Estoy tan nerviosa como Nicholas, y trato de disimular con el único propósito de transmitirle calma. Mientras vamos en el auto no puedo dejar de ver como su cuerpo tiembla ligeramente, sé que quiere mostrarse fuerte y seguro, por lo que insiste en seguir, aunque por dentro solo pida una cosa volver a casa en este momento.
Honestamente mi curiosidad por saber qué es lo que tiene que enfrentar sigue creciendo, debo confesar que a pesar que él me ha contado sobre la violencia que vivió con sus padres, apenas logro comprender un porcentaje de ella. Pero ahora que lo veo tan tenso, indefenso y frágil, puedo ver el dolor que guarda dentro de él, a pesar que se ve tan seguro en una alfombra roja, tal vez ese trabajo de disimular lo que sinte es lo que lo convierte en tan buen actor.
Al parquear, observo con cuidado la que fue su casa, no tiene nada de especial, realmente podría perderse y confundirse en la calle con cualquier otra casa, sin embargo, Nicholas tiene los ojos abiertos, la mandíbula apretada, su cuerpo sudoroso y ligeramente tembloroso, como quien ve algo aterrador. La casa tiene un pequeño antejardín, medianamente cuidado, aunque hay algunas plantas que apenas están vivas, esta pintada de color crema con detalles en madera, como las ventanas y la puerta, con la pintura desgastada, apenas unos pocos pasos separan la calle de la puerta.
Al bajar del auto Nicholas toma una actitud extraña, tan ausente que me empieza a asustar, mueve levemente la nariz como quien busca algo en el ambiente, tal vez un olor a que aferrarse o algo que le genere asco, a mí solo me huele a los productos que por años he usado, la mano de mi ahora novio tiembla fría y sudorosa entre la mía, mientras el guardaespaldas toca el timbre y esperamos a que alguien abra la puerta.
Los minutos que pasan entre el momento que pasan hasta que abren la puerta parecen eternos, para cuando la puerta es abierta una energía extraña invade el lugar. Una joven muy hermosa que se parece a él se materializa frente a nosotros, sus ojos me miran y se detienen en él, son segundos eternos donde nadie habla, apenas para que después ella grite llamando a su madre quien aparece regañándola por el escándalo y apenas puede de la sorpresa al ver su hijo de pie en la puerta.
Se lanza a abrazarle haciendo que nos separemos, para susurrarle algo que no logro comprender, mientras que él tiene en su cara una evidente incomodidad, para luego gritar a los cuatro vientos que su hijo ha vuelto a casa, lo que me hace sentir aún más incomoda mientras el guardaespaldas me mira extraño. Cuando se separan ella me mira de forma despectiva para luego de saber que soy la novia de su hijo dejarme seguir a regañadientes. Las paredes de la sala son un tributo a la vida de Nick, nos quedamos de pie uno junto al otro observando cada detalle, cada recorte, cada afiche que adorna el espacio, cuando una voz áspera nos llega desde atrás.
Un señor con aspecto enfermo y envejecido está de pie frente a nosotros, su mirada inyectada en sangre, los gestos de su rostro son depravados, mira a su hijo con una mirada que no logro descifrar, tal vez odio, probablemente desprecio, sin embargo, no veo nada de Nick en su rostro. Con la mano izquierda arrastra una bala de oxígeno mientras que con la otra se apoya en el bastón, para luego sentarse en una silla, nosotros lo imitamos sentándonos en el sofá y observamos estupefactos la escena que se desarrolla frente a nuestros ojos, como si de un señor de esos de la nobleza se tratara, la madre de Nicholas corre a atender a su esposo, solo falta que se agache para que coloque sus pies sobre su espalda.
Un silencio cae entre nosotros, es aterrador los pocos segundos mientras toma algo que le acabaron de servir en un vaso, no alcanzo a olerlo, así que no creo que sea alguna bebida alcohólica, la madre de Nicholas se sienta en la otra esquina un tanto nerviosa y moviéndose extraño. Cuando él toma la palabra con esa voz carrasposa que hace pasar escalofríos.
-—¿Que trae por acá al famoso Nick Bolton después de que nos abandonó hace más de diez años de esa forma tan grosera?
—Yo no los abandone, mi madre me dijo que me fuera — responde mirando desafiante a su madre —además estuve viviendo mas de un año en la casa de Johny y nunca fueron a buscarme.
—¿Para qué querías que te buscáramos? — responde su padre en el mismo tono de voz —no ves que te habías convertido en una carga, es más, no sé qué haces aquí con esa mujer y un guardaespaldas en la puerta, que irán a pensar nuestros vecinos, aunque un poquito de tus millones no me cae nada mal.
—Vine porque pensé que podría haber algo bueno aquí, pensé que podría hablar con mi familia, pero ya veo que es imposible. Además, ella es mi novia y si algún día me acepta, será mi esposa, así que merece un poco de respeto.
—Hijo pensé que te buscarías una famosa igual que tú que te diera hijos bonitos — dice su madre, quien habla por primera vez — además latina.
Una sensación extraña me invade, siento sus miradas como si fueran taladros, me miran una y otra vez en forma despectiva mientras Nicholas me cubre con su cuerpo y esta vez siento miedo, tal vez eso piensen los demás cuando nuestra relación sea publica y creo que lo mejor sea mantenerla en secreto un tiempo más, no quiero que todos me miren de esa manera.
El rostro de Nicholas se torna rojo, se levanta tan alto como es y antes de poder reaccionar saca un papel de su bolsillo y lo lanza donde ellos, para luego tirar de mí, mientras camina hacia la puerta.
—Hay les dejo algo de dinero que al final creo que es lo único que quieren de mí, me voy y esta vez nunca más volveré, quería hablar con ustedes, sanar la brecha, curar estos años de ausencia, para llevarme la mayor decepción de todas.
Camina a paso firme hasta la puerta, la abre sin mirar atrás mientras su agarre en mi mano es fuerte, pero sin llegar a hacer daño, y al salir de la casa respira profundo llenando todos sus pulmones de aire, y mientras camina al auto su agarre se relaja poco a poco igual que su rostro, para voltear a verme.
—¿Estas bien? — pregunta al abrir la puerta para que suba al auto.
—Si, estoy bien, solo que realmente no me esperaba muchas cosas.
—Lo sé, perdóname por agárrate con tanta fuerza, pero no quise…
—Tranquilo, no pasa nada…
El conductor alcanza a cerrar la puerta del auto cuando la madre de Nicholas llega corriendo y golpeando el vidrio, quien el guardaespaldas se apresura en detener y apartar, mientras ella patalea y grita.
—Es mi hijo, necesito hablar con él.
Nicholas hace un gesto con su mano, se baja del auto mientras el guardaespaldas sigue sosteniendo a la mujer que se mueve para zafar el agarre.
—Por favor dile que me suelte —dice ella enojada— necesito hablar contigo, eres mi hijo.
—Hablemos aquí afuera, con mi guardaespaldas presente.
—¿con tu madre? ¿te atreves a tratar así a tu madre?— dice a gritos mientras algunas vecinas chismosas empiezan a aparecer.
—Si, la misma que me echo de casa hace muchos años, la misma que es capaz de insultarme cuando regreso a buscarlos, ahora si quieres hablar conmigo hazlo aquí y delante de ellos, y no te preocupes por lo que piensen, tienen un contrato de confidencialidad — dice en tono despectivo.
—Hijo perdón, en serio, no quería que nada de esto ocurriera, en antes hace mucho quería verte y saber de ti, eres tan diferente a lo que se ve en televisión o leo en las revistas. Eres mi hijo y quiero saber de ti, por favor déjame estar en tu vida —dice en tono suplicante.
—¿Y esa es la forma de tratar a tu hijo? yo que volé solo hasta aquí para verlos y me tratan a mí y mi novia de esa manera — dice casi a gritos — como si fuéramos una basura pisando esa casa que tan malos recuerdos me trae…
—Pero hijo no grites de esa manera, los vecinos nos están viendo — dice casi en un susurro.
—Pues mamá que nos vean, nos graben y suban a las r************* , qué más puedo hacer yo, si esto es lo que tú quieres — dice a gritos.
—Entremos a casa y hablemos — dice ella suplicante.
— Solo si Sofia y mi guardaespaldas puede entrar y no le hacen esa mirada tan fea.
—Está bien, yo dejo que entren y hablo con tu padre, solo que tienes que entendernos, te criamos de otra forma— dice nerviosa removiendo sus manos.
— Seamos sinceros nunca me criaron y ahora sigamos a casa…