Una serie de posibilidades cruzan mi mente, mientras observo fijamente el techo, para que luego el sonido de Sofia despertando me traiga la realidad.
—Buenos días hermosa —le saludo mientras le doy un beso en los labios.
— Amo despertar así —dice sonriendo —creo que podría acostumbrarme.
—Mas bien creo que debes acostumbrarte, porque tome una decisión, una vez volvamos a casa le digo a todos que eres mi novia, que duermes en mi habitación y se acabó el misterio, igual todo está listo para ir a la nueva casa, donde tendremos un poco más de privacidad y haremos algunos ajustes para conservarla.
— ¿Ajustes? ¿Qué tipo de ajustes?
-—Ya verás, te dije que quiero que todos sepan que eres mi novia y lo primero es que busques hacer algo que te apasione, no quiero que sigas siendo mi asistente, quiero que trabajes en lo que ames, pero para ti, además por tu familia no te preocupes, le seguirás mandando la suma mensual.
—Pero no quiero que me mantengas — dice frustrada.
— No te voy a mantener, solo quiero que hagas cosas que ames más y si no sabes que, lo encontraremos… aunque tampoco me molesta mantenerte.
—Sabes, hoy no voy a discutir de este tema contigo, creo que debemos enfocarnos en otra cosa, y como soy oficialmente tu novia, también te puedo discutir algunas cosas, así que andando a la ducha para ir a tu vieja casa de infancia.
—¿Y si nos bañamos juntos?
— No, después nos demoramos mucho y no salimos.
Salgo de la cama a regañadientes, sin embargo, la tomo de la cintura y la arrastro conmigo a la ducha, en donde nos demoramos una hora más en salir, mientras ella ríe y sé que le gusta.
—Al final lograste bañarte conmigo — dice sonriendo abrazada en mi pecho.
—No quiero estar solito.
Me da un beso suave en el cuello para luego salir juntos del baño y vestimos entre besos y caricias.
—Sabes, quiero que así sean nuestras mañanas, sin que corras a cambiarte de habitación cuando llegan las chicas — digo mientras le doy un beso en la espalda desnuda —bueno, hay que sumar la logística de llevar a Gabriel al colegio, algo que hemos hecho y sabemos que no es imposible.
—¿En verdad quieres adoptarlo? Hace tiempo no hablamos con ello.
—Si, estoy totalmente seguro en dar ese paso, se todo lo que eso implica, pero según el abogado es lo mejor que podemos hacer, yo puedo demostrar recursos económicos y que es lo que al final les interesa, y una vez surtamos ese paso, es más fácil todo el tema de tu documentación.
—¿Entonces una vez lleguemos a casa lo hablamos con Gabriel? — pregunta indecisa.
—Si, creo que es hora de poner los puntos claros con Gabriel, aunque él no es bobo y creo que sabe más que nosotros mismos — digo riendo.
—Si, tienes razón, es un niño muy despierto — dice con ternura.
— Entre más rápido organicemos todo, mejor para mí, quiero salir contigo que vayas a los eventos, no quiero seguir siendo el soltero mas codiciado, quiero que sepan que tengo dueña…
—También quiero eso, quiero caminar contigo de la mano, que todos nos vean y no tengamos miedos.
—Esa idea me gusta— digo besándola otra vez.
— Pero ahora tengo hambre y quiero terminar ese tema pronto…
Desayunamos en la habitación entre besos y caricias. La magia se rompe una vez salimos ddel hotel, los nervios se apoderaron de mí, es como si una burbuja de protección se hubiese roto, siento el bombo de mi corazón en mis oídos, mis manos frías que Sofia intenta inútilmente calentar. Veo como las calles de la ciudad se van haciendo paso hacia los barrios, es el mismo barrio donde estuve ayer, a solo unas cuadras de donde Johny, pero ahora es como si entrara a un cuento de terror.
Si bien es cierto, tenía miedo de enfrentar a mi amigo, sabía que el resultado podría ser una resolución de su parte tipo: aquí no vuelvas más o un abrazo como sucedió, si hubiese sido la primera habría cerrado igual un capítulo de mi vida. Ahora simplemente siento que puedo recuperar a mi viejo amigo de infancia, como si una parte de mi volviera.
Pero con mis padres y hermanos todo es distinto, en todo este tiempo nunca los he llamado ni buscado por ningun medio, y hasta donde tengo entendido, ellos tampoco lo han hecho. Al igual que el día anterior el auto parquea frente a la casa, el guardaespaldas es quien baja primero, revisa el perímetro de forma rápida y luego abre nuestra puerta. Sostengo la mano de Sofia y caminamos los pocos pasos que hay de la calle a la puerta. Un olor familiar me llega, huele al desinfectante que mi madre siempre ha usado para tapar el olor a vomito de mi padre ante su continua borrachera, las paredes de la fachada tienen el mismo color crema desteñido y es como si el tiempo aquí se negara a pasar.
El guardaespaldas timbra la puerta y tras varios minutos de espera, donde prácticamente contengo la respiración y una parte de mi ruega que nadie abra para dar la vuelta y regresar al hotel, la puerta es abierta, es una persona que nunca antes he visto o tal vez sí, pero no la reconozco. Nos miramos fijamente a los ojos unos minutos para caer en cuenta que es mi hermana menor Emma.
Ella al darse cuenta que estaba de vuelta en casa llama a mi madre a gritos, la última vez que la vi tenía alrededor de siete años, y ahora es una mujer hermosa. Se queda de pie sosteniendo la puerta abierta esperando que mi madre llegue y sea ella quien decida si debemos pasar o no. Varios minutos después que parecieron eternos, ella sale, viene secándose las manos mientras le dice algo a mi hermana que no alcanzo a escuchar, para cuando me ve quedar petrificada con el movimiento de las manos y corriendo hasta mí. El contacto de su cuerpo con el mío es tan brusco que hace que suelte el agarre de Sofia, mientras ella habla llorando a gritos.
—Mi niño hermoso está en casa, tantos años, tantas cosas, mi hijo volvió, vamos hijo entra a casa.
— Mamá — digo titubeante.
—Vamos no tengas miedo, perdóname por decirte que no volvieras nunca más, entra por favor— dice suplicante.
Asiento débilmente mientras busco la mano de Sofia y es cuando mi madre se da cuenta de su presencia, la observa con detenimiento de arriba abajo para al final lanzarle una mirada despectiva y hacer una pregunta incomoda.
—¿ella quién es?
—Es mi novia mamá —le respondo acercándola a mi cuerpo— se llama Sofia.
— Entonces entren — dice en forma brusca.
Y es como si el pasado y la realidad me golpearan, mi madre no ha cambiado nada, sigue siento la misma mujer que alguna vez me hecho de casa, solo que con un poco más de culpas. caminamos por la casa en la que crecí, y para mi sorpresa en la sala hay una pared en mi honor, está llena de recortes de periódicos, revistas y artículos impresos donde salgo, la pared contigua está tapizada con los afiches de las películas que he protagonizado, me quedo de pie observándolo, como si me costara comprenderlo. Las manos de Sofia se aferran a mí, su agarre es fuerte e inseguro.
Cuando vuelvo la mirada es ahora mi padre quien ahora está frente a mí, apoyado de un bastón y arrastrando una bala de oxígeno, pero sus gestos siguen siendo los mismos por los que alguna vez me fui de casa, mi hermana a quien no pude hablarle da media vuelta y se pierde por las escaleras.
—El famoso Nick Bolton ha vuelto a casa, por lo menos en tu fama conservaste mi apellido…
Dice en una voz áspera que hace que todos mis recuerdos crucen por la cabeza y un leve temblor se apodera de mí.