Unos niños pasan por mi lado mientras que una mujer joven, se asoma desde la cocina, y como de costumbre Johny frente al televisor pasando su tiempo libre. Se pone de pie al verme, su rostro es de sorpresa, su boca entreabierta, sus ojos grandes, su respiración entrecortada y camina a paso lento hacia mí, por un instante recuerdo que lo último que vi de él fue su puño y su cara de furia, ahora su casa luce sorprendida, como si estuviera viendo un fantasma y antes de poder reaccionar me toma por el hombro, acerca mi cuerpo al suyo, y me abraza. Para ser el quien en susurros rompa el silencio del momento, en donde todos tienen la misma mirada atónita a espera que algo suceda.
—Amigo, perdón por botarte de mi casa de esa manera, me he lamentado por ello cada día, intente buscarte, intente seguirte, pero ya te habías ido, y no pude encontrarte… llore por ello hasta que te vi en una película y ganando millones — esto último lo dice con ironía.
—Perdóname por tirarme a tu madre —digo en apenas un susurro.
—Estamos a mano entonces.
—Gracias porque si no me hubieses echado de esa manera hoy no sería millonario.
— Entonces me debes un porcentaje por hacerte un favor — y en ese momento mi amigo volvió.
El separa su cuerpo del mío riendo y nos miramos fijamente, es mi amigo, no hay rencores, y un respiro colectivo se siente en el ambiente, es como si todos temieran de lo que podría suceder, y ahora me doy cuenta que aplace mucho este momento, él siempre estuvo esperando que yo volviera.
Busco a tientas la mano de Sofia para luego sentarnos juntos en un viejo sofá. Parece tan irreal estar en ese lugar, que debo tocarla a ella una y otra vez para estar seguro que estoy despierto, evito alzar la mirada para que las lágrimas no me traicionen, él me mira con los ojos muy abiertos, como esperando algo.
—¿Qué se siente ser millonario?
—Igual que cuando eres pobre, solo que ahora lloro en una lujosa mansión —respondo riendo.
Siento el apretón fuerte de la mano de Sofia, a quien volteo a ver, ella se acerca a mí y me habla al oído.
—¿Puedo ir a otro lugar mientras ustedes tres hablan? Siento que es algo muy íntimo y no es mi lugar.
—SI quieres espera en el auto…
—o arriba con mi esposa y mis hijos — dice Jhony sonriendo.
Ella asiente mientras se pone de pie, tomo su mano de forma suave para tirar de ella hacia mí y darle un beso en los labios, Sofia me devuelve una tierna sonrisa y veo como se pierde junto con Juliana por las escaleras que muchas veces subí y fueron mi refugio en días difíciles, incluso cuando aún vivía en casa de mis padres.
— Nico, ¿Qué te trae hasta aquí? — pregunta Johny de forma sincera con una sonrisa en sus labios.
—La verdad necesitaba hablar con ustedes, vengo batallando con la culpa desde… bueno desde ese día, no fue fácil para mi salir de aquí, pasé muchas cosas difíciles, quise volver muchas veces, pero no sabía cómo hacerlo, me sentí sucio por mucho tiempo y eso me llevo al alcoholismo… hasta que ahora me doy cuenta que no puedo seguir llevando mi vida de esa manera, es hora de hacerle frente de lo que hui.
—¡Wuao! — exclama atónito — siempre pensé que por tener dinero todo en tu vida era más fácil.
—Ojalá — digo mientras sonrió en forma irónica —eso sin contar que no puedo hacer público mi romance con la mujer que amo.
—¿Quién es ella? ¿también es famosa?— pregunta en un susurro mirando por las escaleras donde ella se perdió hace un rato.
—No, no es famosa, es una de las tantas personas del servicio que contrate en casa, se volvió mi asistente personal y no puedo vivir sin ella…
—Pero eres millonario, puedes hacer con tu vida lo que quieras — dice sonriendo —dices que ella es una princesa o algo así, todo el mundo te cree…
—No es tan fácil amigo, pero cuéntame de tu vida, ¿Qué ha pasado? — busco cambiar de conversación, no quiero ser ahora el centro de atención.
— Me case hace algunos años, bueno, no me case, realmente deje embarazada a Beatriz un año después que te fuiste de casa, así que los planes de seguir estudiando se esfumaron, pensamos incluso en la idea de abortar, pero luego de pensarlo bien decidimos tener a Anastasia, que es la pequeña niña que ves corriendo por todos lados… Luego vinieron los gemelos, uno de ellos lleva tu nombre, Nicholas y otro como yo, Johny.
—Ya eres un hombre de familia — digo sorprendido— y mi nombre…
— sí, soy padre de tres pequeños, los amo mucho, aunque me toqué hacer magia muchas veces para llegar a fin de mes… y la verdad pensé que, si debía bautizarlo en honor a alguien quien mejor que tú, mi mejor amigo que salió de aquí sin nada y ahora vuelve lleno de dinero y fama.
—Sabes, a veces olvido la cantidad de dinero que tengo, es como si me acostumbrara a los lujos y a todo eso, hasta que hablo con personas como Sofia que me obliga a tener los pies en la tierra o contigo ahora, olvide lo que era batallar para llegar a fin de mes.
—Si quieres ven a vivir un mes conmigo y lo recuerdas rápido.
Le sonrió mientras paso mi mirada por el lugar, su madre baja las escalares para ir a la cocina, veo de reojo sus movimientos y el olor de cigarrillo se expande por el lugar. Conversamos de todo un poco durante las siguientes horas hasta perder la noción del tiempo, para enterarme que está trabajando en un supermercado, su esposa se dedica a la casa y su madre sigue al día de hoy trabajando como mesera.
No sé si es por impulso, porque siento que se está haciendo tarde al ver el sol desaparecer de la sala o porque siento que es necesario, me pongo de pie dejando a Johny con la palabra en sus labios y camino hasta la cocina, en donde está la madre de él fumando otro cigarrillo y lleva media botella de un líquido ambarino.
—Juliana, ¿podemos hablar? —pregunto con cautela.
Siento la mirada de Jhony a mi espalda mientras ella asiente nerviosa, se apresura a sentarse en una silla alta que usa en la vieja barra de la cocina, es la misma de cuando hablamos la primera vez. La misma silla, el mismo lugar y el mismo olor de cigarrillo y licor barato flotando en el ambiente, es como si la escena se repitiera en diferente ángulo de la cámara, ella le hace un gesto a su hijo quien vuelve a la sala y seguramente estará atento a lo que hablemos.
—Juliana, creo que te debo una disculpa…—empiezo a decir.
—No, la que debe disculpas aquí soy yo, estaba pasando por un momento difícil, había terminado una relación, vivía borracha, un trabajo de mierda donde mi jefe abusaba de mí, y tú eras tan joven e inocente, y no nos digamos mentiras eres y fuiste en ese momento, un hombre hermoso, así que me aproveche de ti, de tu inexperiencia.
—Yo nunca lo sentí así — respondo en un susurro —bueno, al principio era extraño, te veía como mi madre, la mamá de mi mejor amigo, para luego convertirte en una mujer hermosa con la que me iba a la cama cada noche, era en ese momento como un sueño hecho realidad, me gustabas desde que tenía memoria…
—Eran tus hormonas alborotadas por la edad, yo no debí, bueno, tú me entiendes.
Asiento para luego acercarme a ella, quitarle el cigarrillo de la mano que me apresuro en apagar y apartar el vaso lleno de licor, para luego darle un abrazo y antes de darme cuenta ella está llorando sobre mi pecho, es una sensación liberadora, como sin decir muchas palabras todos quisiéramos perdonarnos, le doy un beso suave en la cabeza.
Jhony quien nos observa se acerca a nosotros y también nos abraza, para luego separarnos quedando haciendo un pequeño circulo.
—Amigo, perdóname por pegarte esa noche, después que te fuiste te busque, te llame, intente hablarte, pero al no encontrarte te di por perdido, hasta el día que te vi en una película, casi no podía creer que eras tú y pensé que nos habías olvidado, así que eras de esas historias que les contaba a todos, Nick Bolton fue mi amigo de infancia, y presumía alguna foto de nuestra niñez, hasta hoy que llegaste a nuestra puerta.
—No hay nada que perdonar, realmente éramos muy jóvenes y creo que no comprendimos muchas cosas — digo recordando a Elton, quien siempre me dice que después de dar el paso difícil todo se vuelve mas fácil.
— Aquí la única que no se controló fui yo — dice Juliana tomando el ultimo trago de su vaso — se supone que yo era la adulta, y debía poner los límites, pero me comportaba más infantil que ustedes.
—Saben, aquí los tres fallamos, como diría mi psicólogo es hora de perdonar y seguir con nuestras vidas, no podemos seguir revolviendo nuestro pasado.
Conversamos un rato mientras veía la noche caer por la ventana, para darme cuenta que Sofia debe estar cansada, ha estado todo el día arriba con la esposa e hijos de Jhony a quienes no conozco. Saco de mi bolsillo una chequera y le tiendo un cheque con algunos ceros a mi amigo.
—No hombre, no debería aceptarla —dice mirándome fijamente.
— Tómalo como una forma de pagar todos los días que me quede aquí, las veces que comí y la habitación que ocupe, y cómprale algo lindo a tus hijos con esto.
Asiente mientras lo recibe un tanto apenado, al tiempo que yo me despido y salgo de la cocina para dirigirme a buscar a Sofia.
—Nico —dice Jhony quien aún no mira la cifra que está en el cheque —¿puedes venir mañana y almorzamos?
—No, mañana voy donde mis padres, pero si quiero conocer a tu esposa y compartir con tus hijos.
—¿Hasta cuando vas a estar en la ciudad?
—El plan era hasta el lunes, pero el avión está disponible el día que lo requiera, así que es cuestión de organizar con Sofia…
—¿Organizar qué? — pregunta Sofia quien baja por las escaleras con cara de cansancio.
—Una salida con Johny y su familia, no tuve la oportunidad de conocer a sus hijos.
— Entiendo, si quieres podemos volver el próximo fin de semana o ellos visitarnos…
Las palabras quedan suspendidas en el aire como una promesa de vernos pronto. Mañana me toca ir con mis padres, con Johny fue tarea fácil, pero con mis papas, tal vez no sea igual. Cuando voy saliendo de la casa él me llama, se acerca a darme un abrazo al tiempo que me dice al oído.
— Amigo, dígale que le ama, dele su lugar y no deje pasar un amor sincero…
Asiento mientras nos separamos, caminamos de vuelta al auto con la noche tras nosotros. y tal vez es hora sacar lo nuestro del cajón y que todos sepan que tengo una mujer maravillosa a mi lado.