Capitulo septimo. Nick

1891 Words
Ha pasado un poco más de un mes desde que regrese a casa luego de una larga estadía en un centro de rehabilitación. las cosas en casa no son agradables, tengo restringida las salidas a cualquier hora y lugar, solo podré hacerlo por motivos laborales, y en ese caso salgo fuertemente custodiado por el terapeuta y mi asistente. Honestamente me da lástima el terapeuta y la enfermera, los pobres no se han separado de mi lado en todo este mes, me acompañan incluso al trabajo, creo que sus sueldos son lo bastante alto para aceptar todas estas condiciones, lo malo es que a medida que las dosis de calmantes han bajado el deseo s****l ha ido en aumento, y el mayor punto en contra es que no puedo buscar a una mujer para saciar las ganas, así que me toca como en la época de colegio, de forma manual. Lo peor de todo es que en todo este tiempo no he podido quitarme a Sofia de la mente, hay algo en ella que me provocar ir a buscarla y protegerla, realmente nunca antes había sentido eso por una mujer, o tal vez sí, pero por lo general estaba tan borracho que adormecía cualquier sentimiento. Pensar en una relación seria me da pánico, temo reaccionar igual que mi padre con mi madre, molerla a golpes cada noche estando embriagado, así que lo mejor que puedo hacer es una noche de placer y se acabó, para no encariñarme con nadie mas de lo necesario, sin embargo, con Sofia, hay algo diferente, algo que no entiendo. Estoy sentado en el escritorio viendo el jardín de la casa cuando el sonido de alguien tocando la puerta me hace sobresaltar, se supone que debería estar aprendiéndome el parlamento para la próxima semana de grabación, retomamos el martes, lo que me da unos días de merecido descanso después de jornadas de mas de doce horas. — Siga — digo alzando la voz y simulando que estaba estudiando el texto en mis manos. — Hola Nick, ¿podemos hablar? — dice Elton, mi terapeuta, con el gesto un tanto apenado y no sé por qué. —Si, claro, siéntate, ¿Por qué te siento incomodo? —pregunto conteniendo la risa. — Porque no se como decirte esto, es que… — Solo dilo y ya… —Es que te quería pedir un favor —suelta el aire contenido en sus pulmones — Quiero saber si estarías bien si me separo de ti un fin de semana. — Si, claro, me imagino que tienes familia y otras cosas que atender, igual me quedaría con Paula, la enfermera… — Es que ese es el otro punto, ¿podríamos salir los dos este fin de semana? prometiéndome que no harías ninguna locura. —Si, claro, pero primero me cuentas el chisme, y prometo no decirle nada a Jack, quien tengo entendido, también va a estar fuera estos días por temas de trabajo. —El chisme es simple — dice riendo aliviado — con tanto tiempo muerto en el día pasamos hablando todo el tiempo y una cosa llevo a la otra, yo soltero y ella soltera, sé que no es una reina de belleza, pero tiene una cara muy bonita y es muy inteligente, así que empezamos a acércanos y una noche mas que otra compartimos habitación… —Y ahora quieren un tiempo juntos… —Si, así de simple — dice sonriendo con complicidad. —Por mi no hay problema, es mas creo que no necesito tener niñeros tiempo completo. —Si, de ese tema hable con Jack, y dentro de una semana empezaras a pasar las noches solo, sin vigilancia, pero el pidió que alguien del servicio estuviera activo en la noche por si necesitas algo y los de seguridad no te podrían dejar salir, así como vigilar cualquier domicilio. — Me parece justo, pero se siente raro estar tan custodiado. —Lo sé, pero te lo ganaste después de ese choque, que por fortuna no salió en la prensa. —Si, que por fortuna la chica que me encontró no se le dio por compartirlo en las redes… pensándolo bien, creo que te voy a pedir un favor. —¿Cuál? si esta en mis manos con todo gusto. —Llévame a ver a esa mujer, prometí verla cuando saliera de rehabilitación, y pues ha pasado mucho tiempo, además que no tengo el numero celular y en verdad me gustaría verla. —Está bien, tres horas, coordina para que te busque algún conductor y te dejo donde ella, y por cierto, ¿Dónde vive? —Lejos amigo mío, muy lejos. Luego de conversar un rato no dejo de emocionarme por la maravillosa noticia que van a empezar a bajarme la vigilancia, y dependiendo como suceda, empezare a tener sesión con mi terapeuta por algunas horas a la semana, como la mayoría de los mortales, lo que me devolvería de a poco, un poco de independencia. Luego de coordinar con el conductor y una persona de seguridad para que se encarguen de buscarme a la hora acordada, paso por una floristería que me hace pensar en ella, así que compro un ramo de rosas rosadas, por un instante quise comprar las rojas, pero no quiero que me mal interprete, paso seguido compre pizza, como no sé cuál es su favorita escojo la de pepperoni, creo que a todo el mundo le gusta, e igual que la vez pasada aprovecho que alguien entra al edificio para entrar anunciarme. Estoy un poco nervioso, me las ingenio para timbrar y la cara de sorpresa de ella paga el precio de venir hasta acá, veo como sus dedos se apresuran en retirar la cadena de la puerta para luego hacerme seguir, realmente ahora que la vuelvo a ver sintiéndome mejor, en definitiva, es una mujer hermosa escondida en la sencillez, casi que me la puedo imaginar usando un vestido de diseñador y perfume costoso. Realmente con ella pasa algo extraño, me siento realmente cómodo y no debo disimular ni ser la estrella inalcanzable, simplemente soy yo, una persona normal conversando con alguien, comemos pizza los tres sentados en una pequeña mesa, y en estos momentos pienso en todos los lujos que tengo a unos cuantos kilómetros de ese lugar, donde los dos podrían vivir cómodamente, y sobra espacio para muchas personas más, y creo que la sobriedad empieza a hacer su trabajo, y es hora de hacer algunos ajustes en mi vida. De a pocos veo como ella se relaja, como entra en confianza conmigo, la forma como habla y se ríe, me cuenta de sus cosas, me cuenta de cuando Gabriel era mas pequeño, y siendo honestos, él fue quien mas disfruto de la pizza, casi todas las porciones se las comió sin hacer mayor ruido. Cuando mi personal de seguridad me informa que van por mí, me siento como un adolescente a quien su permiso de salida a terminado, pero no quiero que ella lo note, así que empiezo a despedirme, le pido su número telefónico y una promesa de verla el próximo fin de semana. Realmente salgo feliz de su casa, solo me falto un beso de sus labios, pero creo que puede esperar, no hay afán, lo bueno, es que creo que no sabe que soy Nick el actor de Hollywood, por lo que eso me da la tranquilidad de seguir siendo yo, sin máscaras, o tal vez, aunque sepa la verdad con ella no la necesitaría. Al llegar a casa por un instante quiero escribirle, en serio siento que necesito escucharla de alguna manera, pero al final me voy por la opción de tomar mi medicación y dormir, no quiero que se sienta acosada, por algún motivo tengo miedo de invadir su espacio de forma abrupta, además que su rostro mostraba mucho cansancio. El sábado me despierto tarde y se siente tan raro el silencio de la casa, solo hay una persona de servicio disponible para mí los fines de semana, me parece esclavista tener a todos trabajando, sin embargo, por la regla de la casa no puedo buscarla para conversar, ni mucho menos puedo salir de casa por regla de Jack, tanto que me toco darle una buena suma de dinero a todos los que me vieron salir anoche. Luego de nadar un rato, hacer deporte, ver algunas películas en mi cine, el aburrimiento esta llegando a su punto máximo y apenas son las cuatro de la tarde, y no se porque no soy capaz de escribirle a Sofia, me cuesta dar ese paso, aunque para mi sorpresa Jenny, una chica con la que salí alguna vez hace mucho tiempo escribe. — Hola perdido. —Hola Jenny, que bueno saber de ti… —¡Milagro! te acuerdas de mi… —Casi nunca olvido una cara bonita — y no entiendo porque con Sofia no puedo hablar de esa manera. —Me alegra, porque con lo borracho que estabas… —Por favor no hablemos de esas épocas, ahora soy un hombre nuevo. —Espero que el hombre nuevo no se le haya olvidado hacer el amor… —Deberías probarlo… —¿me acompañas a una fiesta esta noche y lo probamos? —No, esta noche no puedo, tengo planes — miento mientras que por dentro las ganas de ir me ganan. —Lástima, entonces… ¿mañana? —Si, mañana si, ¿a qué hora puedes venir? —Paso a tu casa por la tarde… —Me parece perfecto, te estaré esperando. Suelto el celular y se siente extraño, es como si no debiera hacerlo, como si le estuviera fallando a alguien, pero que mas da. Aprovecho el resto del sábado y parte del domingo para estudiar el parlamento, cuando muy entrada la noche del domingo me informan que Jenny ha llegado. Es una mujer hermosa, pero es diferente a Sofia, es una mujer perfectamente arreglada, nada esta fuera de lugar en su cara y cuerpo, Jenny es una actriz que esta iniciando su carrera, trabajamos juntos en una película en la que tuvimos algunos encuentros íntimos. Se baja de su auto de forma seductora, camina hasta a mi balanceando su cadera y sus senos parecieran saltar, se acerca a mi y me da un beso suave en la comisura de los labios. —¿Tienes algo para tomar? — pregunta como ronroneando. —La verdad no, no tengo nada en casa, tengo prohibido tomar. —Lastima, por fortuna yo traje mi propia diversión… Saca de su bolsa una botella de whisky caro, y veo que tiene algunas drogas, como cocaína y éxtasis, las drogas es algo que consumí en muy pocas ocasiones, realmente no me gusta esa sensación en el cuerpo, es diferente a cuando estoy simplemente borracho. —Te molesta si tomo —dice agitando la botella. —No, no me molesta… —¿Te vas a unir a la diversión? —A esa diversión no, pero a otra tal vez si… Y empiezo a darme cuenta que fue una pésima idea invitarla a casa. Empieza a besarme de forma frenética, su boca sabe a licor y otras cosas mas, se siente incomodo. Al final me ganaron las ganas y el no querer que se riegue un chisme innecesario. Es el tipo de cosas que tienden a regarse como pólvora en este medio y tengo una reputación que cuidar.
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