Han pasado cerca de quince minutos cuando escucho que por fin se despide Sofia y Sandra, y ella entra afanada a la habitación con algo de comida en la mano.
—Te traje algo — dice sonriendo —Sandra se preocupó que no fuera a la casa esta mañana y le explique que como no salgo el fin de semana, tengo la instrucción de estar en casa el sábado en la mañana y se quedara con Gabriel un rato.
—Salgamos de tu habitación, en un rato llegara Gabriel nuevamente y no quiero que me vea aquí, ¿comemos?
—Si —le respondo sonriendo —creo que me queda un rato más antes que el niño vuelva a subir.
—Qué bueno —dice sonriendo —porque Sandra trajo mucha comida, pensó que podría estar enferma…
— ¿Me acompañas al estudio el lunes? Es tu día libre…
—¿Al estudio? —pregunto confundida.
—Si, tengo que grabar y Joan me informo que no puede el lunes, así que igual necesito alguien que me asista…
Me mira un poco asustada, así que me apresuro a hablarle.
—No te preocupes, no hay mucho que hacer, simplemente te quedas en silencio en un rincón y me pasas las cosas que necesito mientras vez todo lo que se filma.
—Eso suena fácil, creo que podría ir… —dice sonriendo aliviada.
—Se que te va a gustar —digo tomando algo de comida directamente del recipiente —y en un rato voy a hablar con mi abogado para regular tu residencia en el país y la de Gabriel, quedando tu como madre.
—Eso me gusta —sonríe ampliamente —pero… ¿Qué pasaría si no logra hacer todo ese papeleo? Si no me dan la residencia —dice esto último con un gesto triste.
—Me caso contigo y tema resuelto.
Abre sus ojos de la impresión para quedar su tenedor con comida detenido en el aire, por lo que aprovecho y le doy un beso rápido en los labios.
—A comer — le digo sonriendo —no es grave, muchos consiguen así la residencia.
— Yo sé, mi prima lo logro así, solo que me impresiono, ¿no te has dado cuenta quién eres?
—Si yo sé quién soy y también se quién eres tú, y estoy dispuesto a ayudarte sin importar lo que cueste, por lo general es dinero y ahora a comer…
Ella asiente y se lleva los bocados de comida a su boca en silencio y pensativa, como si su cabeza estuviera en lo último que hablamos, cuando terminamos de comer en silencio, levanto su plato de comida, lo llevo a la cocina y lo limpio, ante la negativa de ella.
— No laves los platos, yo me encargo de eso…
—No te preocupes, mis manos no se van a dañar por lavar unos platos, aunque creo que antes de ser famoso lave los platos equivalentes a esta vida y la otra…
Ella solo sonríe y se acomoda a mi lado mientras me ve de pie frente al lavaplatos con las mangas de la camisa remangadas.
— ¿Nos vemos en un rato? — pregunto acercándome a su cuerpo.
—Si, en un rato voy para la casa…
—¿Por qué mejor no pasas la noche en la casa? hay habitaciones para todos y mucho espacio, a veces me siento solo en esa mansión tan grande…
—Está bien — dice poco convencida —me ducho, me visto y paso por allá.
—Nos vemos luego.
Me acerco a darle un beso rápido en los labios mientras ella me mira con vergüenza, sus mejillas encendidas y salgo a paso rápido, mientras que Gabriel sube a paso rápido, le digo que tome su vestido de baño mientras Sofia se toma su tiempo y luego de avisarle a su madre nos vamos a jugar.
Nos vamos a la piscina y nos ponemos a jugar, a pesar de todo el niño nada muy bien, y honestamente me gustaría tener un hijo como él. Seguimos jugando cuando la veo llegar, viene caminando a paso calmado, su cabello suelto y una gran sonrisa en su rostro, lleva un jean y camiseta lo que le hace ver más joven, Gabriel sale de la piscina y corre a abrazarla, hablan apenas en susurros mientras yo los observo a distancia, y no puedo evitar sonreí viéndolos, mientras una sensación extraña crece aún más en mi pecho. Y ahora pienso en todo lo que no ha hecho en su vida por estar al servicio de otros, sus padres, su familia, el niño que le entregaron para cuidar, siempre sirviendo en las cosas donde trabaja y para ella muy poco a cambio.
La casa ya está sola, Sandra se fue hace unas horas con Micaela y le pedí que regresara hasta el lunes para preparar la cena, por lo que ahora solo estamos con el personal de seguridad, y mientras compartimos los tres espero ansioso la hora en la que Gabriel se va a la cama.
Cuando la tarde empieza a caer Sofia se lleva a Gabriel a su casa para vestirlo luego de jugar en la piscina, me despido de ella con un gesto en la mano y yo subo a mi habitación para vestirme, me acerco a una de las sabanas que ella tiende con dedicación cada día y no puedo evitar sentir levemente su olor impregnado en ellas.
Han pasado cerca de dos horas desde que Sofia salió a vestirse, son cerca de las siete de la noche y ella aun no vuelve, ya tengo lista la cena, no es tan difícil solo calenté lo que Sandra dejo siguiendo las instrucciones de ella, pero lo que me preocupa es que Sofia dijo que iría solo unos minutos a cambiar al niño por lo que me empiezo a preocupar por su demora, así que uso la línea interna para comunicarme con ella, mientras levanto la bocina pienso en que realmente esta es la primera vez que lo uso y me sorprende que funcione.
—Hola Sofia, ¿Todo en orden? ¿están bien Gabriel y tú?
—Si, ya vamos, estamos organizando una pequeña maleta.
—¿Cómo esta Gabriel?
—Emocionado, no te imaginas cuánto.
—¿Se demoran mucho? – pregunto dudoso.
—No, justo estábamos saliendo de casa, perdón por demorarnos tanto, ya me encargo de calentar la cena.
Cinco minutos después escucho las risas de Gabriel al entrar a casa, camino hasta donde ellos sonriendo y ahora me doy cuenta que es la primera vez en mucho tiempo que duro tantas horas sin querer tomar, sin querer huir o estar preso de la ansiedad, por lo que mi sonrisa ahora es más amplia y mi cuerpo se siente más ligero.
Ella lleva puesto un vestido corto de verano y sandalias bajas, me acerco a saludarle con un beso rápido en la comisura de sus labios y aspiro suavemente su olor, ella es mi cura, retiro de su hombro los pequeños morrales con algo de ropa, y los dejo en el pasillo para luego llevarlos hasta sus habitaciones.
—¿Gabriel, Ya duermes solito? — pregunto sonriéndole.
—Si, pero me da miedito — responde el niño apenado.
— Entonces que hacemos, tengo una habitación con televisión incluida o duermes con Sofia que seguramente no te dejara ver televisión.
—Yo puedo dormir solo un par de noches —dice sonriendo.
— Entonces probemos, yo te doy una habitación solo, si te da miedo a media noche gritas y seguramente Sofia llegara, y no te preocupes, no hay más personas.
—¿Cómo haces para dormir en esta casa tan grande sin que te de miedo? — pregunta el niño
—Por eso los invite —les digo en secreto — pero no le digas a nadie por favor.
Él sonríe cómplice mientras chocamos nuestras manos, luego de acomodarnos en habitaciones separadas bajamos a cenar y yo me tomo el tiempo de servirles, de dejar que ella descanse por primera vez en su vida, que haga algo diferente y de alguna forma soy feliz haciéndolo.