Cuarenta y seis. Nick.

1171 Words
Dicen que no hay termino que no se cumpla, y el golpe del avión al aterrizar hizo que cada célula de mi cuerpo reaccionara, recordándome que era hora de enfrentar el lugar del que hui, enfrentar mi historia y no la que se inventó Jack para que encajara a fuerza en Hollywood. El paisaje que observo desde la ventana del avión me recuerda que estoy en lo que alguna vez llame hogar, una sensación caliente y acida sube por mi garganta, me aferro a la mano de Sofia mientras respiro profundo para evitar vomitar. Una sensación de mareo se hace presente y tal vez no me abandone hasta volver a casa, mi hogar. Me parece absurdo pensar que solo hace unas horas estaba en mi mansión rodeado del fruto de años de trabajo. Hace quince días estaba volando a una de las galas mas exclusivas del planeta, y ahora estoy aquí en el pequeño pueblo donde nací. Estoy tan nervioso que apenas soy consciente de las calles que recorremos, de los lugares que pasamos, tengo miedo y por momentos quiero cambiar los planes, sin embargo, las palabras de Elton hacen eco en mi cabeza, no hay forma de avanzar sin resolver el pasado, sino lo hago ahora siempre voy a tener la sensación que algo falto, y ya estoy aquí, así que no tengo motivo para arrepentirme. El hotel es sencillo, lejos de los que acostumbro a ir, aquí nadie me conoce, aunque todos sospechan algo, no es normal que alguien llegue en vuelo privado y rodeado de guardaespaldas. Veo a Sofia inquita, me encargo del check in, creo que también esta nerviosa. La habitación es simple, por lo menos tiene una cama. Sofia la mira como buscando algo para decirme o tal vez una excusa para escapar ella también. Sé que hay cosas de nuestra relación que le dan inseguridad, pero ahora no estoy en momento de pensar en ello, la ansiedad recorre mi cuerpo y lo único que deseo es caminar al bar más cercano. Es tanta la ansiedad que me recorre que ni siquiera soy totalmente consiente del lugar donde estoy, solo se que tengo el tiempo en contra, es un viaje de tres días, el avión va a estar en tierra esperando por mí una vez decida volver, y eso puede ser ya, sin embargo, el abrazo reconfortante de Sofia, me ayuda a continuar, pero la sensación de ácido en mi garganta no se quita. Decido empezar por lo más fácil a lo mas difícil. Tal vez Jhony comprenda mejor las cosas luego de tantos años, tal vez hasta se olvidó de mí, sé que tiene una vida, tiene esposa e hijos. Juliana, su madre, probablemente hizo lo mismo, continuar con su vida. Probablemente ya no les importe, quizás sientan hasta desprecio por mi o tal vez me quieran, no se lo que voy a encontrar, ni siquiera se que voy a decir, por mas que he preparado un discurso tal vez en ese momento no funcione, pero si algo es que debo darle una disculpa. mientras voy camino a casa de mi amigo de infancia pienso en que, aunque Sofia es mi novia hace más de un mes, jamás he usado el título en público, nunca le he presentado como tal a alguien, desde que somos pareja he usado el título de asistente para presentarla, ¿será eso lo que le causa tanta inseguridad? Para el mundo somos jefe y empleada, pero de novios creo que no hay nada, solo en nuestra intimidad. Me tomo el tiempo para observarla, por momento mira la ventana, al tiempo que mueve sus labios como buscando hacerme conversación, cuando se da cuenta que estoy mirándola me sonríe y empieza a hacerme mimos, busca que sonría, me doy cuenta que es hora de darle su lugar, pero… ¿Cómo hacerlo sin que corra riesgos? el solo pensar en ello hace que la tensión del momento aumente. Según mi equipo de seguridad este viaje no es nada seguro, al parecer el barrio donde nací y crecí es algo peligroso, donde trafican droga y por ende inseguro. Realmente no lo recuerdo tan inseguro, o tal vez cambio con los años, probablemente me acostumbre al lugar donde crecí, aunque si vi muchas cosas de niño, como el alcoholismo de mi padre. Por mi seguridad, traje conmigo el mejor guardaespaldas de mi equipo, quien esta armado, aunque a simple vista parece un hombre de treinta años normal, con una camiseta de grupo de rock y jeans, el día que informe sobre mi viaje, y la necesidad de hacerlo quería acompañarme un equipo completo, pero no lo vi conveniente, entre más discreto mejor, no quiero tener a TMZ detrás de mi todo el momento. Estoy nervioso, me cuesta caminar, aun así, me obligo a respirar y alzar la cabeza. De pie frente a la puerta repaso mentalmente una y otra vez el discurso que preparé en mi cabeza desde el día que tome la decisión de venir a este lugar, obviamente ellos no me están esperando, temía que si les informaba de mi visita se negaran, aunque me tome la molestia que mi equipo de seguridad me informara que iban a estar aquí hoy. Me observo detenidamente en uno de los vidrios de la ventana, llevo un jean, una camiseta y una chaqueta ligera mientras pienso en la forma que voy a pedir disculpas, tal vez debo empezar diciendo que nunca quise tener sexo con su madre, o mejor, decir que siempre fue mi amigo y las hormonas me traicionaron, o quizás decirle lo mucho que he extrañado un amigo sincero todos estos años. Mi mano está fuertemente aferrada a la de Sofia, quien me mira con ganas de preguntarme algo, apenas alcanzamos a cruzar palabras cuando la puerta se abre y es ella, Juliana, la madre de Jhony la que está frente a la puerta petrificada y con cara de sorpresa, es como si no comprendiera lo que está sucediendo, solo me observa y pestañea lentamente, pasan algunos minutos para que reaccione, y se afana en hacernos seguir. Cuando estoy frente a Juliana tengo la oportunidad de detallarla se ve cansada y envejecida, muy diferente a la mujer hermosa y sensual con quien perdí mi virginidad hace quince años, y es inevitable no quedarme petrificado observándola, tengo tanto que decir y todas las palabras están atrapadas en mi garganta, mientras que Sofia me impulsa a entrar a la casa, quedándose el guardaespaldas fuera. Al entrar es la misma casa en donde por un tiempo hace muchos años atrás y nada a cambiado. Están los mismos muebles, el mismo olor a lavanda de desinfectante barato, solo que ahora los muebles se ven más viejos y las paredes un poco más sucias y no puedo evitar sentirme como un niño, es como si me despojaran de un tajo de toda la grandeza de Hollywood, para dejarme desnudo solo a mí, en este momento soy solo yo, mis miedos e inseguridades sintiéndose en cada capa de mi piel.
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