, mi amigo Jhony, no sé de él desde que me boto de su casa y ahora que lo pienso, no tengo nada que hablar con él, pero desde ese día no volví a tener amigos, deje de confiar en todos. Sigo teniendo el impulso de embriagarme, así que al final me decido por llamar a mi terapeuta, no quiero recaer, no ahora que estoy avanzando por fin, aunque siento vergüenza por llamarlo en mi primera noche libre, no tengo otra opción, al final pasara sus respectivos honorarios por sus servicios. Marco un par de veces y no me responde la llamada, empiezo a sentir la ansiedad recorrerme, el corazón palpitar con fuerza, la boca seca, empiezo a sudar, busco a tientas las llaves del auto, voy por una botella de lo que sea.
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