Capitulo cincuenta y ocho. Nick

1395 Words
Ver a mi hermana sentada junto a Sofia en el auto fue una sorpresa y no puedo mentir que me asusto. La imagine dentro de casa muerta de miedo esperando por mis padres, tal vez escuchando a hurtadillas lo que conversamos, y enterándose de cosas de las que no debería saber. Pensé que estaría esperando que ellos decidieran sobre su vida, pero contrario a ello está aquí, lo que me muestra que quiere huir igual que todos hicimos. Me siento mareado ante todo lo que ha ocurrido, es mucha información para procesar, empezando que ahora no sé quién es mi padre y no hay muchas opciones. Los caminos que se abren frente a mis ojos, muchos de ellos liberadores, así como las preguntas que tal vez nunca encuentre respuesta alguna. Además, que ahora deberé hacer algo con mi hermana y tomar decisiones, probablemente otra responsabilidad antes de tiempo. El viaje hasta el hotel se hace en completo silencio. Mi hermana mira nerviosa a todos lados mientras Sofia está ausente, apenas pestañea, su mirada es fija hacia la nada. Cuando el auto frena ella es la primera en bajar, pareciera que quisiera huir, informándome en apenas un susurro casi indescifrable que me ve después, no sé qué le ocurre, esta tan ausente que me da miedo estar haciéndole daño con mis actos o posiblemente soy yo el que no está presente con tantas cosas ocupando mi cabeza. Mi instinto, mis sentimientos y mi querer dicen que debo ir tras Sofia, preguntar que le sucede, abrazarla y responder sus preguntas, pero tal vez no sea lo más inteligente en este momento, primero tengo que ocuparme de mi hermana. —Emma, ¿Cómo te sientes? ¿quieres comer algo o descansar?— pregunto antes de bajar del auto. —Quiero comer algo por favor, en casa mi madre apenas pone algo de comida en la mesa, mi padre no permite que me den mucha comida porque no hay mucho dinero, y pues primero él… —dice en modo de queja. —Bueno entonces vamos a comer dentro del hotel. Pido que nos preparen una mesa, y no puedo evitar pensar en Sofia, y que me gustaría que estuviera aquí conmigo en este momento, hay cosas de mujeres que no entiendo y tal vez ella sí. Emma pide de todo un poco y come en silencio, no se contiene, come como si hace mucho tiempo no hubiese comido, no usa ni cubiertos, simplemente lleva comida a su boca con desesperación, lo que me hace pensar que las cosas estaban peor de lo que yo creía. Cuando termina de comer hace una sonrisa triste mirando los platos vacíos, para luego mirarme a mí. —Gracias por la comida. —Fue un placer alimentarte— digo sonriendo. — Sabes, me acabo de preguntar que estarán comiendo mis hermanos, ellos se fueron de casa hace mucho tiempo. —¿Se fueron juntos? —No, primero se fue Cris, una mañana cuando me desperté ya no estaba y para mis padres fue como si nada hubiese ocurrido y otro día fue Paul, pero ese si lo vi partir, paso primero a despedirse, fue horrible quedarme sola en esa casa. —¿Qué paso después que me fui? —pregunto con curiosidad. — Nada, nosotros escuchamos la pelea desde la habitación, escuchamos los gritos y los golpes, mi madre lloro un poco, pero a la mañana siguiente era como si nunca hubiese tenido un hijo, estaba feliz y tranquila, o eso parecía. —Entiendo, hoy vi como cambiaba de madre preocupada a indiferente en cuestión de segundos después de que él le dijo algo, ¿sabías que ese señor no es mi padre? —No, no lo sabía, pero siempre he dudado que ellos sean nuestros padres, se comportan tan extraños tan ajenos a nosotros que parece que nos hubieran encontrado en un bote de basura. Asiento triste pensando en sus palabras y todo lo ocurrido en tan poco tiempo, tengo ganas de pedir que me sirvan un trago, él que sea, aunque sea una copa de vino, pero me resisto a la tentación cuando mi hermana vuelve a hablarme. —¿Podemos buscar a Cris y Paul? —Si, mañana que volvamos a casa y buscare un investigador privado para que me ayude con el tema, realmente no se ni por dónde empezar, honestamente conviví tan poco con ustedes que apenas tengo vagos recuerdos de cuando eran niños. —Lo sé, te fuiste muy rápido, yo apenas había cumplido seis años, Paul tenía ocho y Cris faltaban unas semanas para los diez años, pero fue muy difícil, eras el que nos defendías de papá y evitabas que nos golpearan, después que te fuiste nos empezaron a golpear a nosotros. —Lo siento mucho, pero no podía quedarme más tiempo en casa, aunque no creas que fue fácil, pase años muy difíciles, y después, bueno ya sabes lo que ocurrió después. —Si, el día que saliste en tu primera película mamá grito de emoción, es más pensó que la buscarías y la llevarías a caminar por la alfombra roja, e incluso en el barrio solo se hablaba de ti, estaba feliz, hasta que un día papá le rompió la emoción con golpes, nunca más se volvió a hablar de ti en casa, solo hacia altares con tu imagen, pero tu nombre estaba prohibido mencionarlo. —¿tú que pensaste de todo eso? —Quería que fueras a casa a buscarme, cuando saliste en tu primera película habían pasado cerca de cinco años, tal vez más, desde que te fuiste de casa, nunca lleve la cuenta, así que fue extraño volver a saber de ti de esa forma, Paul se fue con la ilusión de encontrarte. —Jamás me he visto con Paul, no sé nada de él, sino lo hubiese recibido en mi casa, igual como a ti ahora. Ella sonríe ampliamente y es la primera vez que la veo sonriendo y sin miedos. — Sabes, vamos a comprar algo de ropa y mañana te llevo a mi casa, si quieres puedes volver a ir al colegio… —Eso me gustaría, hace mucho tiempo no voy al colegio y por favor te acepto la ropa, tengo esta desde hace como cinco años, tal vez más, mi padre no permite que me compren nada. Caminamos a una tienda contigua al hotel, no hay mucho de donde escoger así que compramos de todo un poco para el viaje y una maleta para guardar sus cosas, inclyendo cosas de aseo y un celular sencillo, necesito estar comunicada con ella, y curiosamente para su edad no sabe usarlos, jamás ha estado cerca de uno. Luego de las compras le pedí una habitación, al entrar su cara era de sorpresa total, casi grita de emoción cuando ve el baño y murmura algo como que no se puede bañar todos los días porque alguien no le deja. Respira tranquila y feliz, aunque una sensación extraña me acompaña, como si algo malo estuviera por suceder, pero tal vez es solo ideas mías. — Emma, mañana puedes pedir el desayuno en tu habitación, si me necesitas me llamas y prepara todo que salimos temprano. —Gracias, no sabes lo feliz que estoy, aunque no dejo de pensar en mi madre, ahora quedo sola con ese monstruo que llame papá. —Lo sé, también pienso lo mismo, pero ya encontraremos la forma de sacarla de ese lugar, por ahora mañana vamos a casa, necesito que un médico te vea de forma urgente y que hables con mi terapeuta, no es fácil de dar el paso de salir. Ella asiente para luego despedirnos y por fin ir a mi habitación donde Sofia me está esperando, estoy agotado, pero verla a ella es estar en casa, aunque este a kilómetros de mi habitación, me dejo caer en la cama y hablamos de todo lo que está ocurriendo, de lo que paso en casa con mi madre, le cuento de mis dudas y miedos, para también contarme ella las suyas, lo que hace que decida enviarle a mi madre una nota con mi guardaespaldas. “Madre, por favor no busque ningún tipo de autoridad por la supuesta desaparición de Emma, ella está conmigo. No la busque al menos que esté decidida a empezar una nueva vida como presa, tengo como denunciarlos por maltrato infantil.”
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