Capitulo catorce. Nick.

1469 Words
Viernes por fin, esta semana ha sido eterna, por algún motivo todos los días terminamos rodando hasta después de las ocho de la noche, y estoy agotado, lo bueno es que por fin estamos terminando el proyecto y espero que hoy pueda llegar temprano a casa, con esto en la cabeza voy a desayunar. Luego de terminar el desayuno que compartí con Sofia, tal como hemos hecho los últimos días de esta semana, decidí dejar a Joan más tiempo libre y a quien miento me encanta compartir este momento con Sofia y espero que ella no se sienta obligada por ser su jefe. Camino hasta la cocina, realmente no acostumbro a ir mucho a ella, aunque las últimas noches he cenado en ese lugar, y honestamente son momentos tan gratos que me gustaría atesorarlos para siempre. Sin embargo, hoy quiero hacerlo una petición especial a Sandra, tanto para esta noche como para las cosas que me deja listas para el fin de semana, quiero que Sofia pruebe algunas comidas diferentes. Cuando sin querer escucho como le dicen a Sofia que no debe acercarse a mí, que yo podría ser su perdición. Lo admito, estoy hecho una mierda por dentro, pero no estoy buscando revolcarme con Sofia y dejarla botada después, realmente me gusta mucho hablar con ella, siento que puedo compartir con alguien quien me comprende y no me juzga, aunque sé que soy su jefe y estoy en una posición de superioridad, pero a quien miento, soy consciente que hablo con muchas personas a diario, pero a pesar de todo, con ella es diferente, siento una cercanía extraña, algo que me impulsa a buscarla, es como si con ella lograra conectarme de una manera tan profunda que no he podido con otra persona. Quizás, el hecho de haberla conocido antes y haber compartido algunas ocasiones sin la máscara de actor de Hollywood hace que mi perspectiva de ella sea diferente. Así que luego de escuchar todo lo que le dicen regreso sobre mis pasos y sin pensarlo mucho me voy a trabajar dando vueltas una y otra vez a todo lo que acabe de escuchar, pienso que realmente me tienen en un pésimo concepto, aunque es algo que no podre cambiar ahora, por lo que trato de no darle mayor importancia, no obstante, las palabras de ellas me siguen dando vuelta una y otra vez en mi cabeza. Me concentro en el libreto que tengo en frente antes de filmar la escena, cada equivocación podría retrasar la salida de hoy y no estoy dispuesto a eso, no hoy, la próxima semana empezare a grabar las ultimas escenas de este proyecto y me tomare un tiempo de descanso, y siento como si añorara algo que no tengo. A pesar de todo mi mente no deja de pensar en lo que las mujeres del servicio piensan de hombres como yo, o más bien de mí. Como cada día, a medida que la tarde llega la ansiedad hace presencia en mi cuerpo, y de alguna forma tengo que aprender a controlarla, no puedo pasarme la vida peleando con ella, aunque lo que llevo de la semana sin mi terapeuta carcelero estrella he podido superarlo muy bien, gracias a Sofia y es inevitable para mí no sonreír al pensarla. En momentos como estos a veces me siento como esas películas de vampiros donde siempre estamos sedientos de sangre, siento que puedo morder a alguien o en este caso pegarme a una botella de licor, así que camino como león enjaulado por el estudio, una y otra vez miro por la ventana de forma compulsiva, esa sensación en mi cuerpo que me recorre, un sudor frio en la palma de mis manos, la sensación de sequedad en la boca hace que salga de la habitación. De un impulso camino al parqueadero sosteniendo las llaves del auto en mis manos, no es mucho lo que tengo que hacer, solo conducir al supermercado más cercano, la voz de las chicas de servicio me llega, ya no es sobre mi padre, es sobre no ser suficiente para ella. Estoy a mitad del camino con las llaves del auto en las manos, totalmente petrificado cuando Joan me alcanza. —Señor, ¿está bien? —No Joan, no estoy bien — respondo con honestidad. —¿Necesita algo señor? — pregunta preocupada. —Si, descansar un poco… —Pues, esta de buenas, justo venía a buscarlo para informarle que la producción ha sido suspendida por hoy. — Que bien — digo sin ocultar mi alegría— me voy a casa. Conduzco ansiando en llegar pronto a casa y realmente no recuerdo la última vez que pensé en llegar a casa lo mas pronto posible, con esta misma emoción y que no fuese para emborracharme o probar alguna otra cosa, realmente algo bueno esta haciendo ella en mí. Sin pensarlo mucho, al momento de llegar me encamino a la cocina donde esta reunida Sandra y Sofia, preparando todo para la cena, a lo lejos veo a los niños jugando en el jardín y por lo menos alguien lo usa. En la puerta de la cocina respiro profundo antes de decir lo que tengo en mente desde hace un buen rato les pido que esta noche me acompañen a cenar, y pueden invitar a sus hijos. En esto días que he compartido con ella me he sentido tan calmado que no pretendo en parar de hacerlo por los chimes, pero creo que diciendo que no me puedo controlar e invitando a Sandra también a cenar, tal vez aplaque los chismes que podrían empezar a correr por los pasillos de esta casa. Sus caras de sorpresa cuando les pido que coman conmigo esta noche, y que inviten a sus hijos no tiene precio, casi que puedo ver como sus mandíbulas se descuelgan, sus ojos se abren y se quedan inmóviles unos minutos, como asimilando lo que les estoy diciendo, cuando reaccionan solo atinan a afirmar, luego camino a mi habitación a tomarme una ducha, ponerme ropa cómoda y relajarme un poco, realmente lo necesito, para luego bajar a cenar. La cena al inicio fue tensa, Sandra no podía mantenerse quieta en su silla, es como si tuviera algo en su cuerpo que no le permitiera estar tanto tiempo sentada, mientras que Sofia se siente cómoda, pero creo que preferiría estar a solas conmigo o a lo mucho con Gabriel, por lo que deduzco que a pesar de todo, ellas no son tan amigas, sin embargo, los niños con sus ocurrencias y preguntas sacadas de lugar relajan el momento, haciendo que todos riéramos y terminamos conversando de forma tan amena que cualquiera diría que somos amigos hace mucho tiempo, y la verdad no me arrepiento de haberlas invitado a mi mesa. Le entrego un pequeño papelito a Sofía, el cual prepare en mi habitación justo antes de bajar al comedor, quiero hablar con ella a solas cuando Sandra se vaya a dormir igual mañana es sábado y podemos quedarnos hasta más tarde esta noche, y Sandra me imagino que como cada fin de semana saldrá temprano de casa. Mientras bajo las escalares pienso en que tal vez ella sea mi nueva adicción, lo que necesito a cambio del alcohol y aunque es una mujer hermosa no quiero pensar en ella como una conquista o llevarla a la cama, simplemente quiero cuidarla y protegerla, conversar cada noche, contarle mis problemas y escuchar los suyos, o simplemente hablar de cosas divertidas y reírnos hasta que nos duela. Así que con paciencia espero que salga de su apartamento, observo todo desde mi oficina, al tiempo que el cielo empieza a salpicarse de estrellas y el frio tenue envuelve la noche, cuando la veo tendida en el pasto viendo el cielo estrellado mi corazón salta de emoción, es una sensación nueva y mientras camino hasta ella sonrió, y me siento tonto, no sé qué decirle, y parece ridículo que yo siento un actor de Hollywood de los más cotizados que, a diario lidia con la prensa y los fans, así como con los otros actores con las mismas e incluso más ínfulas que yo, no sepa que decirle a una mujer. Sofia es una mujer sencilla, que lo único que quiere es trabajar y sacar adelante su hijo, así como enviar una suma de dinero mensual a su familia. Me dejo caer junto a ella en la manta tendida sobre el pasto, escucho el susurro del viento, el canto de los grillos y un lejano croar de ranas, un silencio como se hace entre nosotros siendo nuestras respiraciones lo único que nos delata. Y creo que es el momento de saber lo que pasa con ella, no quiero mas mentiras, no mas misterios, estoy dispuesta a apoyarla en todo, pero solo si ella es sincera conmigo.
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